Quintana Redonda tuvo también su Notre Dame hace ahora un siglo
El fuego destruyó la iglesia de la localidad, que fue levantada en menos de cinco años, cuyo recuerdo se conmemora en una fiesta. En Tardajos y El Espino también hubo incendios
El Burgo de Osma (España). Un día cualquiera del año 1232. La construcción no partía de cero, pero los libros de historia sitúan entonces el comienzo de la edificación de la Catedral de El Burgo, un templo gótico erigido sobre una primitiva catedral románica que el obispo de la época mandó demoler, a poca distancia del Duero. París (Francia). Cualquier día de 1163. El río Sena ve cómo empieza a levantarse lo que acabaría siendo uno de los mayores símbolos del gótico, Notre Dame. Icono de la cultura francesa y símbolo de Europa, la catedral hacia la que el mundo ha vuelto sus ojos esta semana coincidió en su construcción durante más de medio siglo con la soriana. Las separan 1.110 kilómetros y la grandiosidad fuera de toda duda de la Catedral gala.
Mutatis mutandi, las acerca el estilo y nada más pero el suceso acaecido el lunes en Francia nos ha hecho mirar a la Seo burgense y no solo. También a los incendios ocurridos en iglesias de la provincia. El más reciente fue hace casi ya una década cerca de la capital, en Tardajos de Duero; entre los más antiguos, el ocurrido en 1918 en Quintana Redonda.
El municipio de la comarca del Izana tuvo también su Notre Dame particular. El fuego la destruyó al completo pero en menos de cinco años el nuevo templo estaba otra vez en pie. El resurgimiento de la Catedral francesa –muy afectada pero no destruida– quiere tardar tiempo similar si se cumple la promesa hecha por el presidente Macron a sus conciudadanos, a los que dijo que Notre Dame será reconstruida, «aún más bella» en cinco años.
Reedificación
La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción lo fue también poco después de quedar asolada por fuego, entre 1921 y 1924. El nuevo edificio trató de devolver a la vida las señas que identificaban el antiguo templo románico, como el pórtico con arquerías y canecillos.
La reedificación del templo actual, neo-románico, contó con la ayuda económica de nobles, políticos y suscripciones populares. Cien años después, Quintana Redonda tiene presente todavía hoy aquel suceso, que dio lugar a las fiestas de la Función de la Iglesia en recuerdo de la nueva edificación y el movimiento popular que contribuyó a hacerla posible. «Es una fiesta que siempre se ha hecho en febrero y a la que se le han añadido cosas, como ahora la matanza», apunta el alcalde, Sergio Frías. Del incendio en la iglesia de Quintana no consta testimonio gráfico, o al menos no ha sido encontrado por este medio. Sí lo hay del incendio ocurrido en 2010 en Tardajos. La iglesia de esta población perteneciente a Los Rábanos sufrió la caída de un rayo, que provocó un incendio en las vigas de la cubierta.
El peso de la misma terminó por destrozar la bóveda que cubría la única nave de la iglesia; primero cayó una parte y luego acabó por ceder al completo sin que se pudiera hacer nada por remediarlo.
Lluvia de escombros
En su caída destrozó la balaustrada del coro, la escalera y casi todos los bancos. «Una lluvia de escombros», tal y como recogió en su día este periódico, que se llevó consigo una imagen de la Virgen del Duero.
El templo de San Bartolomé en Tardajos de Duero celebró sus primeras misas casi 14 meses después de aquel suceso, que afectó gravemente al templo.
La cubierta de la iglesia quemada apenas corrió en las Redes Sociales, años luz de lo ocurrido con Notre Dame. Ha sido ahora cuando ha tenido su espacio, gracias a la cuenta en Twitter de SoriaPatrimonio, haciéndose eco de iglesias que han sufrido un incendio. Entre ellas se encuentra el Espino. «En 1952, un incendio originado en la capilla mayor de la iglesia de Nuestra Señora del Espino d Soria devoró el importante retablo barroco y la imagen románica de la Virgen, patrona de la ciudad», detalla. La pérdida del retablo dejó al descubierto el ábside plateresco original.
La citada cuenta recuerda otro suceso, también en la capital: «El terrible incendio que asoló en 1897 el Palacio del Marqués de la Vilueña, uno de los grandes palacios que conservaba Soria». En él se perdió el Paso de la Crucifixión custodiado en su capilla, según la citada fuente.
La imagen que provoca un templo consumido por un incendio es desoladora. Tanto como la que ahora muestran muchas iglesias y ermitas de la provincia, consumidas por el abandono y el paso del tiempo. La primera es inmediata e impactante; la segunda, paulatina. El resultado es en ambos casos similar: un patrimonio irrecuperable.