Patrimonio
Un monumento nacional que es una «simbiosis» entre cristianismo e islam
San Juan pudo ser subastado, guardó ganado y llegó a estudiarse su traslado al centro de Soria
Posiblemente, sin la figura del arquitecto Eduardo Saavedra hoy las imágenes del monasterio de San Juan de Duero solo serían un recuerdo. Saavedra evitó el desmantelamiento y promovió la declaración del conjunto como Monumento Nacional a finales del siglo XIX. San Juan de Duero es una «simbiosis entre el cristianismo y el islam» como destaca uno de los expertos que mejor conoce el monasterio, el exdirector del Museo Numantino, Elías Terés. 800 años después de su construcción San Juan sigue luchando por su supervivencia.
La construcción de San Juan de Duero se inició en el primer tercio del siglo XII y ya hay constancia de su abandono desde finales del siglo XVIII. Quizás uno de los momentos más importantes de su historia hay que buscarlo entre finales del siglo XIX y principios del XX cuando ya hay escritos de que, según recogieron Ramírez y Lorenzo en 1904, «la iglesia servía de encerradero de ganado y el atrio era una huerta». Hay constancia de que en al menos dos ocasiones, en 1849 y 1855 se abordó su subasta, impedida in extremis por la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de Soria. El propio Saavedra hace referencia también a un proyecto para «arrancar los arcos del atrio y llevarlos para exornar el paso público de la capital».
Las gestiones de Saavedra para salvar el monumento fructificaron en agosto de 1882 con la declaración del monasterio como Monumento Nacional. «Baste decir que la galana y peregrina construcción de su claustro es uno de los raros ejemplos que en nuestra patria se conservan de arquerías románicas con cimbras ultra semicirculares», recogía la declaración publicada en la Gaceta de Madrid el 29 de agosto de 1882.
El origen del monasterio se remonta al siglo XII cuando la Orden del Santo Hospital de Jerusalén recibe unas tierras extramuros de Soria. Ahí se inicia la historia de un complejo del que solo sobreviven la iglesia y el claustro. El claustro es uno de los más originales del románico español por la variedad de su arquitectura con huellas bizantinas y árabes. Hay cuatro tramos bien diferenciados. Por su parte, el templo es de estilo románico, sencillo, con una sola nave, pero con la singularidad de tener dos templetes que fueron construidos después de la iglesia. Como curiosidad, el de la derecha tiene una cúpula cónica y el de la izquierda una cúpula semiesférica, tal y como se recoge en el expediente BIC de San Juan. El templo está hoy desacralizado.
Terés resume donde reside la magia de San Juan de Duero. «El claustro es una simbiosis de estilos artísticos, de arquitectura y casi de aspectos sociales, una simbiosis del mundo cristiano y del musulmán», señala. Mientras uno de los tramos es «abierto» a modo de los patios de las mezquitas el otro es cerrado. En el conjunto de la arquería hay tramos con arcos de medio punto o apuntados, típicos de las construcciones cristianas, mientras el resto se articulan con fórmula de herradura o túmido, que son formas propias de la arquitectura musulmana.
Seis tesoros del Estado que gestiona Castilla y león
No es el único monumento de Castilla y León al que afecta esta situación. La gestión recayó en manos de la Comunidad Autónoma en virtud de los convenios de gestión de museos de titularidad estatal suscritos entre el Ministerio y la Comunidad Autónoma cuando se iniciaron las transferencias de competencias.
En concreto, en Castilla y León hay seis monumentos, incluido San Juan, en esta situación y cinco de ellos se encuentran en la provincia de Soria y son parte de sus joyas patrimoniales como el propio San Juan, el yacimiento de Numancia, Tiermes, Ambrona o la ermita de San Baudelio. A esa lista hay que sumar la villa roma de Navatejera en León.