Heraldo-Diario de Soria

GARRAY

Garray, donde mandan las mujeres

La cabecera del municipio y sus cinco pedanías están regidas por féminas que han apostado por residir en el medio rural

De izquierda a derecha, Noemí García, Libertad Álvarez, Mercedes González, Carmen Esteras, María José Jiménez y María Jesús Ribas-M.T.

De izquierda a derecha, Noemí García, Libertad Álvarez, Mercedes González, Carmen Esteras, María José Jiménez y María Jesús Ribas-M.T.

Publicado por
Nuria Fernández
Soria

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Alejadas del ruido y de las voces que defienden la cuota de género, casi como una exigencia para ejercer la política actual, un grupo de seis mujeres son las que mandan en Garray y en sus en sus pedanías. En el municipio del alfoz soriano las alcaldías se escriben con nombre de mujer, tanto en la cabecera, Garray, con María José Jiménez Las Heras, como las de las cinco pedanías que conforman el municipio: Dombellas, Libertad Álvarez Delbeke; Santervás, Noemí García Aldea; Tardesillas María Jesús Ribas Barragán; Chavaler Mercedes González Maqueda y Canredondo, Carmen Esteras Redondo.

Ellas hablan de coincidencia, pero su voluntad por trabajar por sus pueblos y las ganas por mejorar servicios e infraestructuras las ha unido en el Ayuntamiento y también en la vida, porque todas comparten lazos de amistad y reconocen que eso redunda, al final, en la gestión y las relaciones con sus vecinos.

María José Jiménez, alcaldesa de la cabecera del municipio ha sido la artífice que ha reclutado al grupo de alcaldesas pedáneas para que sean sus ojos y sus manos en las cinco pedanías garreñas, en las que están censados cerca de 200 habitantes de los 800 con los que cuenta el municipio.

Pequeñas localidades en las que conviven vecinos de avanzada edad, que se han resistido a abandonar sus pueblos en los numerosos periodos migratorios, con vecinos jóvenes que han apostado por residir en el medio rural y aprovechar las oportunidades que ofrecen localidades cercanas a la capital y cuyo asentamiento se ha ido cuajando en las últimas décadas.

A esta última generación pertenecen las alcaldesas pedáneas de María José Jiménez. Madres, abuelas, amas de casa, trabajadoras como asalariadas y autónomas y además, alcaldesas.

Su participación activa en el pueblo comenzó a través de asociaciones culturales ,que permite tener actividades a lo largo del año, y a partir de ahí, el salto para ser alcaldesa vino rodado. La primera en recorrer este camino fue María José Jiménez. Hace ocho años formaba parte de la Asociación Numancia de Garray y trabajaba en la oficina de la antigua Ciudad del Medio Ambiente. «Me llamó el partido» , en referencia al PP, explica, «porque nadie quería presentarse». Entonces dio el paso esta garreña (42 años) que el pasado mes de mayo revalidó la mayoría absoluta por tercera vez consecutiva.

Las alcaldías de las pedanías forman parte de los cargos de confianza que debe nombrar el regidor de la cabecera del municipio. En este caso, Jiménez no se guardó las cartas en el cajón y en la campaña electoral ya dio a conocer el nombre de sus pedáneas, en el caso de que ganase. «Fue fácil», indica, «cuando vas a un pueblo son los vecinos los que te dicen con quién tienes que hablar y entonces sabes quién se preocupa». Este año ha conseguido completar la vacante de Canredondo, donde en los últimos seis años no ha habido alcalde pedáneo y también lo ha hecho con una mujer. Ha cerrado el círculo.

Así Carmen Esteras (60 años), enfermera, es la más novata. Apenas lleva unas semanas como alcaldesa y los 19 vecinos que residen en Canredondo todavía no se han familiarizado con su cargo, por lo que acuden directamente a María José cuando tienen algún problema, a pesar de que Carmen reside en Canredondo desde hace 22 años. Casada con dos hijas eligió este pueblo para vivir con su familia «y después de tantos años sigo siendo la foránea». Ésta ha sido una de las barreras que han tenido que salvar este grupo de mujeres que además de alcaldesas son un ejemplo de como acabar con la España vaciada, que se han puesto ahora tan de moda. Salvo Libertad, alcaldesa de Dombellas, y Noemí, alcaldesa de Santervás, cuyos maridos son del pueblo en el que residen, el resto no tenían ninguna vinculación con el pueblo antes de fijar su residencia en él.

Carmen era presidenta de la asociación de Canredondo cuando María José le ofreció ser alcaldesa y aunque se lo pensó, porque los horarios de su profesión no le permiten una buena conciliación, decidió dar el paso adelante «en respuesta a todo lo que la María José había trabajado en el pueblo».

La asociación de Dombellas también unió a Libertad Álvarez (57 años) con María José Jiménez. Esta comerciante autónoma, casada y madre de dos hijas, es una de las veteranas. Forma parte del proyecto de la actual alcaldesa de Garray y vicepresidenta de la Diputación desde que comenzó su andadura política. Ha sido ocho años alcaldesa de Dombellas, donde residen 11 vecinos en invierno y cerca de 30 en verano. «En estos años hemos hecho de todo», explica y enumera las obras, desde un depósito de agua nuevo, asfaltado de calles, acondicionamiento de la zona de columpios y el arreglo del salón social. Para Libertad, ejercer como «pedánea», como le gusta que le llamen ha sido «gratificante». Ella entró con la voluntad de buscar soluciones a los problemas del pueblo y cree que ese es el camino, «porque algunas veces solo tenemos que escuchar a los vecinos que te piden pequeñas cosas».

Tan veterana como Libertad es Noemí García (42 años), casada, maestra y alcaldesa de Santervás, desde hace ocho años. Relevó en el cargo a su marido y los 15 vecinos que viven en el pueblo a diario, más los que llegan el fin de semana, saben a qué puerta tienen que llamar cuando tienen un problema, «aunque la mayoría me llama por teléfono». En estos años el momento más difícil fue cuando se hundió el depósito del agua, «pero luego el día a día no tiene problemas, el trabajo se puede hacer perfectamente».

María Jesús Ribas (63 años) es la más mayor y ha conciliado sus responsabilidades como alcaldesa de Tardesillas estos ocho años con la tarea de cuidar a sus nietos y también con su trabajo en Fico Mirrors.

Reside en la localidad desde hace 22 años y dio el paso para ser alcaldesa pedánea «porque pensé que podía hacer algo por mejorar la convivencia de los vecinos, veía que el pueblo estaba un poco desangelado», aclara.

Empezó a participar en la asociación del pueblo, como sus compañeras, desde la que consiguieron pequeñas cosas, como pintar los columpios, pero ella cree que uno de los logros en este periodo es que se ha conseguido «unir al pueblo». Se ha ido haciendo poco a poco, en esta localidad en la que residen 30 vecinos, aunque el censo llega a los 58. La comida popular que se celebra todos los años en Tardesillas ha sido una buena herramienta en pos de la convivencia. María Jesús reconoce que le falta tiempo, «la conciliación se hace con mucho esfuerzo y mucha fuerza de voluntad», indica, «hay que tener las ideas claras y saber lo que quieres», agrega.

Cuatro años ha cumplido como alcaldesa de Chavaler, Mercedes Gonzalo (44 años). Una responsabilidad que compagina con su trabajo como dependienta en un comercio de Soria y sus obligaciones en su casa, casada y madre de tres hijos. «Lo de ser alcaldesa lo concilio como puedo», explica. En invierno residen 25 vecinos, aunque el censo llega a 63 y población estival se dispara en verano hasta las 200 personas. «Mis vecinos saben cuáles son los turnos de mi trabajo para pedirme lo que necesitan, sino también me lo piden por teléfono», significa.

Cuando decidió instalarse con su marido en Chavaler, hace 19 años, solo había dos casas abiertas, «ahora tenemos la suerte de que ha empezado a venir gente y estamos creciendo, para mí es una satisfacción que gente joven invierta en tu pueblo y se venga a vivir».

«Ellas no lo han tenido fácil», puntualiza María José Jiménez, quien recuerda que hubo unos años en los que las pedanías de Garray se quedaron apartadas de la cabecera del municipio «y había división entre los vecinos de estos pueblos con Garray, se ha tenido que hacer una labor importante durante todos estos años por unir a todo el municipio sin diferencia entre los pueblos», añade.

Todas las localidades del municipio se enfrentan a los mismos problemas o necesidades. Por un lado el abastecimiento y las infraestructuras hidráulicas, donde quizá son más urgentes en Tardesillas, que tienen fugas en la red porque es muy antigua. Pero sobre todo están los problemas de las telecomunicaciones. Internet no llega a todas las casas. «Nos dicen que todos somos iguales y no es así, no nos facilitan servicios como la telefonía móvil e internet», indica Libertad Álvarez, de Dombellas, aunque donde peor están es en Santervás. El pueblo está en la falda de la sierra de la Carcaña y la señal no llega a las casas.

No obstante, todas ellas tienen operativos grupos de wasap que comparten con sus vecinos, incluida la alcaldesa de Garray. María José tiene un grupo con más de 200 contactos que son vecinos de Garray «y es una buena manera para informar a todos cuando sucede algo».

Por último, la voz de las seis es unánime a la hora de asegurar que su condición femenina no les ha supuesto un problema para ejercer su responsabilidad como alcaldesas y huyen de las cuotas. Creen que las mujeres todavía tienen que demostrar su valía, pero también consideran que están en política porque quieren y porque tienen capacidades.

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