PERFIL
Borobia vende flores comestibles
La olvegueña Laura Carrera García ha montado un vivero en esta localidad del Moncayo con plantas de invierno para aprovechar su altitud y climatología y de donde salen 100.000 flores a la semana
La olvegueña afincada en Zaragoza Laura Carrera García es una pionera en la producción de flores comestibles, un mundo todavía muy desconocido en el mercado nacional en el que se introdujo a raíz de su tesis doctoral sobre la ‘Biología reproductiva del níspero japonés’. La empresa que dirige, Innoflower, comercializa más de 200.000 flores a la semana, la mayor parte del producto en fresco, que proceden de sus tres viveros, dos en Zaragoza y uno en Borobia, de donde es su padre. Con una superficie de 600 metros cuadrados su vivero de Borobia provisiona a Innoflower durante los meses de verano de cuatro variedades, principalmente: pensamiento, pensamiento mini, alhelí y flor de cilantro. Lo cierto es que Laura apuntó a su tierra por la altitud y la climatología, buscando rentabilidad en épocas donde la producción de flor de invierno con la que trabaja es más baja o incluso nula, ya que no hay de finales de junio a octubre. Su apuesta fue la de conseguir tener flor durante todo el año: «Estamos intentando reproducir el invierno de Zaragoza en esas fechas». Y de momento el ‘experimento’ no va mal.
Esta temporada están saliendo unas 100.000 flores a la semana desde Borobia hacia Zaragoza, donde tiene la zona de envasado Innoflower, lo que en peso equivale a unos 20 kilos. Esto supone el 30% de toda la flor que vende en estas épocas estivales. El vivero, donde trabaja una persona a jornada completa, cuenta con producción bajo malla y en exterior, pero también hay un pequeño invernadero. «Ofrecemos una materia prima única y fresca, ya que envasamos la flor el mismo día que la cortamos y esto permite que se puede consumir entre los doce y quince días siguientes», asegura Laura.
Casi la mitad de la producción de Borobia es de pensamiento mini, la variedad que mejor está resultando en el mercado porque «es la que reúne las mejores condiciones agronómicas y responde bien al envasado». Hay clientes, sin embargo, que prefieren también el pensamiento, más grande, aunque su sabor no es tan delicado. «El pensamiento mini nos recuerda a los canónigos, es muy versátil porque es muy neutro y se puede combinar en cualquier plato. Desde una tapa a un postre, pasando por un primero, una carne o un pescado», explica esta olvegueña, que cuenta con la doble licenciatura en Ingeniería Agrónoma y en Ciencias Ambientales.
Otra de las variedades que se cultivan en el vivero de Borobia es el alhelí: «Sabe picante, con un toque a mostaza y huele a jazmín. Queda genial con caza, o por ejemplo, en una tapita de morcilla con sirope de mango». O la flor de cilantro, «mucho más especial, que gusta mucho a los noruegos, porque va muy bien con el salmón». También quiere apostar por la flor de aliso, cuya comercialización en España está en el limbo, porque hasta Innoflower ninguna otra empresa había solicitado el permiso al Ministerio, pero Laura está trabajando para conseguirlo. «Nos la rechazaron porque no había registro anterior, pero confío en todas las referencias que hay a nivel internacional se puedan comercializar en España». Y es que es una de sus preferidas: «Sabe a miel y tiene notas de mostaza».
Ésta es su primera «campaña completa», dado que la del año pasado fue de muchas pruebas. Porque «cuando llevas a una especie fuera de sus condiciones óptimas te puede responder muy bien, pero puedes tener resultados que no esperabas». De hecho, confiesa que el primer año lo pasamos fatal. «Pensábamos que perdíamos todas las plantas por una plaga que sufrimos». Por eso hay que adaptarlas a su nueva ubicación, cambiar las fechas de plantación e ir modificando sus ciclos. Ahora tiene mejor tomada la fecha de recolección, de tratamientos e incluso de envasado. «Hay que ir escuchando a las flores y nosotros en Borobia nos hemos puesto al servicio del pensamiento mini donde nos está dando mucha más flor que en sus fechas naturales de cultivo».
El año pasado la temporada se extendió en Borobia de marzo a principios de enero, de modo que esta campaña confía en repetir fechas: «El 6 de enero estaba recogiendo flores en el vivero. La gente no se lo creía». Y si la trayectoria de producción continúa como hasta ahora, Laura ya se está planteando ampliar las instalaciones borobianas. Pero lo hace desde la precaución que da este sector tan nuevo. «Es un mercado que la gente no conoce. De hecho, muchos comensales retiran la flor del plato. Nosotros nos vamos haciendo hueco».
En la actualidad Innoflower se ha consolidado como empresa referente en flor comestible. El proyecto cuenta con ocho personas en plantilla y obrador propio, ubicado en Zaragoza, además de una colaboración con personas en riesgo de exclusión a través del taller ocupacional de la Fundación Rey Ardid. Ofrece prácticamente todo el año pensamientos, pensamientos mini, pétalos de rosas, flores mixtas y mix de pétalos, contado ya con 12 referencias en el mejor supermercado para hostelería de España, bajo las marcas Montañita y Flores en la Mesa. «Trabajamos bajo premisas de cultivo ecológico pero de momento no tenemos el sello porque cultivamos en maceta».
TRES LÍNEAS DE PRODUCTO
Innoflower trabaja con tres líneas de producto, pero es la flor fresca la que supone el 80% de sus ventas. Se coloca en bandejas y sale todos los días a mercado. También bajo pedido elabora flor cristalizada, un producto «único en Europa» que lo demandan sobre todo establecimientos hosteleros de lujo. Y ahora está lanzando su línea de deshidratados y liofilizados para mantener todas las propiedades, que verá la luz en diciembre.