Heraldo-Diario de Soria

Conoce a quien imprimió el primer libro en Soria y en qué año lo hizo

El 8 de diciembre de 1551 se empadronó en El Burgo de Osma llamado por el obispo Acosta, donde quiso hacer un molino de papel en el molino del puente

Imagen del obispo Acosta en la catedral de León.

Imagen del obispo Acosta en la catedral de León.HDS

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José V. de Frías Balsa
Soria

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Fue un obispo de Osma -y no podía ser de otra manera- el que introdujo la imprenta en la provincia de Soria. Y la implantó -como era obligado- en la sede episcopal, sita en El Burgo de Osma. ¡Qué diferencia con otro prelado reciente, de infeliz recuerdo, que lo único que pretendió, y en parte lo consiguió, fue trasladar la curia eclesiástica a Soria!

Sí, fue Pedro Álvarez de Acosta, que vino trasladado desde la diócesis de León a la de Osma el 7 de octubre de 1639, el que estableció, «in aedibus episcopalibus», la máquina de imprimir, bajo los cuidados del impresor real Diego Fernández de Córdoba, maestro que se avecindó en la Villa el 8 de diciembre de 1551. Así se lee en el Libro de Actas del Ayuntamiento:

El impresor se llamaba Diego de Córdoba.

El impresor se llamaba Diego de Córdoba.HDS

«Este día Diego de Córdova, impresor, pareçió en el dicho concejo y dixo que pedía por merced a sus mercedes que por que él pretende bivir en este pueblo le reciban por vezino de la dicha villa que él se obligaba a las cargas que los vezinos desta villa de su estado son obligados. Los dichos señores dixeron que le recebían e tenían por tal vezino». La aceptación tuvo lugar en un concejo general en e que se hallaron presentes Lope de Salinas, alcalde ordinario, Miguel Martínez y Jerónimo de la Mota, regidores, y un grupo de vecinos.

Poco después, el 12 de marzo de 1552, en el concejo se trató como el impresor quería hacer un molino de papel, en el molino del puente, «fuera de la cerca de la dicha Villa y en la carnicería de ella y dice que gastará en ello mucha suma de maravedís». Cabe suponer la intención del maestro de permanecer en El Burgo, y de emplear el papel fabricado para la impresión de los volúmenes procedentes de los tórculos de su casa.

Durante su estancia en El Burgo de Osma, entre los años 1551 a 1570, y con el patrocinio de dicho prelado, se publicó el «Breviarium alme Ecclesie Oxomensis» (1555), cuyo único ejemplar conocido en el mundo se encuentra en rica biblioteca del Colegio Seminario Diocesano. Restaurado se expuso por primera vez en la exposición de la Edades del Hombre celebrada en Soria en 2009, catálogo n. 44.

Luego saldrían de sus talleres, que el año 1570 se hallaban establecidos en las dependencias del Colegio-Universidad de Santa Catalina, el «Missale secundum vsum consuetudinem sancte ecclesie Oxomensis»(1561), hallándose dos ejemplares en dicha biblioteca, en ella depositados por la iglesia parroquial de Vinuesa. Obra considerada como la «más rara de cuantas se han impreso en España, al menos por el gran lujo de impresión y la variedad de sus grabados.

Un año después aparece el «Passionarium Oxomensis» (1562), del que la biblioteca de la Catedral conserva nueve ejemplares, además del que, en 1779, regaló al conde de Campomanes. Uno de esos ejemplares se pudo admirar en la exposición de Las Edades del Hombre que tuvieron lugar en El Burgo de Osma el año 1997, catálogo nº 184.

En 1565 se edita el «Catechismus, seu manuale Oxomensis», bajo los auspicios del obispo Honorato Juan de Tristul, encontrándose ejemplares en el Colegio-Seminario, la Catedral y la biblioteca pública de Soria. También se pudo ver en la exposición de las Edades del Hombre, catálogo nº 185.

Finalmente, en 1570, apareció el «Vergel de Musica spiritual speculativa y activa», escrito por el bachiller Martín de Tapia. Obra, ésta, que se ha reproducido en la colección Joyas Bibliográficas. Existe un ejemplar original en la biblioteca pública de Soria.

También de las máquinas tipográficas de Diego Fernández de Córdoba, pero asentadas en Berlanga de Duero, salió un diccionario de acentos, obra de Francisco de Robles, titulado «Copia sive ratio omnium fere dictionum difficilium, tan linguae latinae» (1564). La primera edición se había hecho en Alcalá (1533) y la segunda en Toledo (1552). La tercera fue dedicada por el hermano del autor y canónigo de la Colegiata berlanguesa, Juan de Robles, a Íñigo de Tovar, marqués de Berlanga.

De este maestro sabemos -como asegura el recordado padre Florentino Zamora Lucas- que casó con Ana de Salcedo, procreando a Francisco Fernández de Córdoba quien contrajo nupcias con Francisca de los Ríos. Diego desarrolló su actividad en Valladolid, Palencia, Sahagún, Medina del Campo y Medina de Rioseco, Berlanga de Duero y El Burgo de Osma, debiendo morir en Valladolid entre 1595 y 1600.

Tardía fue la creación de la imprenta en la capital de la provincia. A pesar de lo que han escrito el Vizconde de Eza, Víctor Hijes y Florentino Zamora la fecha de la aparición de los tipos móviles en Soria hay que establecer en el año 1785. Fue ese año cuando el maestro Cosme Damián Delgado, bajo la protección de la Intendencia Provincial, puso la primera máquina de imprimir en la ciudad. Bien podía afirmar, en 1788, el maestro impresor -que había recibido varias propuestas para establecerse por parte del Intendente Joaquín de Eguiarreta-: «Hace tres años he trabajado quantas impresiones me han mandado imprimir los Señores Intendente y Caballeros Corregidores».

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