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¿Qué Papa concedía perdones a cambio de limosnas para obras en la Catedral y monasterios de Soria?

El Papa Luna tuvo relación con la diócesis de Osma y religiosos de esta tierra

Estatua de Benedicto XIII en Peñíscola, obra de Sergio Blanco.HDS

Publicado por
José V. de Frías Balsa
Soria

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Benedicto XIII, en el siglo Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor (Illueca, 25 de noviembre de 1342 - Peñíscola, 23 de mayo de 1423), más conocido como el «Papa Luna», en la obediencia de Aviñón y cardenal desde 1375, ejerció oficialmente su pontificado de 1394 a 1398 y hasta 1423 como antipapa, después de que en el concilio de Constanza, de 1415, fuera depuesto.

La tozuda lucha que mantuvo contra sus enemigos, a pesar de su extraordinaria sensibilidad literaria, motivó el dicho popular de «mantenerse en sus trece», en referencia a su negativa a renunciar a su posición de papa. Expresión que define a aquellos que suelen obstinarse de forma terca en su opinión, pese a que los argumentos en contra sean sólidos e irrefutables. Expresión que viene a ser la misma que asevera: «saca más un burro negando, que mil filósofos afirmando» y esto lo saben muy bien Félix y Santi, amigos del Archivo Histórico Provincial.

Pero, ¿por qué traemos aquí a Benedicto XIII? Pues por haberse cumplido el seiscientos aniversario de su muerte y porque tuvo sus más y sus menos con Pedro Fernández de Frías, obispo de Osma y, luego, cardenal de Santa Práxedes, llamado «cardenal de España». A éste, seguidor de papas y antipapas, le tocó vivir los tiempos convulsos por los atravesó la Iglesia y ser actor de algunos de sus momentos transcendentes. Nos referimos al Cisma de Occidente que, entre 1398 y 1417, dividió la cristiandad en dos obediencias y más tarde en tres. Tema que tratamos en otro lugar por lo que remitimos a los lectores a nuestro artículo «El cardenal Pedro Fernández de Frías, obispo de Osma y fundador del monasterio jerónimo de Espeja».

También porque en su cancillería se expidieron documentos relativos a ciertas parroquias de la actual provincia de Soria, com las de San Esteban de Gormaz (1407); Valdenarros (1409); Carazuelo y Candilichera, Noviercas, Fuentearmegil (1414); Medinaceli, Arenillas (1415); y al arciprestazgo de Almazán (1415).

En 1404 ordenaba al prior de la colegial de San Pedro, en Soria, al canciller de Noyon y al oficial de Zaragoza conferir a fray Sancho de Soria, preceptor del convento mercedario de Zaragoza, la preceptoría de La Merced de Soria, vacante por muerte de fray Juan Miranda. Y, puesto había tomado el hábito en la casa de ésta ciudad, le dispensaba para poder retener ambas. En 1417, a petición de Juan de Granada, provincial de la Orden en Castilla y Portugal, ratificó la permuta del convento de Santa Catalina, extramuros de Toledo, con la iglesia de San Andrés de Soria, realizada por el mercedario fray Juan de Miranda y el abad del monasterio de San Millán de la Cogolla.

Desde Perpiñán, el 29 de noviembre de 1408, comunicaba al cabildo, clero y pueblo de la diócesis de Osma, así como a los vasallos, alcaldes, justicias y oficiales de la misma, que habiendo revocado su administración al «cardenal de España», la encargaba a Alfonso Carrillo de Albornoz, cardenal titular de San Eustaquio, a quien habían de prestar la obediencia y fidelidad debidas. Y el 12 de abril de 1409 concedió indulgencias a aquellos que, visitando la catedral de Osma, en la que reposa el cuerpo de San Pedro, obispo de Osma (1101-1109), ayudasen a la suntuosa reparación que se realizaba en sus edificios.

En 1413 hizo saber al arzobispo de Toledo, a los obispos sufragáneos y a los capítulos de las catedrales de la provincia metropolitana de Toledo, entre ellos a la de Osma, que enviaba a Sancho López, como delegado apostólico, para tratar de arduos asuntos concernientes al clero de la provincia.

Al año siguiente, en bula al obispo de Osma le encargaba, al igual que a los de otras diócesis, que en la concesión de décimas al rey de Castilla y León, para la conquista de Granada, se observase, sin excusas y con valentía, «viriliter, omni excussatione semota», lo establecido en relación a la parte que había de aplicarse a la fábrica de las iglesias.

En el mismo nombró al abad de Santa María de Sopetrán, al deán de Sigüenza y al tesorero de Cuenca jueces conservadores y defensores de los derechos y bienes del monasterio de Santa María de Huerta. En 1415 año mandaba al abad de éste, fray Juan de Medina, reservar un beneficio a Fernando González de Viana, clérigo, con dispensa de legitimidad por ser hijo de presbítero y soltera. Otro, a favor de García Martínez de Rioparayso, racionero en la iglesia de Sigüenza, y uno más a favor de Pascasio Sánchez, clérigo de esa diócesis. Beneficios pertenecientes a colación del obispo, deán y cabildo de la catedral seguntina.

Ordenó al provincial de Castilla de la Orden de San Francisco, en 1415, que, secundando los deseos del guardián y comunidad de Soria y su custodia, se personase en los conventos de la misma y en otros de su provincia, dotándolos de los medios necesarios para promocionar la estricta observancia franciscana. El 5 de junio de 1417, otorgó indulgencias a los que diesen limosnas para la reparación de los conventos franciscanos de Soria y en San Esteban de Gormaz, pues tales conventos, situados en lugares estériles, padecían gran ruina en sus iglesias y edificios, careciendo sus comunidades de medios para repararlos y sostenerlos.

Qué oportuno hubiera sido mostrar, con motivo de tal celebración, el documento relativo a la seo oxomense, salido de la curia pontificia de tan controvertido personaje, en una mesa-expositor que amuebla vacía los claustros catedralicios.