Investigación
El famoso bandido don Juan Barreda, ¿doctor por la Universidad de Osma?
Suplantaba la personalidad examinándose por otras personas y se le condenó finalmente a la pena de garrote vil en la plaza Mayor de Salamanca
La verdad es que muy poco acertada estuvo la Comisión provincial de Patrimonio histórico artístico de la Junta de Castilla y León, o como demonios quiera que se llame, cuando años ha permitió o no impidió borrar la primera pintada estudiantil llevada a cabo en tierras sorianas. Nos referimos a la en que podía leerse en el patio de la antigua Universidad de Osma, bajo de los collarinos de los capiteles de las columnas tostadas por mil soles de la planta baja de su patio. Los colegiales universitarios cierta noche, víspera de la elección de rector del centro, pertrechados de escalera, pincel y recipiente rebosante de almazarrón dejaron constancia de que «ALMANSAM RECTOREM CONTRA COMMUNE ASERIMUS».
Viene esto al caso por tratar, hoy, de un pintoresco y extravagante individuo del que se ha asegurado que fue graduado por las Universidades de Ávila y de Osma, ésta fundada por el gran obispo y espléndido mecenas Pedro Álvarez de Acosta, el año 1550, en la villa mitrada de El Burgo de Osma. No obstante, en honor a la verdad y a pesar de la pérdida documental que se produjo cuando, sin control, se procedió el traslado de los enseres del centro de enseñanza a la ciudad de Soria, no aparece su nombre en los libros de grados, tampoco en los de matrículas ni en los correspondientes a las pruebas de cursos.
Será Vicente de la Fuente, en su «Historia de las Universidades, colegios y demás establecimientos de enseñanza en España», el que nos informe que en la banda de malhechores, bandidos, salteadores y asesinos que fueron ajusticiados en la Plaza Mayor de Salamanca, por formar parte de una cuadrilla de ladrones que tuvieron aterrorizada a la ciudad y a su comarca, «figuraba un tal D. Juan Barreda, tonsurado. Doctor en Teología por Ávila y Osma, del cual se decía que, aparte de otras industrias lucrativas, se dedicaba á graduarse por cuenta de otros, que le pagaban por examinarse á nombre de ellos en Universidades menores». Tema, éste, que nos recuerda lo ocurrido, ya en nuestros días, con la falsa autoría de cierta tesis doctoral. ¿Cuáles de los titulados, registrados en dichos libros, lo fueron gracias a la trampa de Barreda?
El caso es que el lunes 11 de enero de 1802 se ejecutó la sentencia de dieciséis facinerosos integrantes de las cuadrillas de Periquillo, Roque Huidobro alias Cubero, Manuel Olmedo alias Corneta, Patricio Hernández y Chafandín, que llevaban sembrando el espanto y la desolación no sólo a Salamanca y su provincia sino a muchos pueblos de las limítrofes. Bien armados allanaban las casas, profanaban los templos, violentaban doncellas y maltrataban a los párrocos.
Para tal ocasión se colocaron en la expresada plaza, en diversos tablados, cinco horcas y un garrote actuando como ejecutores dos verdugos, padre e hijo llegados de Valladolid que cobraron 3.800 reales, y el salmantino porque de no concurrir los tres aquel fúnebre espectáculo hubiera durado demasiado.
Con el fin de mantener el orden público y custodiar a los detenidos se hizo venir al primer Batallón de Voluntarios de Barcelona y a la primera Compañía del Provincial de Salamanca. Ni el frío ni la gran nevada que cayó fueron obstáculo para que gran parte de los vecinos de la ciudad se concitaran a presenciar espectáculo tan dantesco. Tras las ejecuciones, algunos de los cadáveres fueron descuartizados y sus despojos, como era habitual entonces, expuestos, con fin ejemplarizante, en las picotas de los lugares donde habían perpetrado sus fechorías.
Por lo que se refiere al graduado por Osma, si es que llegó a serlo, Villar y Macías, escribió que Cristóbal Sánchez alias Boleta, de la cuadrilla del Cubero, fue condenado a diez años por intentar escapar de la cárcel pocos días antes con nuestro protagonista y Francisco Guerrero alias la Fiera, éste condenado a pena de muerte, «encontrándoseles los instrumentos con que ya tenían hechos cuarenta y un barrenos en el techo del calabozo».
El precitado Barrera formó parte de la cuadrilla de Manuel Olmedo alias Corneta, vecino de Salamanca, alcalde de Barrio y de Hermandad algunos años en los que cometió sus robos. Se sospechó del titular del grupo su participación en el asesinato de un niño que «fue muerto y echado al río Tormes con una gran piedra atada al cuerpo» por haber sido causa del descubrimiento de sus delitos.
A don Juan Barreda se le condenó a pena de muerte mediante garrote, también conocido como garrote español y popularmente garrote vil. Si no se le ahorcó fue en consideración a que había recibido la orden menor de la prima tonsura, «y que (aunque á nombre de otros) se halla graduado de doctor en Teología por las Universidades de Ávila y Osma».
La aclaración de «a nombre de otros» acaso sea la causa por la que su nombre y otras circunstancias, no aparezcan en los citados libros del «alma mater oxomense». Institución criticada por Jovellanos, a pesar de haberse titulado en ella, cuando la acusó de fraudulenta y falsificadora de cédulas de grados y testimonios de cursos:
«Haz lo que otros: escribe tu deseo a algún sopista de Osma y tendrás una panza de oveja a vuelta de correo».
Años después cambiaría de opinión y señalaría que tal Estudio había sido «antes miserable y hoy estimable, por la protección que le dispensó el rey padre a ruego de su confesor y por influjo y residencia de Tavira». De otras Universidades menores se llegó a afirmar, en el siglo de oro, que «en Oñate y Orihuela, todo cuela».