Heraldo-Diario de Soria

Patrimonio

El vecino de El Burgo que construyó la barbacana de la iglesia de Valdenebro

La obra se hizo para evitar las ruinas espirituales que se experimentaban por lo indecente de dicha subida

Iglesia parroquial de Valdenebro.

Iglesia parroquial de Valdenebro.HDS

Publicado por
José V. de Frías Balsa
Soria

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Curiosamente es Valdenebro uno de los cuatro lugares de la provincia de Soria que contó con doble jurisdicción hasta la abolición de los señoríos, decretada en las Cortes de Cádiz el 18 de marzo de 1812, si bien su definitiva puesta en vigor no tuvo lugar hasta el 26 de agosto de 1837. Jurisdicción partida para el obispo de Osma y los señores de Berlanga de Duero. Los otros tres pueblos, si no fueron más, Valdeagua, con las relativas a las villas de Ágreda y Magaña aunque por manda testamentaria pasó a ser de Ágreda y Suellacabras. La villa de Brías, perteneciente a los señores de Gormaz y a los de Berlanga. Y la también villa de Zayas de Bascones, dividida para los hermanos Diego y Juan Calvillo de Avellaneda.

Valdenebro, pocos años antes de la contratación de la obra a que nos vamos a referir, contaba, hacia 1788, con sesenta y cuatro vecinos y su parroquia, advocada de San Miguel Arcángel, se integra en el arciprestazgo de Osma. El censo de 1528 señala cuarenta y ocho pecheros; el de 1591 cuarenta y cinco vecinos y el catastro de la Ensenada, en 1752, cuarenta y cuatro vecinos y medio, incluidas tres viudas “que la una es solo media vecina”.

Pues bien, el 2 de junio de 1796 Narciso Jaray, vecino de El Burgo de Osma, aseguraba que Juan Palomino, mayordomo de la parroquia de Valdenebro y vecino del lugar, en 30 de enero había acudido al tribunal eclesiástico solicitando se le concediese permiso y licencia para hacer una manguardia o barbacana a la subida de la iglesia. El motivo de la petición se hacía «por estar indecente dicha subida».

El caso es que, tras haber pedido información al cura y en vista de lo que expuso el fiscal general del obispado, por auto de 17 de febrero, se concedió el correspondiente permiso y se mandó a Narciso Jaray formar condiciones «que sirviesen de regla para la construcción de la obra». Redactadas el 24, dos días después se comisionó al cura para que, con intervención del mayordomo, dispusieran la ejecución de la obra «por formal ajuste o del modo que le pareciere más útil a la Iglesia y que en todo caso el maestro en quien quedare otorgare la escritura de obligación y fianza competente».

Así las cosas, Narciso se convino, ante el escribano Manuel Ximénez, con el Dr. D. Manuel Fajardo y con Juan Palomar, cura y mayordomo de dicha iglesia, de hacer la obra con las condiciones establecidas y por la cantidad de 6.650 reales pagados en tres plazos: al principio, medio y fin de la obra. Con tal motivo se le pidió otorgase escritura de obligación y fianza y poniéndolo en práctica lo hizo 29 de abril. Por ella se obligó, con su persona y bienes muebles y raíces habidos y por haber, a hacer dicha manguardia con las condiciones que había formado y en la mencionada cantidad.

Se comprometió, además, a comenzar la obra «dando principio a ella y no dejándola hasta su perfecta conclusión para evitar, de esta suerte, las ruinas espirituales que se experimentan por lo indecente de dicha subida a la iglesia». Lo que haría siempre «con tal que el cura y mayordomo me entreguen la referida cantidad en dichos tres plazos, el uno antes de comenzar la obra, el segundo al medio de ella y el tercero y último después de concluida y dada por buena». Correrían por cuenta del maestro todos los mate-riales, jornales y demás que fueren necesario.

Presentó como fiadores a Santiago Jaray y Blas Rubio, vecinos de la villa episcopal, que presentes estaban a la formalización de la escritura. Ambos manifestaron «que el referido Narciso Xaray ejecutará la referida obra según y en los términos que lleva ofrecidos y con aquella solidez y perfección que se requiere y de no ejecutarlo así lo haremos los dos juntos y cada uno in solidum por constituirnos como nos constituimos por sus fiadores haciendo de ajena deuda nuestra propia sobre que renunciamos las leyes de la mancomunidad y hacemos la escritura de obligación y fianza más formal en derecho».

Y los precitados Manuel Fajardo y Juan Palomar, cura y mayordomo de la parroquial de dicho lugar, aceptaron esta escritura en todo y por todo. Y en su virtud de ella se obligaron a pagar al referido Narciso Xaray los 6.650 reales «siempre que cumpla con lo que lleva ofrecido».

También trabajaron para la iglesia de Valdenebro Esteban Fernández, escultor. Juan Montes Sanz, entallador. Diego de Puelles, bordador. Tomás Ruiz de Quintana, pintor. Cristóbal de Salazar, escritor de libros...

Por lo que se refiere a Narciso, maestro alarife, junto con Miguel de Ortega, del mismo oficio, el 8 de noviembre de 1793 trabajaban en el cielo raso del teatro y barandillas de la Universidad de Osma. Tres días después ordenó el claustro universitario, por lo que se refiere al teatro «se maestren sus paredes, para la maior hermosura y decencia, ajustándolo con los mismos maestros».

Próximas las fiestas de la localidad un saludo a Aurelio y Rose, deseando su mejoría, a José Antonio y Teresa y a todos los vecinos de Valdenebro.

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