QUINTA ESQUINA
Raquel Merino: «Entrar en un bosque de acebo es como entrar en un cuento de hadas»
Trabaja con la magia en la que creyeron celtas y druidas. Raquel sabe a presente de pueblo y al porvenir que tienen los rojos cucos del acebo. Para 2019, qué mejor que un conjuro con muérdago.
Pregunta.– El acebo es como el almendro.
Respuesta.– Pues sí, siempre volvemos por Navidad.
P.– ¿Qué dice el acebo?
R.– El acebo me dice Navidad, colaboración entre vecinos, familia…
P.– ¿Cómo es montar una empresa en las altas tierras de Soria?
R.– Es difícil porque escasea el turismo. Va gente pero para hacer actividades, flojo. Está bastante complicado.
P.– Soria es acebo además de pino.
R.– Tenemos bastantes hectáreas de acebo. Garagüeta que es la mayor extensión y luego en Tierras Altas tenemos Estepa de San Juan, Carrascosa, Oncala, El Collado.
P.– Cuénteme algo que no sepa. ¿Soria se cree el acebo más allá de Tierras Altas?
R.– Sí, claro. Como muestra tenemos las ventas que hay. Vendemos muchísimo en Alicante, Madrid… Ahora estamos abriendo mercado en Gijón, que no había podido ser… Y ha tenido mucho éxito. Y dentro de la provincia nosotros con la Feria del Acebo vendemos muchísimo. Pero si no fuera por ese punto concreto es más floristerías y pequeños puntos.
P.– ¿De qué nos protege?
R.– Creo que es más superstición que otra cosa. En clave de empleo para nosotros contribuye mucho porque muérdago y acebo son nuestro gran volumen de ventas. Gracias a ello mantenemos la empresa todo el año. Es el futuro del siguiente año.
P.– ¿Dónde lleva la Senda a Tierras Altas?
R.– Además de a la despoblación, a todos los puntos bonitos que tiene, como pueden ser los acebales, el hayedo de Diustes… Son como bosques abandonados de tranquilidad. Nos conduce a la tranquilidad.
P.– Turismo activo y de naturaleza en la comarca más despoblada de Soria.
R.– Es posible pero con otra ayuda. Como medio de vida único, complicado. Nosotros todos tenemos otro trabajo y esto es nuestro hobby. Somos tres socios.
P.– ¿En qué se diferencia el medio rural que nos venden y el que usted pisa?
R.– El que nos venden es que vas a vivir en un pueblo fenomenal, que tienes todos los servicios. Y luego cuando estás allí… Es complicado que tengas trabajo en el pueblo en el que vives. Nosotros en San Pedro por lo general casi todo el mundo tiene trabajo, pero yo soy una de las personas que se tiene que ir diariamente fuera porque allí no tengo. No todo es tan bonito como lo pintan. Es bonito, yo es lo que he elegido y lo que quiero, pero también tiene sus contras.
P.– Cuénteme otra forma más rentable de gestionar el acebo.
R.– Está bien como está pero la forma de que nosotros nos quedemos con más ingresos es que sea elaborado en la zona, no venderlo como gavilla para que otros lo elaboren. La forma es ésa, que elaboremos todo el acebo que pasa por nuestras manos pero eso es complicado para vender fuera: las floristerías quieren ramillas de acebo para vender. Y lo que hacemos es vender a distribuidoras.
P.– 25 euros la gavilla y cada una ocho kilos ¿les sale rentable?
R.– Años como éste sí. Años como el pasado, que había muy poco, la verdad es que no: para sacar una gavilla tardabas mucho rato.
P.– Dice la leyenda que de todos los árboles del bosque el acebo lleva la corona.
R.– Puede que sí. Símbolo de vida por el verde intenso con los cucos rojos. Y cada Navidad se ven más coronas de acebo.
P.– Mágicas plantas acebo y muérdago para los celtas y druidas.
R.– Antes decían eso. no sé si has entrado a un bosque de acebo, con las cuevas... parece que entras en un cuento de hadas. Un lugar diferente y encantado. Es espectacular.
P.– Besarse bajo un árbol con muérdago hacer perdurar el amor. ¿Cómo lo ve?
R.– Yo el amor lo encontré en el bosque pero no en el muérdago...
P.– ¿Hay que creer en la magia del acebo?
R.– Siempre hay que creer en algo. En los sueños. Pensar que vas a sacar algo bueno si crees en el acebo te da alicientes para seguir. Y como recurso turístico podemos creer todavía más en él.
P.– ¿Qué incorporan el acebo y el muérdago?
R.– Con el acebo, color y alegría... Si ves algo rojo. Y el muérdago..., los sueños.