La campaña trufera agoniza y se queda en una producción media
El calor de finales de febrero y los primeros días de marzo llevaron a una maduración más rápida de la trufa, si bien las lluvias de los últimos días puede provocar un repunte
Una producción de entre 15 y 20 kilos por hectárea, «algo superior a la media», es el balance de la campaña trufera de este año, que en campo toca a su fin el próximo 15 de marzo, tal y como regula el decreto micológico de Castilla y León, pero todavía permite la recogida de la trufa negra de invierno en plantaciones hasta el 31 de marzo. Y es que el exceso de calor de finales del mes de febrero e inicio de este mes ha acelerado la maduración de la trufa de tal modo que aunque quedan tres semanas para recolectar en las plantaciones, lo cierto es que la campaña ya está agonizando. Algunos de los agricultores coinciden en que las precipitaciones de la semana pasada podrían contribuir a repuntar la producción en algunas zonas, pero a estas alturas no esperan grandes resultados.
«En general, los truficultores están contentos porque la campaña ha resultado favorable», según indica José Manuel Pérez, portavoz de la Asociación de Recolectores y Cultivadores de la Trufa de Soria, que cuenta en la actualidad con más de medio centenar de socios. No obstante, aunque reconoce que se ha registrado más producción en la provincia, los resultados han sido igual de óptimos en otras partes del territorio nacional, e incluso a nivel internacional, como en Italia o en Francia. A esto se suma que en los últimos años se ha experimentado un «boom de plantaciones» no sólo en España, sino en «otros países que van a contratemporada, como Sudáfrica o Chile», de modo que «aumenta la oferta pero no la demanda, lo que repercute directamente en los precios», añade este truficultor que cuenta con plantaciones en la periferia norte de Soria.
Así, constata que la producción de campo no se ha pagado más de 300 euros el kilo, mientras que en plantación tampoco ha subido más de 500 euros. «Este año como ha habido mucha producción en Teruel y otras partes de España, los precios al productor se han quedado entre 350 y 400 euros el kilo ahora al final de la campaña», unas cifras que por otro lado asegura que son «muy buenas» para estas alturas de la temporada, teniendo en cuenta la elevada producción. «En campo la campaña no ha sido mala, sin ser extraordinaria, y en plantación, con los sistemas de regadío pertinentes, la cosecha ha resultado más homogénea», añade José Manuel Pérez.
Para este truficultor, que lleva inmerso en este sector desde 1980, «es muy tarde para recuperar la temporada» porque, a su juicio, «los calores han matado la trufa». Reconoce que las nevadas de enero le vinieron muy bien a la campaña, y se incrementó la producción, pero «si hay calor a estas alturas ya no hay nada que hacer». Añade que «lo que mejor le viene a la planta en tiempo de recogida es la nieve». Pero para garantizar una buena producción, tiene que llover en junio, julio y agosto. «Que recojamos más o menos trufa depende de las precipitaciones de esos meses de verano».
Alfonso Fresneda, truficultor de la asociación, también constata que la campaña ha sido favorable en cuanto a producción, lo que ha derivado en unos precios «más contenidos». A este respecto, recuerda la temporada del año pasado, que fue nefasta por la sequía del verano anterior y por ello la trufa estuvo más cotizada. «Estamos hablando de unos precios finales al productor de entre 350 y 400 euros, que no está mal para una campaña como la actual».
Para Feli Sánchez y Javier López, de Encitruf, la temporada estaba resultando «muy prolífica y mucho mejor que el año pasado, salvo la última semana de febrero y los primeros días de marzo, cuando se ha estropeado por el calor». Tanto en la silvestre como en plantación, si bien insisten a este respecto que «los resultados en estas explotaciones varían mucho dependiendo de cómo se gestione la finca». Así, reconocen que en su caso «una explotación gestionada correctamente ha podido llegar este año a doblar la media de 20 y 30 kilos por hectárea». El ‘handicap’ es que si la cosecha es abundante baja el precio que se paga al recolector, aunque la venta al detalle no baja por las garantías de calidad que se le ofrecen al cliente o el transporte.
También señalan que «los precios al final de campaña suelen subir por la escasez, pero este año es atípico en este sentido, porque ha habido gran producción tanto en España, como en Italia y en Francia, de modo que la tarifa se ha estabilizado e incluso ha descendido». Ahora, el precio al productor se sitúa entre los 400 y los 500 euros el kilo, pero recuerdan que «hace un año, que casi era fin de campaña al adelantarse por la sequía, estaba al doble para el agricultor.
Sí creen que «con estas aguas que han caído en la última semana es posible que haya un repunte de producción, porque la trufa que sacábamos hasta ahora era muy pequeña, un indicativo de que la campaña se estaba terminando». Además, reconoce Feli Sánchez que «al no llover los suelos estaban secos, tenían una costra de sequía de entre cuatro y diez centímetros lo que complicaba el trabajo para los perros». Y el exceso de calor hace que la trufa se deteriore antes, lo que también contribuye a mermar su calidad, y con ello, su precio.