Pleito vecinal de Bayubas de Arriba y Torreandaluz con hachas y palos
Una veintena de vecinos de Bayubas acudieron armados al lugar en que hallaban los de Torreandaluz para impedir la corta de estepas y leña
Reunidos los vecinos de Torreandaluz, en concejo público, el 4 de mayo de 1798, entre ellos Andrés Amaya, alcalde pedáneo, Esteban Nafría, regidor, Ramón de la Fuente, diputado y Pedro Gómez, alcalde de la hermandad, pusieron de manifiesto que desde tiempo inmemorial a ese día habían estado en la posesión de sacar, de sol a sol, para el consumo de sus casas y hogares, estepas y leña baja e inútil de los montes de Boós, Valverde de los Ajos y Bayubas de Arriba. Mas por estos lugares se intentó impedirlo, quebrantado la costumbre, lo que motivó que los primeros demandasen a los vecinos de dichos lugares.
El año 1788, ante el corregidor de la ciudad de Soria, se había dictado sentencia definitiva en favor de los vecinos de La Torre para que siguiesen usando y aprovechando, como siempre, de la saca. Sentencia que fue apelada por los de Bayubas, ante el presidente y oidores de la Real Chancillería de Valladolid quienes, el 24 de marzo de 1791, confirmaron la dada por el corregidor, librándose, el 15 de junio de 1795, la competente provisión para que, con ella, requiriesen a dichos lugares con el fin de que cumpliesen con la real sentencia y confirmación.
Sin embargo, el concejo y vecinos de Bayubas, en menosprecio de lo mandado, continuaron impidiendo la saca, quitándoles prendas vivas y muertas, pasando a venderlas «prevalidos de su mucho número de gentes y poderío agavillándose y juntándose como lo ejecutaron en el 13 de julio del año pasado de 95 cuyos hechos toleraron prudentemente los vecinos de Torre Andaluz, mas toda esta prudencia les ha servido a los de Gayubas de tomar altivez y atrevimiento». Actitud que se puso de manifiesto el 29 de enero de 1798 cuando varios vecinos de La Torre pasaron al monte de Bayubas por estepas y, estando arrancándolas, llegaron dos vecinos a pedirles prendas, diciendo ser guardas de monte y que lo ejecutaban de orden de la justicia.
Entregaron las prendas voluntariamente las prendas, pero los ¿guardas? fueron a comunicarlo a Bayubas de donde bajaron al paraje veinte vecinos armados con hachas y palos contra los primeros, «que a no haber tenido éstos mucha prudencia se hubieran acarreado fatales consecuencias». Para su remedio, y que se les castigara con las más serias providencias, les fue preciso recurrir, de nuevo, a la Real Cancillería por poder otorgado el día 3 de febrero, haciendo relación de lo expresado.
Visto por el presidente y oidores se sirvieron librar 2ª real provisión, de 23 de febrero, por la que mandaron a la justicia, consejo y vecinos de ese lugar, pena de 200 ducados, guardasen y cumpliesen la 1ª. Sentencia con la que se requirió, el 15 de marzo, al Lic. Francisco la Puente, alcalde mayor de la villa de Berlanga, para que la pusiera en conocimiento de los regidores, procurador y vecinos de Bayubas.
En su virtud comparecieron ante la escribanía de Santos Gamarra, escribano de Berlanga, Clemente Valdenebro y Simón de Pablo, alcaldes pedáneos, Lorenzo Martínez, Agustín Muñoz, Francisco Tajueco, Pablo Nuño, Lucas Gonzalo, Francisco Muñoz y Manuel Sanz, a quienes se les hizo saber las reales provisiones. Se presentó la lista de prendas requisadas, para su devolución, y enterados los comisionados de Bayubas, se dieron por notificados y que solicitaron para su defensa se les proporcionase copia de la última real provisión y sus diligencias.
Al parecer y a pasar de la multa impuesta de 200 ducados, no la obedecieron, antes bien, «con mucha altivez definitiva y orgullo han hecho un total escarnio y menosprecio, abuso y abandono de la real superioridad y sus segundos reales mandatos». Han procedido, nuevamente, desde el 16 de marzo, en que se le hizo saber la 2ª real provisión, hasta el 4 de mayo, «no tan sólo a no querer entregar las prendas que tiene en su poder, sino a impedir al saca de estepa, leña baja e inútil a los vecinos de La Torre, y a prenderles nuevamente y lo que peor es jactándose a pública voz, así la justicia como vecinos del dicho Gayubas, de que no querían entregar las prendas que tenían, sin orden del alcalde mayor de la villa de Berlanga y su común de tierra, de cuyo alcalde mayor tenían orden para prendar».
Los vecinos de La Torre pidieron a la justicia de Bayubas y fiel de hechos el correspondiente testimonio. Y éste respondió que no daban prendas ni testimonios y que no fusen por estepas «que las mulas habían de ir de prendas a Gayubas y que no había que dar cuidado viniesen provisiones, que ellos todavía no habían pagado ochavo y que, por último, no se podía reducir a otra que a pagar los doscientos ducados en que la sala les multaba».
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En tal situación, si el presidente y oidores no tomaban serias providencias, que sirvieran de freno y escarmiento a los despachos de la justicia y vecinos de Bayubas, viéndose los de La Torre «expuestos a una fatal consecuencia en cualquier día y hora», para remedio de todo otorgaron todo su poder cumplido a Pedro Pérez, vecino del lugar, y a D. Manuel Palacios, procurador en Real Chancillería.
Se les facultaba hacer relación de lo expuesto y pedir se comisionar ministro que hiciera guardar y cumplir la real sentencia y saca de multa impuesta; para que sus vecinos entregasen las prendas de los otorgantes y se les castigase por las que hubieran vendido y para que acusaran las rebeldías de la justicia y vecinos o al procurador, en su nombre. Solicitando, por último, se providenciara para «la contención de atropellos e insultos que están a capaso cometiendo». Y hasta conseguirlo presentasen todos los requerimientos, memoriales y súplicas que fueran necesarios.