Drones y un georradar para iniciar la misión ‘salvar’ los Arcos de San Juan

La misión para salvar los Arcos de San Juan de Duero organiza ya sus primeros trabajos de campo para garantizar la supervivencia de la joya medieval soriana. En las próximas semanas se realizará un vuelo fotogramétrico con drones y prospecciones con georradar para recopilar la mayor información posible de cara a las actuaciones que necesita el monasterio.

Las alarmas sobre el estado de San Juan de Duero llevan tiempo encendidas. El primer paso fue la creación de un grupo de trabajo con todas las administraciones implicadas –Estado, Junta, CHD, Ayuntamiento y Diputación– y el segundo la visita de los técnicos del Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE). Ahora arranca el trabajo de campo con la autorización por parte de Patrimonio de la Junta en Soria de diversos trabajos arqueológicos que están promovidos por la subdirección general del ICPE.

La información trasladada por la Junta indica que la actuación afecta a 2.200 metros cuadrados y que está justificada porque «puede permitir la detección de estructuras soterradas con una técnica no invasiva y la adaptación de criterios de intervención futuros». De forma más concreta, los trabajos autorizados son el vuelo fotogramétrico del núcleo del monasterio y la prospección con georradar del claustro, aunque la comisión ha instado a la promotora la inclusión de incluir en esa prospección, si las condiciones físicas lo permiten, el pasillo norte de la iglesia del conjunto arquitectónica.

Los trabajos serán realizados por la empresa SOT Prospección Arqueológica, bajo la dirección de Roger Sala y Pedro Rodríguez «que cuentan con experiencia contrastada en trabajos similares». El vuelo fotogramétrico permite tomar múltiples fotografías con drones que posteriormente se utilizan para crear modelos en dos y tres dimensiones. Estos modelos posibilitan una representación precisa de un espacio y hacer mediciones con exactitud. Estos estudios suelen estar compuestos de miles de imágenes.

La misión de salvar los Arcos de San Juan no va a ser fácil, ni rápida. El enigmático conjunto le afectan numerosos factores que van desde la edad –tiene 800 años– hasta su propio emplazamiento en la ribera del Duero. Las filtraciones a su piedra arenisca, tanto del agua de lluvia como del subsuelo, son quizás su mayor enemigo.

Ya desde principios de los 2000 se conocía el estado calamitoso de San Juan y hubo un intento de colaboración entre administraciones para actuar en el monasterio que no fraguó. Incluso, el Instituto de Patrimonio Histórico Español cuenta con un proyecto de conservación del claustro elaborado por Juan Antonio Herráez que confirma que a principios de siglo se hicieron «una serie de observaciones y recopilación de información para obtener un primer análisis sobre el estado de conservación y los procesos de deterioro detectados». En ese documento se alude a las «notables transformaciones» del cauce del Duero «siendo de especial relevancia la elevación del nivel freático producida por el azud levantado a mediados del siglo XX». Esta es una de las razones por las que la participación de la CHD es esencial para la recuperación de San Juan.