El mercado solidario de Redención, a pie del Espolón
La asociación recauda fondos con la venta de diverso material y objetos en el centro comercial del Espolón, destinado al refugio que gestiona
La protectora de animales Redención ha puesto ya en marcha una de sus iniciativas emblemáticas que realiza todos los años por estas fechas: el mercado solidario destinado a recaudar fondos para este colectivo. En esta ocasión, y al igual que el pasado año, al pie del cañón pese a la crisis sanitaria, en un lugar más visible, el primer local del centro comercial del Espolón, el que da al paseo. «Ahora se nos ve más y estamos más visibles», comenta Teresa Rodrigo, una veterana voluntaria de Redención, que está atendiendo al público, en referencia a que antes ocupan uno de los locales interiores.
Al margen del merchandaising, con camisetas, tazas, bolsas... propios de la asociación, que está a punto de recibirse, el material y los productos expuestos a la venta proceden de donaciones. Carteras, cuadros, numerosos libros, objetos de decoración... conforman un amplio abanico de posibilidades con las que echar un cable. «Hay personas que limpian casas; otras traen bolsas con cosas que han comprado; y hasta pienso y ropita para animales», cuenta Teresa. Y es que donaciones y ganas son tan altas como montañas, pero el mismo tamaño alcanza en ocasiones la sinrazón, la imprudencia o la falta de escrúpulos. Estos se miden en cifras.
La protectora se hace cargo en estos momentos de alrededor de 50 perros y 30 gatos, cuya llegada a las instalaciones de la protectora, cerca del río, no ha sido siempre amable.
Hay momentos en que las dependencias llegan a estar «invadidas». Así y con todo, se hace hueco, incluso para una caja de cartón en la que hay una camada de gatos con días de vida. Hay voluntarios que se llevan animales a casa y faltan manos. «No para pasearlos, sino para que vayan a ayudar». Eso, pese a los dos trabajadores que tiene la protectora y los turnos que realizan los voluntarios, que en ocasiones se desplazan a pueblos a recoger algún animal.
Las ventas en la tienda son una de las principales fuentes de recursos de la protectora, al igual que la lotería de Navidad, con recargo, y su tradicional calendario. La financiación llega también por parte de los socios («cada uno colabora con lo que puede»), donaciones puntuales que le llegan y las iniciativas solidarias del establecimiento Kiwoco, en Camaretas. Antes de la pandemia, la protectora aprovechaban eventos como el Enclave y la Feria del Libro para poner un pequeño stand, «pero ahora ya no se puede. Este mercado significa mucho para nosotros», añade Teresa.
La pandemia no ha disparado los abandonos, aunque en los meses de confinamiento la Guardia Civil «no nos dejó que se hicieran adopciones» en previsión de que no fueran para poder salir de casa a pasear a los animales. «Por suerte, hay muchas adopciones. Pero claro, hay salidas pero también muchas entradas», concluye esta voluntaria de Redención, confiando en que el mercado siga la misma dinámica: un flujo constante de salidas de productos y entradas de solidaridad.