Corrida de Domingo de Calderas
Sendas orejas para Sebastián Castella y Manzanares
La lluvia obligó a retrasar media hora el festejo en el que hubo que cambiar a uno de los astados
El torero soriano Rubén Sanz en su primero del Domingo de Calderas.
La segunda corrida de la feria de San Juan, la del Domingo Calderas, comenzó con media hora de retraso debido a la lluvia. Justo cuando estaba previsto el inicio del festejo, la tormenta hizo acto de presencia pero finalmente la presidencia optó por dar el visto bueno al inicio al dejar de caer. Hubo que sustituir a uno de los astados y entró un sobrero de Julio de la Puerta.
Sebastián Castella arrancó con muletazos muy profundos templados y despacio, alguno eterno del francés, aprovechando el gran pitón derecho del toro. Dio dos pinchazos y la estocada ligeramente baja y consiguió una gran ovación del respetable. De destacar el gran inicio de la faena a pies juntos con un pase por la espalda muy espectacular.
En su segundo de la tarde, Castella toreó sin apreturas dominando al toro en todo momento para que el animal no se rajara. Muletazos muy seguidos y ligados sin perder el sitio, faena de mando y temple. Una oreja. Muy por encima del animal.
Por su parte, José María Manzanares mostró un toreo elegante y de excelente composición estética con mucho temple y pulso ajustado a la poca fuerza de toro. Faena basada en el pitón derecho con todos los muletazos sin tocar la muleta. Toreo de quilates. Estocada al encuentro muy efectiva y una oreja.
Ya en el segundo, muy por encima del sobrero de Julio de la Puerta, un toro soso y remiso que tardaba en embestir. Faena de tesón y mucho esfuerzo intentando ligar los muletazos y hacer lo que se podía con el toro. Pinchazo y media estocada, suficiente ovación.
Y llegó el turno del soriano. Rubén Sanz regaló algún muletazo con sabor pero en general toreó muy despegado, descargando la embestida y teniendo que colocarse en cada muletazo. Tenía el toro algo más, poco aprovechado por tanto. En su primero, estocada contraria y delantera, con cuatro descabellos.
En su segundo, intentó el toreo personal, sin embargo, no estuvo acertado en la elección de terrenos ni en la colocación abusando del pico y toreo muy despegado. Demasiados cometarios durante la faena y cinco descabellos. Muy mal en general, falta de ritmo y con escasa entrega. Ante un animal muy noble y cómodo de pitones.
En general, toros flojos, regular de presentación, con Castella por encima de sus toros y un gran Manzanares en las formas y en la clase, y otra decepción de Rubén.