La calle de Soria con balsas de agua en sus entrañas
Pequeña, espacio de ocio nocturno y con algarabía, especialmente en fiestas de San Juan, esta vía recogía en tiempos las aguas de la zona alta de la ciudad, de donde viene su nombre
No hace falta ser muy perspicaz para intuir la razón del nombre de la calle Las Balsas, en Soria. Cierto es esta vía en cuestión se ha librado de los anegamientos actuales que, de forma reiterada, sufren otras calles de la ciudad debido a la lluvia, para sorpresa y también sonrojo ciudadano.
"Soria como emplazamiento urbano dispone de un subsuelo de gran permeabilidad y de ahí que, intramuros y extramuros, de la Soria cercada y medieval, se dieran en su casco o entorno humedales, lagunas, charcas y fuentes abundantes", así como ríos corrientes superficiales subterráneos". Así lo suscribe quien fuera cronista de Soria, el fallecido Miguel Moreno, autor del libro Todas las calles de Soria, abundando en la circunstancia a la que debe su nombre la calle Las Balsas. Pequeña, ruidosa, con algarabía, taurina y sanjuanera donde las haya.
Las Balsas se encuentra junto a la plaza de toros, es peatonal y está emplazada entre San Benito y Rota de Calatañazor. Moreno nos invita a cerrar los ojos y ver la especie de hondonada que fue un día Las Balsas, entre las eras de Santa Bárbara y el Campo de la Verdad hasta hace 30 años. A los cuales habría que añadir otros tantos, toda vez que el libro fue publicado en 1990.
En esta zona, sin los pisos que hay ahora, se almacenaban aguas encharcadas, "unas seguramente procedían de los sobraderos del pilón de la pedriza y otras que afloraban a la superficie del propio humedal que el mismo desnivel de la tierra permitía". Así, desde hace ya siglos, "el pueblo llamó a aquella zona "de las balsas"".
Trae a colación Moreno unas obras de ampliación del Museo Numantino, ya ya años, en la que los sótanos y almacén para materiales de excavaciones se convirtió "en un verdadero aljibe en el que llegaron a calcularse los metros cúbicos de agua almacenada, y con grandes dificultades para su achicamiento porque el agua no dejaba de manar": Cuenta el cronista a renglón seguido que puede que el agua se hubiera corrido "a lugares más bajos y viables, las aguas 'Las Balsas'".
Bienvenidas sean estas pinceladas históricas sobre un lugar muy frecuentado hoy por el ocio nocturno y hasta el tardeo. Establecimientos hosteleros comparten espacio con otros negocios en bajos comerciales, la mayoría cerrados. No así los pubs y bares. En esta calle tiene también su sede, en los bajos de la plaza de toros, la comparsa de gigantes y cabezudos. Por ella se accede a un par de portales.
Con el pavimento bastante roído por el tiempo, adoquinado y de cemento, la calle las Balsas tenía hasta hace unos meses cuatro farolas casi iguales, en línea recta desde San Benito hasta Rota, de las cuales solo quedan tres. Un buen día desapareció la segunda (empezando por la esquina de una peluquería), única con farol y situada enfrente de la puerta de un café-bar. Fue en torno al mes de mayo. El hueco de la base se tapó con cemento y de la farola ya no se ha vuelto a saber.
Además de las tres restantes, pueden verse otras dos farolas, con doble pase de cemento y también doble lámpara.