La memoria de los despoblados
La Asociación de Amigos del Museo Numantino recoge en su última revista de ‘Arévacos’ reportajes sobre cinco despoblados de los «varios centenares» que incluye el inventario que está elaborando
«El estudio de los despoblados es fundamental, tanto para conocer los restos que han llegado hasta nuestros días, como para entender el proceso histórico y el contexto socio-económico y cultural de nuestra situación actual, de lo que hoy somos». Lo firma la Asociación de Amigos del Museo Numantino en el último número de su revista, Arévacos, que dedica a un problema sobradamente conocido en la provincia de Soria: los despoblados. El colectivo trabaja en estos momentos en un proyecto para el inventario y el estudio de los despoblados históricos que hay en Soria, y ha querido dedicar la revista a algunos de ellos: Peñalcázar; Golbán y el Monasterio de San Juan, en el entorno de Atauta; Masegoso; Sotocarros, en Cuevas de Ayllón; y a Baniel.
Según fuentes de la asociación, el trabajo desarrollado hasta la fecha «contiene datos de varios centenares de despoblados» y toda la información que se ha podido recopilar de cada uno: cronología cuando es posible, documentación, bibliografía... Muchos datos para un proyecto de investigación que está en proceso de investigación, «ya que no se han estudiado todas las zonas de la provincia con la misma intensidad». Además, las características del estudio y la situación de la provincia hace que el trabajo esté «en permanente revisión», suscribe Amigos del Numantino.
Un grupo de trabajo formado por varios socios se encarga de esta iniciativa, in situ y con horas de recopilación informativa y estudio, con trabajo de campo, consulta de archivos, revisión bibliográfica y recopilación de testimonios orales, entre otras tareas.
La asociación explica en su editorial que para la confección de Arevacon se ha contado con la colaboración de investigadores expertos en el tema. Así, Alberto Arribas Hernández hace un recorrido por el ayer y el hoy de Peñalcázar, un lugar, dice, al que los destrozos y deterioros no han podido arrancar «ese encanto casi místico que tienen algunos despoblados, un sentimiento extraño, quizá una percepción metafísica pero común entre los visitantes respetuosos de despoblados que, involuntariamente, les lleva a hablar como si en un cementerio se encontraran».
Mientras, Marisol Encinas Manchado ahonda en el despoblado de Golbán y el Monasterio de San Juan. «Ambos están muy cerca de Atauta y nos llevan a los tiempos medievales de la llamada reconquista, cuando la población de la zona, bajo el poder cristiano, comenzó a reorganizarse».
Por Masegoso conduce al lector Ángel Lorenzo Celorrio en un amplio estudio, en el que se refiere al despoblado como «un pueblo que desapareció sin ruido hace dos siglos y medio. Las causas del abandono pudieron ser varias y diversas. Quizá la principal fuera la abundancia de aguas superficiales, que hacía que el lugar fuera insano e improductivo».
Silvano Andrés de la Morena recorre Sotocarros, en Cuevas de Ayllón, cuya importancia «ha sido su permanencia en la historia desde que desapareció a mediados del siglo XV», en referencia a que condicionó el futuro de Cuevas de Ayllón.
Y, por último, José Ángel Márquez Muñoz guía al lector por Baniel, «una pequeña aldea vacía situada a unos 10 kilómetros al este de Almazán», que, al vaciarse, «perdió las constantes vitales, el pulso diario de sus habitantes».
La Asociación de Amigos del Museo Numantino aboga por la difusión de esta iniciativa de inventaria todos los núcleos, al entender que «puede ser fuente de documentación para otros estudios históricos por estar recopilando informaciones que en pocos años se van a perder». La revista puede adquirirse en el Museo Numantino y en las librerías de la ciudad.