AGRICULTURA
El gigante Florette recluta 275 extranjeros para cultivar verdura por falta de mano de obra
La localidad de Olmillos de treinta habitantes, acoge 550 temporeros foráneos de tres compañías dedicadas a la producción hortícola
El paro sigue siendo una de las principales preocupaciones de los castellanos y leoneses, según los estudios sociológicos. Sin embargo, para algunas empresas el primer problema es encontrar trabajadores en la Comunidad. Es el caso de tres compañías hortofrutícolas instaladas en el pueblo soriano de Olmillos, que estos días esperan la llegada de más de medio millar de temporeros, el 98% extranjeros, algunos grupos de lugares tan remotos como Tailandia, para plantar lechugas y realizar otras tareas agrícolas.
A pesar de la tasa de paro de casi el 15% en España, según la EPA, y el 12,4% en Castilla y León, no hay españoles dispuestos a trabajar de abril a octubre en Olmillos y por eso las empresas Florette, Deda Ebro y Casa Ametller, que tienen cultivos de hortalizas y de frutales en Olmillos, recurren a los extranjeros para la recogida de verduras que distribuyen en grandes superficies, a excepción de Casa Ametler cuya producción es para su red de tiendas. Lo mismo le sucederá a finales de agosto a Nufri, que tiene manzanas en La Rasa, a pocos kilómetros de Olmillos, y que también reclamará más de medio millar de temporeros ante la falta de mano de obra local. Las dos empresas tienen sus cultivos en el este de la provincia de Soria, próximas a Aranda de Duero (Burgos).
Las necesidades en trabajadores de las tres firmas de Olmillos durante la temporada está en torno a los 550 trabajadores, según explica Nicolás Molinero, un veterano agricultor de la zona y copropietario de los terrenos de regadío que se arriendan a estas firmas productoras de hortalizas y frutas, quien asegura que la mayoría de estos temporeros proceden de fuera y de diversas nacionalidades como tailandeses, rumanos, búlgaros y marroquíes, fundamentalmente.
La temporada en la huerta de Olmillos arranca en abril y concluye en octubre, aunque en noviembre todavía se puede recoger fresa. A principios de mayo comienzan a llegar los primeros temporeros a la localidad para empezar con las plantaciones. El gigante navarro Florette es la más veterana de las tres y cuenta con unas 250 hectáreas de cultivos del regadío de Olmillos, de donde cada año planta diversas variedades de lechuga, escarola y acelga, entre otros cultivos. Según explicó Molinero, esta firma emplea cerca de la mitad de los 550 trabajadores que desembarcan cada temporada veraniega en Olmillos y el resto están en las otras dos empresas catalanas. La firma de vegetales frescos envasados cerró el año pasado con una facturación de 190 millones de euros, con la previsión de superar los 200 este año.
Casa Ametller produce hasta una variedad de 16 cultivos de hortalizas como el calabacín, las judías y los guisantes, puerros, cebolla y acelgas, entre otras, y frutas como fresa y cerezos, en algo más de 80 hectáreas, mientras que la firma Deda Ebro tiene plantaciones de frutales, especialmente manzanos, en unas 150 hectáreas.
Entre el grupo de temporeros que se desplaza cada año a Olmillos se encuentra un grupo de trabajadores tailandeses contratados por Florette que trabajan en las tareas de plantación y recolección de las lechugas y otros productos hortícolas de la empresa navarra. Forman parte de su contingente de trabajadores extranjeros que han empleado desde que comenzaron a producir en la pequeña localidad soriana, ubicada en plena Ribera del Duero, hace 13 años.
Los temporeros tailandeses «hacen las tres estaciones» de la mano de Florette, indica Nicolás Molinero. En las próximas semanas recalarán en Olmillos procedentes de Murcia y cuando acabe el verano y terminen la campaña de Soria se irán a Navarra. El año pasado trabajaron en los campos sorianos unos 60 trabajadores asiáticos. Un número algo menor de los que llegaban hace siete y ocho años, que superaban el centenar, tal y como informaron agricultores de la zona. Desde entonces la empresa ha habilitado unos bungalows para albergar a este grupo de trabajadores, «donde disponen de todas las comodidades», según explicó Molinero. Su estancia se ha convertido en algo habitual entre la treintena de vecinos que residen en Olmillos, que a lo largo de los años han estrechado lazos con este grupo de temporeros con los que conviven y con los que intercambian el conocimiento de tradiciones y cultura, a pesar de las dificultades que entraña el idioma. Su estancia en Olmillos despertó el interés del embajador de Tailandia en España hace varios años y visitó el campamento de trabajadores en Olmillos e intercambió impresiones con los vecinos. La integración entre los visitantes con la población local ha resultado satisfactoria desde los primeros años. «Son unos excelentes trabajadores y conocen muy bien la labor agrícola», significa Molinero.
Hasta Olmillos, durante los meses de verano, no solo llegan trabajadores tailandeses, sino que las empresas contratan empleados de otras nacionalidades. La falta de mano de obra en la comarca, en la provincia y en la Comunidad Autónoma hace necesario echar mano de contingentes extranjeros para cubrir la producción en este tipo de explotaciones. «Es muy difícil encontrar trabajadores en la zona o españoles que quieran hacer este trabajo», aclara Nicolás Molinero, quien añade que a las empresas no les queda otro remedio que contratar extranjeros que son los que aceptan las duras condiciones laborales del trabajo en el campo, dado que la recolección de la mayor parte de las hortalizas se tiene que realizar de manera manual, minuciosamente y en ocasiones a 40 grados de temperatura.
De todos los trabajadores extranjeros que acuden a hacer la campaña a Olmillos solo los tailandeses residen en la pequeña localidad, el resto lo hace en poblaciones próximas, fundamentalmente en San Esteban de Gormaz, municipio al que pertenece la pequeña pedanía.
Olmillos, en plena ribera del Duero, se ha convertido en una verdadera huerta en medio de un paisaje eminentemente cerealista, en el que ha predominado el cultivo de secano durante décadas.
La Comunidad de Regantes de Olmillos rompió una lanza, hace 26 años, a favor de la diversificación y apostó por la modernización del canal de regadío, lo que ha permitido cambiar el cereal y la remolacha por lechugas, judías verdes, brócoli y fresas. La dotación de un sistema de riego acorde a los tiempos, junto a las condiciones del terreno y un microclima benévolo en la vega del Duero permiten obtener productos de calidad.
Las 840 hectáreas de regadío con las que cuenta Olmillos se encuentran todas cultivadas. «Hemos tenido recientemente conversaciones con una empresa murciana interesada en 150 hectáreas para cultivar pero no podemos ofrecerle terreno», explicó Nicolás Molinero, quien lamenta que el empleo que se crea con estos cultivos es temporal y no fija población. «En los pueblos cada vez somos menos», lamenta.
De las 840 hectáreas de terreno del regadío de Olmillos, algo más de 600 están arrendadas a estas tres empresas y el resto lo siguen cultivando los agricultores propietarios con remolacha y cereal, pero de manera más minoritaria.
Las buenas condiciones de la vega del Duero en el oeste de la provincia también han sido descubiertas por la firma hortofrutícola Nufri que cuenta con una explotación de 800 hectáreas de manzanos en La Rasa, en la que producen diversas variedades como Golden, Gala, Fuji, Envy y Evelina. La firma catalana ha culminado su plantación de manzanos en la que ha invertido 80 millones de euros.
Nufri ha apostado en La Rasa por la transformación y tiene en funcionamiento una central de recepción, clasificación y almacenamiento de fruta, dotada de las últimas tecnologías.
Para hacer frente a la cosecha, en la que trabaja la empresa de agosto a noviembre, Nufri necesita medio centenar de operarios. Mano de obra que no encuentra en la zona y que se ve obligada a contratar desde otros puntos del país. La firma acomete desde el año pasado la reforma de varios edificios vacíos de La Rasa para acondicionarlos como viviendas para ofrecerlos a los trabajadores desplazados.