Heraldo-Diario de Soria

Historia

El marqués de Berlanga compra un esclavo a religiosos del Colegio de la Compañía de Jesús de Soria

Los jesuitas lo habían heredado de Fernando de Padilla, canónigo dignidad de prior de la catedral de Santa María de Osma

Participantes en la Jornada de Inglaterra.

Participantes en la Jornada de Inglaterra.HDS

Publicado por
J. Vicente de Frías Balsa
Soria

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Los vecinos de Berlanga de Duero que otrora cantaban aquello de:

«castillito de Berlanga,

castillito de Berlanga,

ojalá Dios te cayeras

y las pillaras debajo

a todas las cebolleras»,

terminaron, ayer, sus fiestas patronales en honor de la Virgen del Mercado, que habían iniciada el día 25. Para bien entender la coplilla hemos de aclarar que las cebolleras no eran otras que las hortelanas burgenses concurrentes al mercado semanal que tenía lugar en la Villa, de la que profetizaban los vecinos de los pueblos limítrofes

«Berlanga, berlanguilla,

te verás como Fuentepinilla».

El hecho de las jornadas feriadas, el de la extinción de la Compañía de Jesús en Nicaragua y los cinco meses que llevamos esperando las separatas de Gormaz nos han traído a la memoria el tema del que vamos a tratar, documentado en el «Registro de escrituras públicas que ante mi Bartolomé de Espinosa, escribano, se an otorgado desde siete de enero de mil y quinientos e noventa y ocho».

El caso es que Pedro Claver, religioso de la Compañía y rector del Colegio del Espíritu Santo de la ciudad de Soria, en su nombre y de lo demás jesuitas, como herederos de Fernando de Padilla, prior que había sido en la catedral de Osma y fundador, en 1575, de dicho Colegio, otorgó una carta de venta el 14 de enero de 1598. En ella le lee que «vendo y doy en venta real […] a su señoría el señor don Pedro Sánchez de Tovar, marqués de Berlanga, […] un esclavo negro atezado, que se llama Pedro, que será de edad de hasta treinta y tres años, poco más o menos». El cual vende «por sano y abido en buena guerra y que no tiene gota coral ni mal de corazón […] según y de la forma y manera quel dicho Colegio le heredó del dicho don Fernando de Padilla el cual vendo a su señoría por prescio y cuantía de cincuenta ducados que por el dicho esclavo su señoría y Diego de Montoya, su mayordomo en el partido de Osma, en su nombre para el dicho Colegio me ha pagado».

¿Qué decir de Pedro Sánchez? Pues que fue III marqués de Berlanga, señor de la casa y villa de Tovar así como de la ciudad de Osma. El 25 de junio de 1586, Francisco de Rosales, gobernador y juez de residencia de la Ciudad y su término, por el marqués, había aprobado las cuentas de la misma y de sus alquerías, ante Diego Peña de Espinosa, escribano de Berlanga. En 1596 consiguió ejecutoria en la Real Chancillería de Valladolid contra Manuel Franco, que había demandado la propiedad de Berzosa.

El 16 de abril de 1600 deja constancia el libro de bautizados de la parroquia de El Burgo de Osma que fray Pedro de Rojas, obispo de Osma (1595-1602),bautizó un niño, hijo de Gabriel de Guzmán, señor de la Casa de Toral, y de Francisca de Guzmán, su mujer. Pusieronle por nombre Ramiro Núñez de Guzmán y fueron sus padrinos «los señores Don Pedro Sánchez de Tovar y Doña María de Recalde, Marqueses de Berlanga». El mismo año, el 17 de julio, el marqués informa haber suplicado a Felipe II licencia para tomar a censo, «por no tener bienes libres para ello», 6.000 ducados para el servicio de las lanzas con que le mandó le sirviera. Y el mismo año apodera a Andrés Gómez, su tesorero y mayordomo de rentas en Berlanga y su partido, para recibir a censo 271.000 mrs. del Colegio Universidad de Santa Catalina, en El Burgo de Osma. Tres años antes, en 1597, había tomado, con licencia real, 14.000 mrs. del hospital de San Antonio de Padua, extramuros de Berlanga cuya escritura se protocolizó ante Andrés Gómez.

El 28 de abril de 1604 Enrique Enríquez, obispo de Osma (1602-1610), apodera a Pedro de la Vega, Pedro Salazar y Miguel de Ocio Quijada, procuradores en la Real Chancillería de Medina del Campo, para el pleito «que nos -dice el obispo- pretendemos mover y tratar contra el marqués de Berlanga que al presente es en razón de los términos y jurisdicción de la ciudad de Osma y su tierra y otros derechos que nos en ellos habemos y tenemos y contra otras personas particulares, basallos y criados del dicho marqués».

Hijo de Juan de Tovar y de Juana Enríquez de Rivera murió el 30 de abril de 1606, sin sucesión, aunque había casado con María de Recalde, y fue enterrado en la Colegiata, que había sido erigida por Íñigo Fernández de Velasco y María de Tovar, su esposa. La marquesa viuda vendió ese año a Antonio Manrique de Lara, señor de San Leonardo, ocho tapices de «las maravillas del mundo», que midieron 245 anas menos un cuarto y tres de la «historia de David», de 30, 24 y 34 anas y media.

Le sucede su hermano, Juan Fernández de Velasco y Guzmán que jamás usó el tratamiento de don. Fue VI condestable de Castilla, V duque de Frías, IV marqués de Berlanga, VII conde de Haro, grande de España. Este hombre excepcional tuvo trato, en su periodo de formación salmantina, con Francisco Sánchez de las Brozas. Fue capitán general de Castilla, virrey de Nápoles (1582-1586), gobernador del Estado de Milán (1592-1600), presidente del Consejo Supremo de Italia y consejero de Estado y Guerra. 

Su participación como embajador extraordinario de Felipe III en la Jornada de Inglaterra es el episodio más conocido de su actividad diplomática. La Jornada culminó con la firma, en Londres, en agosto del año 1604, de un tratado de paz entre ambos reinos. 

En su faceta cultural, además de poseer una magnífica colección de obras de arte, llegó a poseer una de las mejores bibliotecas españolas de su tiempo. Había contraído matrimonio, a los quince años, previa dispensa de consanguinidad, de 18 de marzo de 1570, con su prima hermana María Girón, hija de Pedro Téllez Girón y de la Cueva, I duque de Osuna, V conde de Ureña, virrey y capitán general de Nápoles y embajador extraordinario en Roma, y de Leonor Ana de Guzmán.

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