Cuándo y por qué se echó de la ermita de San Saturio al penúltimo santero (vídeo de la entrevista)
El Ayuntamiento despidió a Pablo Raposo tras una polémica entrevista con José María Íñigo en TVE en la que el custodio del templo hizo comentarios personales fuera de lugar que 'revolucionaron' la ciudad
Fue el penúltimo santero de San Saturio y posee el dudoso honor de haber sido retirado del cargo a petición popular. Ahí es nada. Se llamaba Pablo Raposo Casasses y a buen seguro que sorianos de la capital, ya entrados en edad, aún le recuerdan. Estuvo custodiando la ermita desde 1972 hasta 1980, año en que fue despedido tras una polémica entrevista con José María Íñigo en el programa Fantástico 80, de la primera cadena de TVE.
Pablo Raposo era peculiar y algo extravagante para el cargo que ejercía vestido, eso sí, con el característico sayal. "En el corazón de la roca, vive y duerme acompañado de imágenes sagradas y del rumor del agua", dice Íñigo al comienzo de la entrevista a Raposo, a quien en la introducción se ve recorriendo la ermita, en las labores propias del santero.
A lo largo de la conversación, en los estudios de Prado del Rey, en Madrid, el santero confiesa que siempre tuvo esa vocación de ser santero y su intención de no jubilarse nunca "mientras tenga fuerza para dominar el manillar de la moto" con la que se desplazaba a la ciudad. Poco podía imaginarse lo que duraría en el cargo y que bien pronto dejaría de cobrar las 50 pesetas diarias (1.500 al mes en cuenta rápida) que le pagaba el Ayuntamiento.
El simpático, pero controvertido santero, concluyó la entrevista con un "Visca Catalunya", después de 12 minutos de respuestas francas y sinceras sobre su vida, pero bastante fuera de lugar en alguien que custodiaba una ermita. Pablo Raposo tenía tres motos, bastante afición a jugar a la lotería y la quiniela semanal y dos escopetas en la ermita "para hacer ver" que cazaba y que utilizaba también para espantar a las parejas que hacían lo que no debían en la ermita. "Que se vayan a Valonsadero, que tienen mucho sitio para hacerlo", responde en un momento dado al periodista que, ya en la recta final, le pregunta: "¿Le gusta mucho el dinero?". Primero responde en catalán para después añadir que no ahorraba para mañana porque el mañana no existía.
Al comienzo de la entrevista, el periodista enumera las obligaciones del santero, cinco "según los libros":
- Tener abierta la ermita en horas de luz y todo tan limpio como oro.
- Facilitar, no ayudar, a los curas.
- Puede y debe pedir limosna con la imagen del santo una vez por semana.
- Si hay bodas, servir el chocolate en el salón.
- Y si turistas, acompañarles y celebrar la gloria de Saturio.
Raposo fue relevado por Cipriano Lozano Lara, que sería el último santero, entre 1981 y 1994, haciendo vida de ermitaño, aunque no como los anteriores. A partir de entonces sería un empleado municipal quien se haría cargo de la ermita con una labor bastante diferente.