ECONOMÍA
Espejón, el pueblo que vuelve a “fichar” de la cantera
Espejón, el enclave soriano del mármol, ve como la explotación que le dio nombre durante siglos puede retomar la actividad de manos de una empresa con capital polaco
Este mes de septiembre se reanuda la actividad en la cantera de mármol de Espejón (Soria), tras casi un lustro paralizada. El interés por su explotación ilusiona a los vecinos de la población y benéfica a la empresa propietaria de los terrenos. La propuesta inicial no incluye reactivar la fábrica que llego a crear cerca de medio centenar de puestos de trabajo. Para muchos, la cantera es hoy la principal fuente de riqueza para procurar el mantenimiento de la localidad y el futuro de parte de la zona.
La firma de capital polaco The King Trust S.L.U., con sede en la ciudad de León, se ha quedado con la concesión para la explotación de la cantera. De los 30 años por los que se adjudicaba a la primera empresa que se hizo cargo de la actividad tras años paralizada, quedan ocho para culminar el contrato.
La nueva iniciativa solicitaba en primavera el permiso a la Junta de Castilla y León para volver a poner en marcha la explotación de mármol. Tras recibir el beneplácito de la institución autonómica, publicado el pasado 9 de mayo, la firma subcontrató la explotación a D. y Fausto Gete Cruces S.C., de Santo Domingo de Silos (Burgos), integrada por los hermanos David y Fausto, quienes esta semana ya han trasladado parte de la maquinaria necesaria para la extracción de mármol de la cantera.
“Esperamos que este mes de septiembre se pueda firmar el contrato ya que querían abrirla de inmediato”, explica Matías, el presidente de la Sociedad de Palositos, propietaria del terreno sobre el que se asienta la explotación. La organización ha tenido que rebajar las condiciones de la anterior empresa, que pagaba 11.000 euros anuales. “Ahora nos dan al principio 6.000 euros, y a los seis meses negociaremos a ver lo qué pasa”, dice el representante de la finca.
Pocas condiciones encima de la mesa de negociaciones con la empresa que aprovechará el mármol. Una de ellas, que se contrate a trabajadores empadronados en el pueblo de Espejón. “Quieren gente que ha trabajado antes en la cantera, pero aquí quedan ya muy pocos, ya que han buscado trabajo por otros sitios, algunos en la fábrica de pellets de Doña Santos, en la provincia de Burgos”.
Los nuevos encargados de explotar la montaña de mármol dicen aventurarse en una “actividad arriesgada”, según reconoce David. Son conscientes que los ratios que se manejaban en la extracción del mármol “no eran muy altos”, aunque reconocen que el momento es delicado para la inversión económica que están teniendo que acometer en maquinaria precisa y adaptada a estos trabajos.
“Vamos a empezar ya”, indica David, quien afirma que tienen puestas sus miras en funcionar “a base de pedidos que nos vayan realizando”. De momento su opción de negocio está en el mercado chino, donde algunos empresarios ya han mostrado interés por el mármol. “Nosotros se lo dejamos extraído y con los bloques apilados en la cantera”, dice el empresario de Santo Domingo de Silos, para lo que la firma adjudicataria hará llegar el mármol a su destino.
Aliciente municipal
El alcalde de Espejón, Ricardo Ovejero, no oculta su alegría por ver puesta en marcha de nuevo la cantera del municipio. “Si son dos o tres puestos de trabajo, pues bienvenidos sean”, expresa el primer edil. Es consciente de las dificultades que entraña realizar ahora una inversión empresarial, “y es que lo de la fábrica no lo van a tocar”.
Hace un lustro que comenzaron los problemas en la explotación de la cantera de mármol, tras haber retomado su actividad en la última década del siglo XX. Lo que empezaron siendo retrasos en los pagos de las nóminas terminaron con el cierre de la fábrica y el cese de la actividad en la cantera.
La nueva iniciativa ha imprimido optimismo en la población. La mayoría de los vecinos veían difícil que la actividad se retomara, aunque nunca habían perdido la esperanza para su reapertura, pues recuerdan que ya ha vivido etapas en las que la entraña del mármol ha dejado de parir.
Mármol rojo
La historia de Espejón es conocida en el sector minero por su cantera. El mármol rojo se empleó en el Palacio Real de Madrid y en la capilla de la catedral de El Burgo de Osma y también está presente en la catedral de Burgos. Las canteras de jaspe y mármol de la zona ya fueron explotadas en la época de ocupación romana, y, tras varios siglos de inactividad vuelven a ponerse en explotación a principios del siglo XVI, posibilitado por el especial gusto estético del momento que parece valorar adecuadamente ese mármol de piedrecitas rojizas, material que será empleado, fundamentalmente, en revestimientos de las partes más nobles de los edificios construidos.
En los siglos XVI al XVIII y parte del XIX, el jaspe de Espeja y Espejón fue el material de lujo más buscado por los artistas del momento. Tras décadas sin actividad, en los años 90 del pasado siglo se volvió a retomar la actividad por parte de la empresa almeriense Tino Canteras, haciéndose prospecciones que garantizan la existencia de mármol para más de ochenta años a un ritmo de extracción razonable. A mediados de esta década la actividad pasa al grupo Ureche en un panorama positivo y con proyección de futuro.
En el otoño de 2008 comenzó a complicarse la situación de la explotación. Hasta medio centenar de personas trabajaban en la extracción de mármol, entre la cantera y fábrica, y todos ellos, tras meses de incertidumbre, perdieron su puesto de trabajo.
La Sociedad de Palositos no ha conseguido en estos años que ninguna empresa se hiciera con la explotación de la cantera que se encuentra dentro de “su finca” de 1620 hectáreas. La entidad propietaria ha aprovechado otros usos de los terrenos como el coto de caza, los pastos o la madera. La entidad está integrada por 115 socios.
“Han robado muchas cosas”, recuerda el presidente de Palositos, y tanto la cantera como la fábrica se han visto afectadas por los expolios. El interés por la explotación ha aumentado las posibilidades de sacar rendimiento a los terrenos. Los propietarios esperan que no sea algo pasajero, y que esta explotación suponga un incentivo empresarial en una comarca dañada por la pérdida de empleo y el escaso rendimiento que se está obteniendo de los recursos naturales.