Heraldo-Diario de Soria

Historia

¿Qué tiene que ver Villaverde del Monte con Ecuador y el asesinato de su presidente?

Su padre, Gabriel García Gómez, nació en la localidad soriana de donde salió hacia Cádiz y, desde allí, embarcó rumbo al país sudamericano

Iglesia de Villaverde del Monte.

Iglesia de Villaverde del Monte.JOSÉ FÉLIX LAORDEN ENCISO

Publicado por
José V. de Frías Balsa
Soria

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Nadie ha recordado, que sepamos, la celebración a la que nos referimos. Por ello y de otras efemérides de este año, a punto de caducar, y de las que iremos tratando en estas páginas, nos preguntamos si sirven para algo y qué demonios hacen las concejalías de Cultura de ayuntamientos, asociaciones culturales y otras comisiones de entidades públicas o privadas dedicadas a esos menesteres.

En Villaverde, que a mitad del siglo XVIII según el famoso Catastro del Marqués de la Ensenada contaba con cincuenta y seis vecinos, de ellos seis viudas, nacería el padre del que, con el correr del tiempo, llegaría ser presidente constitucional de Ecuador. Así nos lo declara el acta de su partida de nacimiento:

«El día dos del mes de octubre (por la mañana) del año de mil setecientos sesenta y seis, nació un niño, hijo legítimo de Diego García Yanguas y María Gómez, vecinos y naturales de este lugar, al que yo el infrascrito Cura Propio de dicho lugar de Villaverde bauticé solemnemente el día trece del mismo mes y año, y se le puso por nombre Gabriel. Sus abuelos paternos Juan García Yanguas y Josepha Martínez, vecinos y naturales del expresado Villaverde: maternos Juan Gómez y Cecilia de la Orden, naturales y vecinos de dicho lugar. Fue su padrino el mencionado su abuelo Juan Gómez, a quien advertí el nuevo parentesco espiritual y obligación de instruirle en la doctrina cristiana. Y por ser verdad firmo en Villaverde y octubre 13 de 1766. Manuel García Aragonés».

Tras la infancia, realizó sus estudios en Cádiz lo que le permitió trabajar en la oficina de uno de sus tíos, Melchor Martínez de Aparicio, exsecretario de Carlos III, dueño de una importante empresa comercial de esa ciudad. Mas ante la inestable situación de España, a finales de 1793 decidió buscar fortuna embarcando a América. Se estableció en Guayaquil donde triunfó en los negocios y llegó a ser procurador síndico de la ciudad. Allí casó con Mercedes Moreno, en 1797, cuando él tenía treinta y un años y ella sólo diecisiete.

Gabriel Gregorio, el octavo de los hijos habidos en el matrimonio, nació en Guayaquil el 24 de diciembre de 1821, en el seno de una aristocrática familia de propietarios latifundistas. Recibió la primera enseñanza en su hogar, de la mano de un fraile mercedario, y en 1836 ingresó en el Colegio Nacional de la Universidad, en el que dio clases de latín. Recibió las órdenes menores si bien en 1838 abandonó vocación eclesiástica. En 1840 comenzó la carrera de Derecho en la Universidad de Quito para doctorarse en 1844. Contrajo matrimonio en dos ocasiones y ambos matrimonios, por sus peculiaridades, suscitaron habladurías en la ciudad de Quito «aunque, pese a todo, su vida familiar nunca influyó de forma directa en su trayectoria política ni en su gestión pública».

Obviando otros detalles, ocupó la presidencia del país en dos ocasiones de 1861-1865 y de 1869-1875. Durante su mandato se propuso restablecer la moral cristiana, aprobó la Ley Orgánica de la Instrucción Pública, impulsó la fundación de institutos de educación y del Observatorio Meteorológico, creó la Academia Nacional Científica y Literaria, reorganizó la universidad y fomentó la educación femenina, claramente descuidada hasta entonces. También tomó medidas encaminadas a la reforma del sistema fiscal y financiero para regular la administración pública. Inició, además, la construcción de una serie de obras públicas y grandes proyectos de infraestructura.

El 6 de agosto de 1875 un grupo de jóvenes liberales, frente al palacio presidencial, protagonizaron una de las escenas más sangrientas de la historia política ecuatoriana atacando a García Moreno a tiros de revólver y machetazos. El edecán del presidente, el comandante Manuel Pallares, no pudo evitar el atentado ya que se hallaba desarmado, siendo, también, víctima de algunos ataques. Ciertos historiadores aseguran que el agredido, a pesar de tener un revólver en su bolsillo, no hizo uso de él debido a sus creencias religiosa. Al parecer fue asesinado por iniciativa de la masonería extranjera.

Falleció, poco después, al pie del altar de Nuestra Señora de los Dolores de la vecina catedral metropolitana de Quito. Bajo el altar se puso una placa en «Homenaje del Cabildo Arquidiocesano de 1968 al Excmo. Sr. Presidente GABRIEL GARCÍA MORENO, quien expiró junto a este Altar de Nuestra Señora de los Dolores el 6 de agosto de 1875». Al día siguiente, el cadáver embalsamado fue expuesto en la catedral y el 9 de agosto, en la misma iglesia, se celebraron las exequias en su honor y por la noche se procedió a su entierro.

Del que fuera presidente escribió Marcelino Menéndez y Pelayo, «que era uno de los más nobles tipos de dignidad humana, que en el presente siglo pueden glorificar a nuestra raza», y que su patria «podrá ser pebre, oscura y olvidada, pero con él tiene bastante para vivir honradamente en la historia». También fue elogiado, entre otros muchos, por Pío IX y León XIII, Jacinto Verdaguer…

Y volviendo al soriano de Villaverde dejamos constancia que el Ayuntamiento de la localidad, el día 10 de junio de 1935, le dedicó una placa, radicada en la fachada de su Casa Consistorial, en la que puede leerse: «Homenaje de Villaverde del Monte a la memoria de su hijo ilustre D. Gabriel García Gómez padre de García Moreno presidente del Ecuador modelo de gobernantes. Nació 2-10-1766».

Un recuerdo para Teógenes Beltrán Rodríguez, párroco que fuera de Villaverde y después de El Espino, en Soria, al que en cierta ocasión, viendo lo descuidado que estaba el jardín de la iglesia de San Juan de Rabanera, le comentaron: «D. Teógenes, el jardín está dejado de la mano de Dios». A lo que respondió: «Sí, hija. Es porque Dios está dentro». Hombre campechano parodiando el dicho popular de «Haga frío o calor, San Saturio el día dos», para referirse al día de su santo solía decir «En enero el día tres, San Teógenes es».

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