Heraldo-Diario de Soria

San Juan 2024

«A la una, las dos y las tres»

La amenaza de lluvia y las gotas no pudieron con los Agés. «Adjudicado», fue el mantra repetido por los subastadores que animaron entregados. Vino, música y buenas tajadas

Un momento de la subasta en El Rosel y San Blas. MONTESEGUROFOTO

Un momento de la subasta en El Rosel y San Blas. MONTESEGUROFOTO

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Soria

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Solomillos, pezuñas, cuernos, lomos... el toro sanjuanero no tiene desperdicio y todo salió a la puja del Sábado Agés en una tarde que comenzó con los dedos cruzados por parte de las cuadrillas.

Pero los Agés no tienen miedo a la lluvia, que ya ha hecho acto de presencia en el Catapán y el Lavalenguas. «La gente está muy animada, no importa la lluvia», señaló el jurado de San Esteban, David Hernansanz, al poco de comenzar la subasta y a pesar de que caían cuatro gotas.

«A la una, las dos y las tres. Adjudicado», fue el mantra más repetido ayer en cada cuadrilla por unos subastadores entregados que una vez más pusieron la sal y la pimienta a esta fiesta del sábado. «Dame música, que no se animan», repetían desde las plataformas. Animación, lo que se dice animación, la de los subastadores para incitar al público a subir las pujas. Y animación máxima la de uno de los de la cuadrilla de Santiago. Alejandro Aguado pidió ‘en directo’ matrimonio a su novia, Laura Ortega, quien le dio el ‘sí’.

Los sanjuaneros no fueron rácanos y apostaron por llevarse su parte del toro, muchos las bandejas de carne pensando en la merienda del Lunes de Bailas, otros para no perder la tradición aunque sólo fuera para pasear las patas o los rabos por toda la ciudad.

Las botas volvieron a ser uno de los objetos de deseo en estos Agés y es que el arte de la pintura sobre el ‘vino’ bien merece una buena puja. Pasar de los 300 euros no fue raro -en 665 euros acabó la puja de una de ellas en la cuadrilla de San Juan- en una tarde muy animada a pesar de que el tiempo se empeñó en dejarse notar y las miradas se dirigían al subastador y al cielo a partes iguales.

En Santiago fue notoria la bota firmada por el alcalde, que tramo a tramo acabó en 450 euros. La mitad que una en El Rosel y San Blas, que alcanzó los 960 euros. Allí los cuernos del toro se cotizaban a 190.

Las bandejas de carne tardaron en salir a relucir y de unos modestos 60 euros fueron subiendo, y hubo quien en San Juan se llevó un espléndido solomillo por 180 euros. En El Rosel y San Blas, 120. Allí las bandejas oscilaban entre los 60 y 80 euros. En Santiago, las más altas rondaban los 100, lo mismo que un entrecot y 25 menos que la tapa. El solomillo subió a 145.

Los lomos también muy codiciados, y hay quien optó por los testículos por un módico precio de 52 euros. Como referencia de otros despojos del toro, en Santiago la lengua cerró en 35 euros, en 40 las orejas y en 105 los cuernos.

Ante el temor de la tormenta, las cuadrillas se protegieron y colocaron carpas para proteger a los músicos y sus instrumentos, mientras los subastadores, resguardados en la mayoría de los casos por los propios edificios, se atrevieron a mantener el tipo al raso. En cuadrillas como la Cruz y San Pedro, un todo de lado a lado era la garantía de que cayera lo que cayera, los sanjuaneros estaban a salvo.

Con un cielo nublado y una temperatura fresca, algunos seguro que echaron de menos la manga larga con la que salieron a la calle los más previsores. Luego la multitud, la animación, las bebidas, las voces, las pujas y las estrategias de los subastadores harían olvidar que quizá hacía un poco de fresco. En cualquier caso, la lluvia no fue el invitado principal indeseable de unos agés exuberantes y que dejarán un ‘recuerdo grato’ en forma no sólo del vino, sino también de las viandas para amenizar el Lunes de Bailas.

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