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Cruz Roja

Una «familia» de 38 voluntarios, ángeles de la guarda del bienestar de los sanjuaneros

«Intentamos pasar lo más desapercibidos posible, porque eso quiere decir que ha ido todo bien», dice Caloto

El equipo del Jueves La Saca.Cruz Roja

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Soria

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San Juan es sinónimo de diversión, de disfrute, de tradición y de mucha fiesta. Pero siempre hay alguien velando por que todo siga rodando y por el bienestar de aquellos entregados a la causa de los sanjuanes. Muchos lo hacen por obligación, otros por vocación y convicción, por el mero hecho de «ayudar y poder dar una asistencia a la gente que no está bien». Lo resume así María Ángeles García, técnico en cuidados auxiliares de enfermería, con un bagaje de nada menos que 33 años como voluntaria en Cruz Roja y un largo historial de muchos Jueves La Saca en el hospital de campaña que cada año despliega la organización en el monte Valonsadero para cuidar de los sanjuaneros.

María Ángeles ha trabajado 36 años en el Hospital Santa Bárbara. Allí ya ha cerrado una vida laboral, pero la de voluntaria no la deja: «Me encanta». Eso es vocación.

Cruz Roja cuenta para este San Juan con 38 de esos incombustibles que han optado por vivir las fiestas del otro lado, el de la mano tendida. Un equipo perfectamente engranado y coordinado que se mueve como pez en el agua en el monte Valonsadero, también en la plaza de toros, en el parque de la Alameda y en la ribera del Duero que hoy recibirá a cientos de sanjuaneros en la tarde de Las Bailas.

«Intentamos pasar lo más desapercibidos posible porque eso quiere decir que ha ido todo bien», asegura Francisco Javier Lafuente, al que todos llaman Caloto. «Lo más gratificante es ver que puedes ayudar a que las fiestas sigan discurriendo con normalidad», explica sobre lo que lleva a todas estas personas a preferir pasar estos días vigilantes.

Caloto es técnico en emergencias sanitarias y desde hace años, responsable de la red de radio, de comunicaciones. Hizo el servicio militar en Cruz Roja y le enganchó. Han pasado 32 años y ahí sigue. La Saca del pasado jueves sumó en su personal calendario de voluntario la número 30. Uno de los aspectos que más valora es «el compartir unos días con los compañeros, que son una pequeña familia con la que llevo muchos años. Además, a veces sólo nos vemos estos días porque hay gente que viene de fuera».

Es el caso, por ejemplo, de Jesús Sala, que conduce año tras otro el todoterreno de rescate que surca Valonsadero pendiente de que nadie que necesite ayuda se quede sin ella. Él llega desde San Leonardo de Yagüe. Otros también de otras provincias.

El equipo de 38 personas que conforman el grupo de voluntarios de Cruz Roja para estos días de San Juan cuenta con dos médicos, otras tantas enfermeras, tres auxiliares de enfermería, dos operadores de comunicaciones, 18 técnicos de emergencias sanitarias, conductores de ambulancias, y diez socorristas para ayuda asistencial. Muchos llevan 30 años haciendo esta labor encomiable, pero también llegan nuevos relevos.

«Hacen actividades de formación y reciclaje, sobre todo para los que no tienen un perfil sanitario, aunque los sanitarios son amplia mayoría», explica Norberto Cardona, el coordinador de todo esto, el que mueve los hilos para que cada uno esté en su sitio donde más se necesita en todo momento.

Hoy Lunes de Bailas, desplegarán dos ambulancias de soporte vital básico en la ribera del Duero, además de un vehículo de intervención rápida y 14 voluntarios, entre personal de enfermería, auxiliares y técnicos en emergencias sanitarias, que estarán alerta ante cualquier incidencia. Un total de 38 fueron los ángeles de la guardia en La Saca.

También la plaza de toros contó con su presencia, tanto en las vaquillas como el viernes. Ellos se preocupan del público, con 14 voluntarios –una enfermera, tres auxiliares y el resto técnicos en emergencias–, dos ambulancias de soporte vital básico y un vehículo particular. Para lo que ocurra a los toreros en el interior de la plaza ya está el personal sanitario de la misma.

El sábado fue más tranquilo, pues Cruz Roja sólo está al pie del cañón durante los fuegos artificiales de la noche. Con una ambulancia y dos técnicos lo hacen. El Domingo de Calderas, el día tranquilo de la fiestas, logran descansar.

«No sabría disfrutar los sanjuanes como fiesta fuera de este entorno. Por ello estoy muy agradecida tanto a Cruz Roja como a los voluntarios poder seguir colaborando con ellos», asegura Soledad Arranz, enfermera de profesión, que lleva 35 años como voluntaria. Como otros, ya está jubilada pero su vocación como voluntaria todavía sigue corriendo.

Y es que la edad es lo de menos. Desde los 18 a los 68 años, el espectro es muy largo en el equipo de San Juan. «Tenemos desde estudiantes de FP de técnico de emergencias a jubilados que llevan muchos años y cuya experiencia en la parte logística es muy importante, y sobre todo por su conocimiento del monte», especifica el coordinador.

Soledad llegó a la institución el siglo pasado tras participar en una excursión, como sanitaria, con la asociación Frater de Soria, y siempre ha permanecido en socorros y emergencias. «Mi trayectoria en Cruz Roja ha sido muy fructífera para mí tanto como persona como profesional de la salud, he encontrado muy buenos amigos y he podido trabajar con grandes profesionales en el equipo médico. Estar en Cruz Roja me ha ayudado en mi desarrollo como persona y como profesional y por ello me siento muy orgullosa de pertenecer a esta institución», confiesa Soledad, que condensa en pocas palabras un sentimiento compartido por los voluntarios que hablan de «familia» para referirse a los otros hombros sobre los que recae el compromiso totalmente altruista de cuidar de los demás.

Una familia muy bien coordinada que demuestra cada Saca que lo tienen todo bajo control. El puesto médico avanzado que se sitúa en la pradera a primera hora es la cara más visible de un ejército de personas, ambulancias y vehículos que se van moviendo y avanzando estratégicamente a medida que lo hace el festejo. El centro móvil de coordinación es «el cerebro de todo el equipo», destaca Norberto, sobre todo el personal y las seis ambulancias de soporte vital básico, la UVI móvil y dos vehículos todoterreno de intervención rápida, también con personal sanitario para la primera intervención hasta que llegue la ambulancia más cercana. Una dotación que conforma material propio de Cruz Roja Soria pero que también llega de otras provincias como Salamanca, Palencia, Valladolid o la localidad aragonesa de Tarazona.

El altruismo no tiene fronteras.