Cerrar

Despoblados: «ruinas y testigos»

Amigos del Museo Numantino dedica un nuevo número de la revista Arevacón a la despoblación, mientras continúa desarrollando su proyecto de creación de una web sobre la materia para difundir esta parcela del patrimonio cultural

Albocabe es uno de los despoblados de la provincia.-MARIO TEJEDOR

Publicado por
P. P. S.
Soria

Creado:

Actualizado:

«Los despoblados no son solo ruinas solitarias carentes de vida. Son testigos de cómo la sociedad ha ido adaptándose a lo largo del tiempo a los distintos cambios socioeconómicos que les ha planteado su época y, por ello, son parte de nuestra historia». Así concluye un amplio artículo que puede leerse en el último número de la revista Arevacón, el correspondiente a 2021, que ha salido a la calle este mes de enero. Un esbozo histórico de la evolución del fenómeno de la despoblación en la provincia en el que su autora, Marisol Encinas, ahonda en el cómo y por qué de la marcha de sorianos de su tierra a lo largo de la historia. Licenciada en Historia y experta en Historia del Arte y Arqueología, Encinas ofrece un escueto recorrido diacrónico por estas tierras, citando a dos autores: Gonzalo Martínez Díez, que ya en 1983 situaba en Soria unos 370 despoblados; y a Enrique Díez, con un texto que este autor dedicó a la repercusión en Soria de la política imperial durante los siglos XVI y XVII. «¿Es algo actual o tiene antecedentes rastreables?», se pregunta Marisol Encinas sobre la realidad palpable de Soria a comienzos del XXI.

El recorrido comienza con unas pinceladas de la situación en los siglos XIV y XV, marcado el primero por una epidemia de peste, cuyas consecuencias en la población «no quedan claras, ya que para algunos investigadores no afectó demasiado y otros atribuyen a su impacto la primera despoblación de algunas aldeas». En los siglos XVI y XVII volvió en el primero la peste y en el segundo, una plaga de langosta, mientras que en el segundo la emigración redujo la población de Soria en un 43%, por la crisis agrícola. 

La situación no mejoró en el XVIII mientras la provincia entraba en el siglo siguiente en el que la emigración se canalizó en dos vías: de los pueblos a la capital y desde estas tierras hacia el sur de la península y América. Ya en el XX, expone la historiadora, se produce el mayor hundimiento demográfico. Plantea Encinas reflexiones y preguntas tras un esbozo temporal, a las que merece la pena acercarse en la revista, a disposición del público en el Museo Numantino y en las librerías. 

Con el título Despoblados de Soria II, la revista incorpora, además de este prolijo artículo, tres reportajes. Uno de ellos, escrito por Eduardo Alfaro, conduce por la Ruta de los Despoblados en Tierras Altas, centrándose en Vea. La Barbolla, de Luis C. Pastor, y Mazalacete, en Cihuela, por Vicente Alejandre, son los protagonistas de los otros dos reportajes. 

Con ellos, la Asociación de Amigos del Museo Numantino continúa su apuesta por difundir y dar a conocer una parcela del patrimonio cultural de la provincia, tal y como puede leerse en el editorial. Desde hace ya un tiempo, un grupo específico dentro de la asociación trabaja en los Despoblados de Soria, con un doble objetivo: recopilar información que está a punto de perderse y la creación de una web que se está elaborando en la que se pondrá a disposición de investigadores e interesados todo este material.