La procesión del Ecce Homo volvió a ser el emblema del Miércoles Santo

Como cada Miércoles Santo, el paso del Ecce Homo se convirtió en el protagonista de la jornada religiosa. A las 20.00 horas, con su tradicional vestimenta formada por túnica y capuchón marrón, capa roja, cordón y guantes blancos y calzado oscuro, partió de la iglesia de Santo Domingo ante la atenta mirada de multitud de sorianos que esperaban con expectación la salida de este paso. La Cofradía Penitencial del Ecce Homo destaca por la seriedad con la que lleva a cabo sus desfiles procesionales. Partiendo de Santo Domingo, o de Santo Tomé en su origen, la procesión salió por la plaza del Rosario, donde se encontraba una de las puertas de la antigua muralla de Soria. El recorrido continuó por la calle Numancia hasta la plaza Herradores. Tras atravesar la calle del Collado, finalizó en la Concatedral de San Pedro Apóstol.

El paso que saca en procesión esta cofradía es conocido por el Ecce Homo, una imagen que representa a un cristo joven y barbado, sentado, asumiendo el escarnio al que fue sometido. Atadas las manos, lleva ceñida a la cabeza la corona de espinas; una caña entre las manos y un gran manto de terciopelo rojo. La imagen se asienta sobre un bello carro de madera oscura y dorada, con ocho faroles que la iluminan.

Al cierre de esta edición del periódico, estaba prevista la realización del tradicional Vía Crucis que lleva a cabo esta cofradía, una vez guardado el paso en la Concatedral de San Pedro. Así, se dirigen hacia el Camino de San Saturio a orillas del río Duero, y cruzando por el Puente de Piedra, en el camino de San Polo, se reza el Santo Rosario por los hermanos de la cofradía. Una vez llegada a la capilla barroca de la ermita del Santo Patrón de la ciudad de Soria, se entona la Salve a la Virgen; con el ritmo marcado por las aguas del Duero.

El paso se queda guardado en la Concatedral de San Pedro hasta su próxima salida en la procesión del Viernes Santo.