QUINTA ESQUINA
Jesús Dolado: «El sentimiento español está por encima de la bandera»
Su alma de continuo amotinado le hubiera impedido ser buen militar, dice. Nombrado miembro de la Academia de las Ciencias y las Artes militares, difunde desde Retógenes espíritu castrense y valores que no se llevan...
Pregunta.– ¿Por qué Retógenes a una Asociación de Cultura e Historia Militar?
Respuesta.– Porque entendemos que es un personaje histórico lo suficientemente importante como para rescatarlo. Tenemos un doble ámbito, que es la pasión por la cultura militar y un apego a tierras sorianas, que este personaje representa muy bien.
P.– ¿Dónde mira Retógenes en el siglo XXI?
R.– Al conocimiento de nuestro pasado para lograr un futuro mejor. Saber lo que fuimos para saber lo que podemos llegar a ser.
P.– Retógenes tiene calle en Garray. ¿También en Navaleno?
R.– No, en Navaleno tiene es un monolito.
P.– Homenajean ustedes al símbolo de la
resistencia numantina.
R.– Sí, claro. Entendemos que aquello de ‘antes quemado por las llamas que cautivo’ significa ese sentido de resistencia numantina. El último grito de independencia y libertad.
P.– ¿A qué se resiste usted hoy?
R.– Entre otras cosas a una parte de la sociedad en que vivimos que no me gusta. Y sobre todo al desconocimiento absoluto que tenemos de nuestra historia y nuestro pasado.
P.– ¿Quiénes son hoy numantinos y romanos?
R.– Hay que dejar claro que los romanos no eran los malos y los numantinos los buenos. Roma lo que hace es una labor civilizadora que ojalá tuviésemos ahora mismo y frente a esa apisonadora, alguien que se sublevara de forma coherente, que es lo que representan. Si Roma representa la cultura, Numancia representa ese sentido de defensa de lo propio. Es decir, no siempre la universalidad, la generalización que actualmente tenemostiene que afectar al sentimiento propio, individual.
P.– Uno más en Navaleno.
R.– Lo soy. Mi familia lleva 90 años vinculada a Navaleno, y además tengo el orgullo de que mi abuelo paterno fue maestro en muchos pueblos de Soria y tengo tíos y tías nacidos aquí en la provincia.
P.– Una irreverente. Celebran lo que a algunos les da vergüenza… la bandera.
R.– Lo que no entiendo es como puede llegar a dar vergüenza lo que de verdad nos une. El tema de la bandera es por un desconocimiento absoluto, de lo que es, lo que representa y cómo nació, que es muy importante.
P.– Yo a la bandera la limpiaría de palabras. ¿De qué usted?
R.– Con una bandera, una imagen vale más que mil palabras. Sin duda alguna.
P.– ¿Se necesita una enseña para ser español?
R.– No. El ser español es un sentimiento más profundo. El sentimiento español, afortunadamente, está por encima de la bandera.
P.– Estará conmigo que quien más ha hecho (o casi) por la identificación de la bandera es la Selección de fútbol.
R.– Es triste pero es así. Ese día parece que no hay tópicos y todos el mundo la asumimos como algo natural. Un detalle tonto. Nadie sabe que el término de la Roja procede de los tercios. El rojo ha sido el color característicos de los tercios y de nuestra Infantería a lo largo de cinco siglos. No se ha inventado ahora.
P.– Y también en que no corren buenos tiempos para el orgullo patrio…
R.– Por desconocimiento. Parece que el sentimiento de lo social y de lo nacional está reñido. Parece que tener un sentimiento patriótico y a la vez reivindicar la justicia social sean cosas que no se pueden ligar, cuando es al contrario. Ese sentido de universalización, de imperio de la justicia en absoluto quita el sentido de lo nacional.
P.– ¿Nos reconciliamos más y mejor con la historia si quitamos nombres de calles, monumentos y apellidos de pueblos?
R.– Y nos limitamos a hacer como en Estados Unidos, la 52 con la 27… La historia es la historia. ¿Quitamos el nombre a las pirámides en Egipto?, ¿quitamos el nombre al Coliseo, a los Arcos de Trajano? La historia es la historia y lo que hay que hacer es asumirla, en lo bueno y lo malo, asimilarla e intentar cambiar en aquello que…..
P.– ¿Por qué solo nos acordamos de la labor social del Ejército en los grandes incendios?
R.– Tristemente pero nadie se acuerda que ahora mismo tenemos españoles en Letonia, en Líbano, Mali, el Congo, representantes en Colombia… La labor, la contribución del Ejército español a la paz es muy importante. España en misiones de guerra no participa.
P.– Para ser patriota…
R.– Simplemente es tener un sentimiento de una empresa en común, no tanto del pasado como del futuro que tenemos entre manos.
P.– ¿Qué costumbres castrenses recuperaría usted para la vida diaria?
R.– El espíritu y la vocación de servicio,sin duda alguna.