La Piñorra
La calle de Soria con el nombre más engalanado (pero solo el nombre)
La vía de La Piñorra, de apenas 100 metros, está a años luz de ser lo colorista y festiva que su nombre sugiere
Colorista donde los haya, el traje de piñorra tiene todo el atractivo que le falta a esta calle. Por razones entendemos más que fundadas, decidiría en su día el Ayuntamiento de Soria recoger el traje tradicional en el callejero de la ciudad. Y por razones que no adivinamos eligió este amago de calle que sin embargo lo es. La Piñorra. Un "conato de calle", tal y como está registrada en el libro Todas las calles de Soria, de Miguel Moreno.
Tan es así que personas que frecuentan la citada vía desconocían su nombre en el momento de hacer la fotografía que ilustra esta información. En algunos casos la confundían con la de El Viso, aunque en otros sí la denominaron de forma correcta.
La vía en cuestión se encuentra paralela a la calle Cañuelo, por oriente, y a Caldereta, por poniente y no mide más de cien metros. Una distancia, eso sí, frecuentada. El mayor trasiego de personal se debe, sobre todo, a un enorme almacén de frutas que hay allí y a unas instalaciones deportivas municipales con rocódromo.
Difícil pensar en esta calle de Soria y no acordarse del Domingo de Calderas, jornada en la que más trajes de piñorra se dejan ver en la capital soriana. La ciudad comparte protagonismo con otros municipios de la provincia en los que también es característico el traje, especialmente en Pinares, como Duruelo de la Sierra, Vinuesa, Covaleda, El Royo, San Leonardo, Casarejos, Cabrejas del Pinar...
Se detiene Moreno en la descripción del atavío del traje típico que, “en esquema, deberíamos describir así: jubón negro, de seda, con puntillas en los puños; saya -o faltada de paño- encarnada, con listas de terciopelo negro; también llevaron sayas amarillas y hasta violetas, a veces, aunque menos frecuentes; rico delantal de seda, brocado y abalorios, en algún caso con puntillas; realces y madroños; mantón negro, de paño merino, también, como la sayas”. No olvida el que fuera cronista de Soria las medias blancas y caladas y los zapatos abotinados, la joya al cuello, los pendientes y el broche para el mantón. Y hasta apunta algunas diferencias entre el traje de diario y el de ceremonia.