Un estudio sobre 300 mayores de 65 años de Soria relaciona vitamina D y salud en la vejez

Cerca de cinco años llevan recopilando datos en la Facultad de Ciencias de la Salud de Soria, con la colaboración de profesionales sanitarios del Hospital Universitario y de los centros de salud de Sacyl en la provincia que han hecho las analíticas y atendido a los pacientes. Finalizado el estudio, los resultados revelan la importancia de la vitamina D que la relacionan directamente con la salud en la vejez. De hecho, ya hace unos años, la recogida de datos introdujo la necesidad de control y seguimiento de los niveles de dicha vitamina en la población mayor de Soria.

En total han pasado por este estudio cerca de 400 personas mayores de 65 años residentes en la provincia de Soria, aunque la muestra definitiva ha sido de 300. «Desgraciadamente algunos iban falleciendo y había que volver a iniciar la recogida de datos», explica la decana de la Facultad de Ciencias de la Salud en el Campus Universitario de Soria, Ana Fernández, que coordina el estudio, en el área de Enfermería, junto con la coordinadora principal, Zoraida Verde, en el área de Bioquímica. Ambas están en el grupo de investigación de Farmacogenética, Genética del Cáncer, Polimorfismos Genéticos y Farmacoepidemiología.

La decana destaca que «la salud de las personas mayores de Soria es bastante óptima, con muchos longevos, de más de 80 años».

Este estudio, del que ya se han registrado tres publicaciones en la National Library of Medicine de Estados Unidos y una cuarta está pendiente, sugiere que los adultos mayores con niveles inadecuados de vitamina D –en muchos alimentos como el pescado azul pero sobre todo procedente de sol– deben identificarse tempranamente y, de este modo, «se podrían prevenir futuros deterioros funcionales, problemas con la calidad de vida y varios eventos adversos de salud». Concluye que «la ingesta de vitamina D podría ser una estrategia para atenuar los malos resultados de salud relacionados con la edad», y en ese sentido señala que se requieren más estudios para superar estas estrategias y fortalecer sus beneficios para la calidad de vida entre los adultos mayores.

Fernández destaca que los destinatarios de este estudio son los servicios de Atención Primaria, que son quienes tratan directamente con el paciente, para proporcionarles herramientas de detección que faciliten el tratamiento de las personas mayores y por lo tanto también se prevenga garantizando una mejor salud.

El estudio y seguimiento sobre la Influencia y relación de biomarcadores bioquímicos en la calidad de vida de la población mayor de 65 años, como se denomina el trabajo, ha puesto de manifiesto la importancia del metabolismo mineral, la fuerza muscular y una vida activa en el envejecimiento saludable, señala la decana de la Facultad. Pero también la necesidad de controlar la vitamina D en mayores de 65 años, «entre otros biomarcadores, para mantener una longevidad saludable y con detección precoz de riesgo clínico».

Con la vista puesta en el sistema de salud, que es el que puede aprovechar esta información para aplicarla en la mejora de los pacientes, el estudio ha analizado la calidad de vida, el estado de salud y distintos biomarcadores clásicos y emergentes en la población mayor de 65 años de la provincia de Soria, «para establecer herramientas predictivas de riesgo clínico», concreta Fernández, quien matiza que a la hora de determinar en qué grupo de riesgo clínico se incluye a los mayores de 65, una criba que realizan los servicios sanitarios, se tienen en cuenta muchas variables como la comorbilidad entre otras. Sin embargo, parámetros como la fuerza de presión manual, numero de hospitalizaciones durante el último año, polifarmacia y la calidad de vida relacionada con la salud subjetiva son indicadores relevantes de riesgo y morbilidad. Así como el Índice de Barthel, ampliamente utilizado por profesionales de enfermería para medir la capacidad de una persona para realizar las actividades básicas de la vida diaria y tan importante para la detección, entre otras herramientas, para el grado de dependencia.

Curiosamente, el trabajo muestra que los niveles de vitamina D no resultaron más elevados en el medio rural, según indica la coordinadora del estudio, a tenor de la recogida de datos. «Pensamos que era algo obvio por que se supone que están más al aire libre, pero no es así. Los niveles de vitamina D en la zona rural eran más bajos», indica.

El estudio también puso en relación dicha vitamina con la autopercepción de los pacientes, a niveles más altas, mejor autovaloración de su estado de salud, y al contrario, con rangos menores, las personas participantes en el estudio manifestaban problemas de ansiedad o depresión. Además, la vitamina D se relaciona en positivo con la fuerza muscular.

Del mismo modo, el trabajo realizado por profesionales de la Facultad de Ciencias de la Salud encuentra evidencia de asociaciones del polimorfismo –variación– R577X del gen ACTN3 con fuerza muscular, calidad de vida y morbilidad en la población de edad avanzada. También que la proteína alfa-actinina-3 puede causar una disminución más rápida de la función muscular con el aumento de la edad, por lo que en el envejecimiento sería algo negativo.

Una circunstancia más que lleva a evidenciar la relevancia de los estudios genéticos a la hora de predecir y prevenir la salud de los mayores.

El trabajo que ha durado casi cinco años ha sido financiado con ayudas de la Cátedra de Innovación de Caja Rural y también aportación privada, y además es parte de una tesis doctoral de la doctoranda Andrea Giaquinta, que antes del verano la defenderá, dirigida por0 las coordinadoras del estudio.