Heraldo-Diario de Soria

SAN LEONARDO

Un castillo con ecos americanos

La revista ‘Patrimonio’ dedica un reportaje a la fortaleza de San Leonardo, cuya planta y fecha de construcción le ‘emparentan’ con las de La Habana o Cartagena de Indias

Exterior de la fortaleza pinariega. / AYUNTAMIENTO DE SAN LEONARDO-

Exterior de la fortaleza pinariega. / AYUNTAMIENTO DE SAN LEONARDO-

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T. C. / Soria
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El castillo de San Leonardo vuelve a estar de actualidad. Después de que los alumnos del Instituto ganasen el premio de Los Siete Secretos en 2007 con un trabajo sobre esta curiosa fortaleza, el último número de la revista ‘Patrimonio’, editada por la Fundación Patrimonio Histórico de Castilla y León, le dedica una doble página glosando aquella investigación y por tanto la singularidad de esta edificación. No en vano, a la hora de buscar fortalezas similares hay que ir a La Habana o a Cartagena de Indias, donde este tipo de construcción defendía los dominios del Imperio Español frente a los ataques ingleses.

Bajo el título ‘Una fortaleza allende los mares’, la revista ‘Patrimonio’ recoge los elogios del jurado al trabajo de los alumnos del instituto cuya labor puso ‘de moda’ el castillo. A su juicio el galardón se cimentó en «descubrir un verdadero secreto a partir de la curiosidad por un bien inmediato y, sin embargo, poco conocido. Se trata de una investigación que cumple plenamente con los objetivos propuestos, con una clara y sencilla presentación, y con propuestas que exploran todas las posibilidades de rescate del monumento».

 

De hecho, el reportaje recoge un resumen de los motivos por los cuales los propios jóvenes de San Leonardo decidieron mostrarlo al mundo. En primer lugar destaca que «para un visitante corriente, de esos que pasan sin detenerse, sus ruinas podrían evocar episodios de la época medieval; sin embargo, nosotros sabemos de su singularidad. Su construcción -fuera de las fechas en las que era necesaria la edificación de fortalezas, por ser esta tierra zona de frontera- nos hacía mirarlo con otros ojos».

 

Y es que el castillo de San Leonardo se encuadra más en el Renacimiento que en el Medievo. Don Juan Manrique de Lara ordenó las obras de construcción que comenzaron en 1563, siete décadas después de que concluyese la Reconquista, según los datos que fueron descubriendo desde el Instituto San Leonardo. «En este 2013 se conmemoraría su 450 aniversario», recuerdan en ‘Patrimonio’.

 

También es singular precisamente por ‘inaugurar’ los nuevos cánones renacentistas para la construcción bebiendo sobre todo de fuentes italianas. Hasta entonces, en la provincia de Soria los numerosísimos castillos respondían a un modelo medieval que las nuevas armas de largo alcance estaban dejando obsoleto a marchas forzadas. Sin embargo, en aquella época los enemigos de España no cabalgaban, sino que navegaban por las costas «en galeones bajo bandera inglesa, francesa u holandesa», lo que añade más misterio a este edificio enclavado en plena Castilla.

 

Otra de sus características destacadas y difundidas gracias a los jóvenes de San Leonardo es su ‘pureza’. No llegó a cumplir funciones militares y fue abandonado poco después de su construcción, por lo que no vivió las ‘reformas’ y ampliaciones que sí se dieron en otros castillos de la provincia.

Sin embargo, el punto más curioso de todo el trabajo está en su «trascendencia inusitada», puesto que su figura cruzó el Atlántico dejando ‘vástagos’ en países como son hoy en día Cuba y Colombia. «Sirvió de Modelo para las fortalezas que Felipe II mandó construir para la defensa de sus colonias americanas de los ataques piratas».

 

«Partiendo desde este recóndito lugar de Castilla», prosigue el artículo de los alumnos, «seguimos la estela de esta fortaleza abaluartada hasta la otra orilla del océano y comprobamos asombrados cómo se repetían las formas de nuestro castillo en el Caribe, en plazas atacadas por piratas tan famosos como Francis Drake: Cartagena de Indias, La Habana... No dejaba de impresionarnos cómo algo que para nosotros formaba parte del paisaje cotidiano, de nuestras reuniones juveniles al caer el sol en las tardes de verano, podía conformar también el paisaje caribeño».

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