Domingo de Calderas
El día más florido para un desfile multitudinario
El parque de la Dehesa es punto de encuentro de las nutridas calderas y de los cientos de piñorros que hacen del Domingo de San Juan el día de más esplendor
Meses llevaban las cuadrillas diseñando y dando forma a sus calderas, esas que con tanto orgullo lucieron el Domingo de más esplendor, después de horas de decoración, de colocar flores, de combinar colores y de adornar con las mejores viandas para conformar la esencia sanjuanera. No faltó la bota de vino, ni los toros, ni los huevos y el pollo, mucho menos los soles y por supuesto la rosa roja que dio viveza a una colección de calderas dignas de presenciar.
El desfile comenzó puntual en la plaza Mayor donde se dieron cita cientos de piñorras y piñorros ataviados con sus mejores galas tradicionales. También muchos de los jurados de cuadrilla, que cada vez más optan por este atavío arraigado en la esencia de los usos y costumbres.
El tiempo acompañó y todos lo agradecieron, pero eso no impidió que los abanicos salieran a relucir porque los paños se llevan con alegría el Domingo de Calderas pero no se escapan del calor.
La larga comitiva que iban cerrando las peñas con sus bailes acabó asentada en la pradera, donde cada cuadrilla desplegó un espectáculo de viandas y bellos manteles, a lo que pasaron revista las autoridades, presididas por el alcalde, Carlos Martínez, un habitual de la capa. Le acompañaba la consejera de Educación, Rocío Lucas, además de buena parte de la corporación municipal y otras autoridades provinciales y nacionales.
La expectación era máxima entre el público, comentando cada caldera que pasaba, toda vez que el sacerdote las bendecía, también a los cuatros. La de forma de plaza de toros de La Cruz y San Pedro, con su torero y su novillo para lidiar. La caldera de latón, la más clásica, pero lucida y florida como ninguna de Santa Catalina.
Fiestas de San Juan
Así han recibido las Peñas a las autoridades en el Domingo de Calderas
Redacción
También la taurina de La Mayor con una cabeza de toro dejando claro su importante presencia en estas fiestas de San Juan. El Rosel y San Blas optó por la animación de un novillo y una bota músicos, una idea que no pasó desapercibida. Santiago apostó por las flores amarillas y la figura del novillo, mientras que la de San Miguel destacó la iglesia de Santo Domingo y el escudo de la ciudad, esencia pura.
También la cuadrilla de San Juan quiso recordar la fisonomía de la ciudad y reprodujo la fachada del Ayuntamiento; Santo Tomé, San Clemente y San Martín dieron peso al libro de cuadrilla y en San Esteban eligieron una representación de La Saca. El sol fue el protagonista principal en El Salvador, Santa Bárbara y La Blanca, sin olvidar la presencia del toro. Todo un espectáculo para los sentidos.