Heraldo-Diario de Soria

Peligrosa y temida procesión

La procesionaria vuelve con fuerza. Mejor lejos del pinar con bolsones, peligrosos para el árbol pero también para el paseante, especialmente niños, y mascotas como los perros, que pueden llegar a morir si no se actúa a tiempo

Nido de procesionarias del pino.-MARIO TEJEDOR

Nido de procesionarias del pino.-MARIO TEJEDOR

Publicado por
P. P. S.
Soria

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Su característico desplazamiento escondiendo la cabeza para protegerse no es nada comparado con el poder de los pelos urticantes que cubren todo su cuerpo. Pelillos que se desprenden y caen al suelo o bien flotan en el aire y son capaces de provocar intensas reacciones alérgicas o irritaciones en oídos, nariz y garganta en el ser humano. También graves problemas a perros, en el hocico y la lengua, que puede llevarles incluso a la muerte si las heridas no se cogen a tiempo. «Sé de casos en que ha habido hasta que cortarles la lengua», comenta Juan Antonio del Amo.

«A partir de marzo, si se ven bolsones en los pinos, mejor no entrar al pinar», advierte este soriano que conoce a poca distancia a la oruga procesionaria. «Los pelos urticantes son peligrosos para el adulto, pero para los niños, peor todavía, porque lo primero que hace un niño es tocarse la cara». Del Amo sabe del riesgo de tener cerca a esta especie de lepidóptero defoliador y de la importancia de atacarle en el momento justo. «Que no es ahora, que es cuando están dentro del bolsón y resultan más llamativos, porque pronto ya no habrá remedio», explica.  

Al frente de la empresa especializada en control de plagas Serbiam, apunta a otoño como «el mejor momento para realizar un tratamiento al pino. La oruga está en él desde septiembre y las larvas están comiendo ya las hojas del pino, aunque no se vean como ahora». Frente a los antiguos sistemas de fumigación, que «no está permitido», el tratamiento más avanzado tiene un bonito nombre pero un resultado letal para la oruga en estas primeras fases: la endoterapia, una inyección en el tronco del árbol. «Es un producto que se inyecta en la savia, que no es peligroso para el pino, pero sí para la procesionaria. La savia va a las hojas y la oruga muere al comerlas. Pero claro, es algo que hay que hacer en otoño». 

Fuera de ese momento, a la lucha contra la procesionaria solo le queda el tratamiento paliativo. Eso sí, antes de que baje la oruga del árbol para enterrarse en el suelo y comenzar un nuevo ciclo. Esta procesión acontece generalmente en los meses de marzo o abril, «dependiendo de la temperatura que haya». El tratamiento consiste en un aro alrededor del árbol, en el que se incorpora una bolsa «para capturar las que van air por el tronco. El problema es que muchas se caen de las ramas», apunta Juan Antonio del Amo. 

La oruga pasa hasta por cinco estados larvarios y es en el último, en el que ahora se encuentran, cuando son más voraces. Cuando las temperaturas suban descenderán del árbol en procesión siguiendo un hilo de seda que ellas mismas segregan para ir juntas, protegiéndose mutuamente la cabeza. Después se enterrarán en el suelo donde pasarán a la fase de crisálida. 

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