EL LADO OCULTO
De la casa familiar al convento concepcionista
El monasterio de clausura cumple el 400 aniversario de su fundación, efeméride importante en Ágreda
Este 2019 se cumplen los 400 años de la existencia del Monasterio de las madres concepcionistas de Ágreda. Un convento que alberga un museo religioso en cuya iglesia se conserva el sepulcro y el cuerpo incorrupto de Sor María Jesús de Ágreda. En él pueden contemplarse escritos y objetos diversos de la Venerable, entre ellos su correspondencia como asesora personal del rey Felipe IV, así como obras que escribió y retratos reales de la escuela de Velázquez, aunque sólo está abierto en verano.
El monasterio en que actualmente viven las religiosas concepcionistas franciscanas se empezó a construir cuando sor María de Jesús fue nombrada abadesa, en 1927, cuando la agredeña aún no había cumplido los 25 años.
La obra del nuevo convento duró siete años y en ella participó «desde la señora más delicada hasta el más noble anciano; y todos venían a porfía desde niños, mujeres y viejos», bajo la orden dos maestros de obra, tal y como se narra en la página oficial mariadeagreda.org. Y a él se trasladaron las monjas en julio de 1633.
Antes habían estado en casa familiar convertida en convento tras la visión que tuvo su madre, Catalina Arana, de convertir su casa en convento del que ella y sus dos hijas fueron las tres primeras monjas.
Entre las dificultades, muchas, por las que atravesó el nuevo monasterio destaca la Invasión Francesa en España, en 1808. Resultado de la entrada de los franceses en Ágreda fueron los destrozos causados en el convento, donde se «quebraron todas sus puertas, fracturaron las arcas y profanaron las imágenes sagradas». También se llevaron numerosos objetos y profanaron el sepulcro de la Venerable así como diversas arcas. «Robaron toda clase de ropas y vasos sagrados, oro, plata y otros caudales».
Considerada como una de las primeras escritoras españolas en un momento en que no estaba bien visto que la una mujer escribiera, el primitivo convento y luego el de nueva construcción fueron lugares idóneos para que la monja cultivara sus cualidades culturales. Sus publicaciones, entre ellas la conocida como Mística Ciudad de Dios, pueden adquirirse a través del torno del convento.
Su fama fue grande en vida, por su larga relación epistolar con Felipe IV, y trascendió fronteras por su don de bilocación en América. Al rey le aconsejaba sobre política, religión e incluso cuestiones militares.
Desde 1622 y durante tres años, la Venerable se hizo presente medio millar de veces en lugares de Nuevo México, Texas y Arizona, donde comenzó a ser conocida como la Dama Azul, por la túnica con que se le aparecía a la población indígena.
Emilia Pardo Bazán y escritores contemporáneos como Javier Sierra, con la biografía novelada de la monja La Dama Azul, han contribuido a difundir la figura de la Venerable, cuyo monasterio se vistió de largo hace algo más de dos semanas con una celebración en la que participaron numerosos agredeños.