Heraldo-Diario de Soria

ENTREVISTA. ABILIO MARTÍNEZ VAREA. OBISPO DE OSMA-SORIA

«Vamos a enseñar más de San Saturio y eso implica regularlo y un cobro»

Las comunidades parroquiales buscan dar una alternativa a la falta de sacerdotes, ya que algunos cubren ahora más de 30 pueblos. Martínez Varea señala que antes de cualquier solución drástica está el diálogo para que las clarisas de Belorado no se vayan de la Iglesia

El obispo de Osma-Soria, Abilio Martínez Varea.

El obispo de Osma-Soria, Abilio Martínez Varea.MonteseguroFoto

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El Obispado de Osma-Soria quiere enseñar más de San Saturio y la concatedral de San Pedro, ponerlos en valor y ofrecer «una buena información», audioguía incluida, y eso implica mayor regulación y un cobro por la entrada. El proyecto está en marcha, como el de las comunidades parroquiales, una alternativa a la falta de vocaciones y sacerdotes que llevará a los laicos a la celebración dominical para mantener atendidos a las decenas de pequeños núcleos. Y es que la Iglesia ha de adaptarse y modernizarse, como ha hecho la Diócesis de Osma-Soria, que se ha incorporado a las redes sociales. «Son una bendición», asegura Abilio Martínez Varea, pero depende del uso que se les dé. El obispo también se pronuncia sobre la situación de las clarisas de Belorado y el «estrambótico» falso obispo. La solución ha de pasar por el diálogo.

Pregunta. ¿Qué valoración le merece la situación de las monjas clarisas de Belorado?

Respuesta. Es un tema complicado porque de repente unas religiosas que llevan en el convento muchos años viviendo con paz y tranquilidad dentro de la Iglesia católica dicen en una carta que la abandonan. Es una gran pena el hecho de que una comunidad religiosa diga que no reconoce el Concilio Vaticano II ni los Papas posteriores. Me suena un poco raro. También está el tema de los monasterios, que es muy complicado, porque cuando unas religiosas se van de uno a otro se llevan todo, con lo cual el monasterio de Belorado parece que quiere comprar el de Orduña, pero también está el de Derio, aparecen unas clarisas de Vitoria... Lo que es cierto es que el arzobispo de Burgos ha declarado que él no tenía conocimiento de esas operaciones inmobiliarias, que ha sido Roma quien las ha parado, porque parece ser que no lo ve muy claro. En las operaciones de este tipo, de elevado dinero, tiene que dar permiso la Santa Sede. ¿Qué relación puede haber entre el abandono de la Iglesia que han anunciado y la operación inmobiliaria? Pues no lo sé. Veremos cómo termina esto, porque no ha hecho más que empezar.

P. ¿Cómo ha de terminar?

R. El arzobispo de Burgos ya ha dicho que él se ofrece para hablar y llegar a una solución de diálogo, no puede haber otra forma. No creo que estén por la labor de abandonar la Iglesia católica aunque lo hayan manifestado. Antes de cualquier solución drástica está siempre el diálogo. Esperemos que esto acabe bien y las monjas no se vayan de la Iglesia aceptando lo que diga Roma y nada más.

P. ¿Solución drástica?

R. Lo peor que podría pasar es que ellas al abandonar la Iglesia, se sitúan fuera y llega la excomunión, hasta que quieran volver, como una pena medicinal para que puedan regresar.

P. ¿Lo más sorprendente es que se pongan del lado del excomulgado Pablo de Rojas que se autodenomina obispo?

R. Muy sorprendente. Primero, por las noticias que tenemos, no es obispo, ni siquiera cismático que ha sido ordenado por otro obispo que no está en comunión con la Santa Sede. No consta que haya sido ordenado, por lo tanto, habría que decir que es un falso obispo, que entra en excomunión desde el momento en que ejerce un oficio eclesiástico que no le corresponde. Este señor parece un poco estrambótico, por poner una palabra sin ofender a nadie.

P. ¿La denominación de secta le parece adecuada?

R. Yo no sabría decir, porque no conozco este hombre dónde se sitúa. Sé, por las declaraciones del arzobispo de Burgos, que es un falso obispo.

P. Acaba de firmar un convenio con la Diputación para el arreglo de iglesias. ¿Qué necesita el patrimonio eclesiástico de la provincia?

R. Tenemos más líneas de actuación también con la Junta, sobre los BIC, y la propia Diócesis da dinero a las parroquias para que sigan arreglando el patrimonio, y ellas mismas también a través de feligreses y asociaciones. Para abarcar todo necesitamos muchos años. Cuando llegué en 2017, yo hice una lista de bienes en núcleos poblados donde veía que era muy urgente la intervención para que no se llegara a caer, y en esos hemos actuado. Otra cosa son los despoblados, que ya se han caído o estaban a punto de hacerlo, como es el caso de La Barbolla. He dado otras vueltas más por la Diócesis para ver las necesidades. Hay que ir a aquellos que realmente corran un peligro a través de las distintas líneas. No cubrimos todo pero con un método de trabajo vamos buscando las prioridades. Poco a poco vamos haciendo que vayan entrando bienes. En los siete convenios que he firmado se ha intervenido en más de 40. He tenido muchísimo interés en aquellos que he visto que si los arreglamos ahora evitamos el peligro. Los apunto y les voy dando prioridad.

P. ¿Cómo considera que es la salud del patrimonio actualmente?

R. Considero que es buena. Teniendo en cuenta que somos una Diócesis de 90.000 habitantes, con los medios limitados, la escasa población, el esfuerzo que se hace por el mantenimiento es enorme, superior a las posibilidades que tenemos objetivamente, pero para la Diócesis y la provincia ese mantenimiento es fundamental.

P. ¿En La Barbolla hay previstas actuaciones?

R. Sí, tenemos previsto hacer un micromecenazgo con el fin, al menos, de mantener los elementos más ricos, que son la portada y el ábside, según los expertos, y limpiar un poco. Ese es el primer objetivo, después ya veremos. Cuanto más dinero tengamos más intervendremos. Nuestra intención es no dejarlo olvidado.

P. ¿Tuvo oportunidad de hablar con el presidente de la Diputación sobre la situación de la residencia de El Royo después de las denuncias por el estado del edificio?

R. Lo único que hemos hablado es que hay que sentarse para trabajar y dar soluciones. El edificio es de una fundación que preside el obispo, pero no es del Obispado, la Diputación tiene la residencia y una empresa la concesión. Ante las noticias que han salido, tenemos que buscar fórmulas y estamos en ello, pero aún no hay nada concreto, más allá de las soluciones que ya se están adoptando como el desatasco del colector y la intervención en la cubierta. No lo dejaremos por el bien de los residentes.

P. ¿Cómo va el proyecto para la concatedral y San Saturio cuando acaben las obras?

R. La sociedad está esperando que San Saturio y la concatedral estén bien, que nos las dejan arregladas en lo fundamental. Una vez hecho eso, con el Cabildo al habla y con quien corresponda, tenemos que intentar ofrecerlas a la sociedad, no sólo a la de Soria sino a todos los que quieran venir, con unos buenos horarios, una buena información, que la gente pueda verlo bien y disfrute de esas dos realidades desde el punto de vista turístico y de la Iglesia. San Saturio es nuestro patrón, eso lleva también un mensaje sobre la vida de los santos, lo que es la Diócesis, la Iglesia, San Pedro... Ponerlo al servicio de todo el mundo. Hay que hablarlo. Yo me di dos años de tiempo, pero ese proyecto lo cuajaremos. Yo creo que puede ser bueno tanto para la ciudad como para la Diócesis. Sería ampliar, que San Saturio se pueda ver con una historia, con un guía o al menos una audioguía. En la concatedral volver a montar el museo, porque existe pero lleva sin montar desde Las Edades del Hombre. Hasta ahora se ha estado prestando un servicio, pero cuando estén arreglados, queremos que sea mayor, enseñar todavía más.

P. ¿Implica regularlo, que haya un cobro...?

R. Efectivamente. Todo eso de lo que lleva hablando la sociedad soriana hace tiempo, concretarlo. La sociedad soriana espera una mayor publicitación y exposición de lo que allí hay para que la gente lo vea. Ponerlo en valor.

P. ¿Ya han hablado con el Ayuntamiento?

R. No hemos entrado todavía pero habrá que hacerlo. Siempre, desde un primer momento, como son miembros del Patronato de San Saturio, han manifestado la voluntad de que la ermita sea un lugar más visitado y regulado. Creo que no habrá ningún inconveniente.

P. La Diócesis ha renovado su página web y entra en X e Instagram. ¿Hay que modernizarse?

R. Sí, la Iglesia evangeliza, y lo hace con los medios que tiene. Queremos dar un mensaje con los medios que posee la sociedad y que son buenos, y esos son las redes sociales. El reto que nos queda es conseguir visitantes de estas redes, sobre todo un poco más jóvenes, que entren para ver lo que hacemos y puedan recibir un mensaje. Los responsables de medios están en ello pero es algo difícil. Cuando fuimos a ver al Papa, en abril, resulta que lo más visto fue la jota que cantó un seminarista al Papa, con 150.000 reproducciones en dos días. Hay realidades que se nos escapan. En otras noticias no conseguimos que entren más de cien personas. No es fácil. La realidad virtual es una cosa buena pero como todo, puede haber malas utilizaciones. Nosotros nos hemos incorporado a ella, porque son una bendición las redes, pero cómo funcionan después se nos escapa.

P. ¿Cree que las redes sociales son una bendición?

R. Creo que todo aquello que sea un progreso es una bendición pero depende del uso que hagamos. Las redes son buenas, han venido a fomentar la relación de las personas. También tienen sus peligros e inconvenientes, pero como todo.

P. ¿Las comunidades parroquiales son una experiencia piloto en Soria y El Burgo de Osma?

R. A veces los conceptos se utilizan de forma distinta, depende de los lugares, pero en el fondo, todas las diócesis estamos caminando hacia ahí, con una metodología u otra. Todos tenemos claro dos cosas, el laico bautizado ha de tener una responsabilidad en la Iglesia, por lo tanto las comunidades parroquiales, que es la unión de un sacerdote y laicos y religiosos para evangelizar, deben hacerse. Que la evangelización no se restrinja sólo a los curas. Por otro lado, está la falta de sacerdotes. Que se suma, en nuestra Diócesis, a la cantidad y cantidad de núcleos parroquiales, algunos con dos o cuatro personas solamente, muy mayores. En esos casos no pueden funcionar como parroquia pero hay que seguir atendiéndoles. Vamos a intentar hacerlo a través de una comunidad parroquial, con la implicación de sacerdotes, religiosas y laicos.

P. ¿Está en fase incipiente todavía?

R. Muy incipiente. Hemos hecho el estudio, es estatuto de cómo han de funcionar, ahora hay que darle cuerpo y buscar a las personas. He pedido a los arciprestazgos que para el curso que viene me manden qué laicos podrían participar como responsables, para darles una formación y después el obispo les dará la misión, que no serán unos francotiradores.

P. ¿Serán los laicos los que hagan esa función dominical por los pueblos?

R. Sí, eso es lo que más se ve, como celebrantes de la liturgia de la palabra los domingos, donde se lee la palabra de Dios y se distribuye la comunión. Pero no sólo es eso, porque al ir ese domingo, pueden saber si hay un enfermo, por ejemplo, si hay una gotera... Una misión de preocuparse de la comunidad. Tenemos que ir adaptándonos a que nuestras parroquias son pequeñas y mantener todo es muy difícil, pero al menos que exista una presencia.

P. ¿Existe relevo de sacerdotes?

R. No encontramos sustitutos, quien venga detrás de nosotros. Se ordenan muy pocos. Yo en siete años he ordenado dos, y mi antecesor, uno. Entre los que se jubilan y los que fallecen, tenemos un déficit importante. ¿Qué hacemos? Por un lado trabajamos las comunidades parroquiales, potenciamos mucho el seminario mayor, que tenemos cuatro en Burgos, y contamos con el apoyo de otra Diócesis, de Colombia, La Dorada, que tiene bastante más sacerdotes y hago un convenio con ellos y vienen a Soria. Uno está en Medinaceli y otro en Ólvega. Antes era al revés, pero ahora hay más sacerdotes en África y en América y los comparten con nosotros.

P. ¿El sacerdote que más pueblos cubre cuántos tiene a su cargo?

R. El párroco de Gómara, José Antonio Pacheco, cubre 33, y Antonio Arroyo, de San Pedro Manrique, 40, con despoblados y todo. En invierno más o menos se llega porque hay poca gente, pero en verano con las fiestas, la Virgen de agosto, es cuando se les complica mucho a estos sacerdotes. Intentamos llegar a todo lo que podemos. El criterio es que el domingo el sacerdote pueda celebrar tres misas. Se hace en el pueblo principal y después por otros más pequeños de forma rotatoria, dependiendo de la población que tenga.

P. ¿Cuántos sacerdotes son?

R. En activo somos unos 60, con parroquia unos 50. Pero menores de 65 años somos 32. Hasta los 80, con salud, siguen. Hace dos años se jubiló el de Santa María de Huerta con 89, el de Utrilla con 86. Los sacerdotes de Soria saben que son muy necesarios, que no hay relevo y tiran todo lo que pueden. Estamos entre las cinco diócesis más envejecidas pero no somos la que más. La más envejecida es la de Solsona. En un futuro inmediato, unos 10 ó 15 años, sabemos que se va a reducir el número de sacerdotes, y por eso estamos trabajando en la línea de las comunidades parroquiales, compartir sacerdotes con otras diócesis y trabajar muy bien la pastoral vacacional.

P. ¿Sigue habiendo bodas, bautizos, comuniones...?

R. El año pasado tuvimos 89 bodas. Dentro de la tónica general del país no es mal número, porque ha habido un desplome evidente desde hace años, pero hay que contar a los que vienen de fuera a casarse aquí porque su familia procede de Soria. En España estamos en un 20% de bodas por la Iglesia y aquí creo que es mayor. Bautizos, aunque también hay un descenso en general, en nuestra Diócesis sigue habiendo bastantes, sin olvidar que la natalidad en Soria es muy baja. Comuniones son más de 300 y lo mismo en el caso de las confirmaciones. Aunque estamos en nivel de descenso, no tan acusado como en otras Diócesis.

P. ¿A qué cree que se debe?

R. A que es una provincia que tiene muchas tradiciones, y dentro de su tradición entra también vivir el cristianismo. Eso nos permite tener unas cifras mejores que otras Diócesis, clarísimamente.

P. Han llamado la atención para que las comuniones no sean exclusivamente una fiesta.

R. Un toque, que no se conviertan sólo en algo social y nos olvidemos de lo religioso. Le comentaba al delegado de catequesis que hemos de ir con los padres dialogando en ese sentido. Nuestro trabajo como Iglesia es ofrecerles a los padres una visión de la comunión donde no todo sea la fiesta.

P. Como presidente de la Fundación de Las Edades del Hombre, ¿Soria podría volver a ser sede?

R. Sí, podría. Mi trabajo es conseguir que vuelva. Dentro de las posibilidades estamos trabajando para que puedan volver a Soria. Hay Diócesis donde ya ha sido varias veces y en Soria sólo dos así que en algún momento nos toca una tercera. Yo como obispo de Osma-Soria lo reivindicaba, yo quiero que vuelvan. Se ha ofrecido Ágreda, Almazán, tenemos Medinaceli... Por sedes no hay problema. Falta cuajar. Probablemente en 2026 haya que descansar.

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