Alondra ricotí: 336 hectáreas para garantizar su supervivencia
El proyecto investigador Life Ricotí determina que Soria alberga el 15% de la población europea de alondra ricotí, una especie casi en peligro de extinción
El proyecto Life ‘Conservación de la Alondra Ricotí y su hábitat en Soria’ ha permitido la restauración de 336 hectáreas de los Altos de Barahona y el Páramo de Layna, donde habita la población más importante de este ave en Castilla y León, e incorporar 22 nuevos territorios de ricotí.
Además, este programa europeo, que coordina el profesor titular del departamento de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid, Juan Traba, ha incluido dentro de la actuación relativa a la gestión ganadera más de 3.000 hectáreas, casi todas de propietarios públicos, pero también privados. La incorporación de esta superficie garantiza que las próximas dos décadas el hábitat va a estar igual que en la actualidad, al realizarse una gestión ganadera eficiente.
“Fruto de los acuerdos alcanzados con los ganaderos y de que la población local se ha involucrado se garantiza que estas aves sigan viviendo allí durante los próximos años”, destaca.
El proyecto para conservar una de las aves más vulnerables de Europa, no en vano se prevé que dentro de unos meses se catalogue como en peligro de extinción, cuenta con un presupuesto de 3.347.000 euros, comenzó en 2016 y estaba previsto que finalizara el próximo mes. Sin embargo, el equipo científico coordinador solicitó una prórroga hasta septiembre al no poder haber completado las actuaciones previstas por las restricciones a la movilidad derivadas de la pandemia, informa Ical.
Otro de los retos del programa 'Life Ricotí' es poner en marcha un programa de turismo ornitológico y la formación de guías en la materia. La Diputación de Soria es la encargada de revalorizar desde el punto de vista turístico las dos zonas Zepas (Altos de Barahona y Páramo de Layna) donde habita esta singular y pequeña ave. Está previsto que la institución llegue a acuerdos con operadores turísticos para que incluyan la zona dentro de los circuitos de vida salvaje.
“La especie, debido a lo rara que es en el contexto mundial, resulta súper atractiva para los ornitólogos aficionados y profesionales. La gente paga dinero para ir a verla y se pretende crear un producto turístico que beneficie a la población del sur de Soria”, detalla.
El proyecto ‘Life Ricotí’ pretende mejorar el estado de la alondra ricotí en el sur de Soria, pero sobre todo de sus hábitats. Para ello, se encomendó la retirada de pinares y otras actuaciones como aclarar los encinares para conseguir zonas más abiertas y desarboladas, y lograr que las Zepas tengan las características óptimas para la habitabilidad de la especie.
Asimismo, el equipo investigador realizó algunos experimentos demostrativos con siembra de excrementos, que permiten aumentar la disponibilidad de alimento invertebrado para el ave, y llegaron a acuerdos con los ganaderos locales para mejorar las infraestructuras ganaderas (vallados y caminos), y es que el mantenimiento de la ganadería de ovino en extensivo es un factor fundamental para la conservación de esta especie.
También se ha censado la especie para conocer si dichas actuaciones eran las correctas. Se ha determinado que las dos ZEPAS del sur de Soria albergan alrededor de 315 parejas y del orden de 790 machos (hay más machos que hembras). En todo Soria se estiman unos 1240 machos y unas 500 parejas, lo que es indicativo de la importancia de las dos ZEPAs. Además, Soria alberga cerca del 15 por ciento de la población española, lo que quiere decir de la población europea. En toda Europa esta ave sólo habita en la Península Ibérica, y de forma mayoritaria en Soria, Teruel, Zaragoza y Guadalajara.
El mismo equipo investigador es el encargado, a través de un programa medio ambiental de la Junta de Castilla y León, de conocer el estado de conservación de esta ave en otros puntos de la Comunidad. Además de Soria de momento solo se ha censado Burgos, en concreto la zona de Corcos, donde se determinó que tan solo había seis machos.
“En Zamora, provincia donde históricamente habitaba el ave, había en 2008 un total de 67 aves, sin embargo las últimas informaciones sugieren que no hay rastro de la especie, o esta debe ser muy escasa. En Segovia ese mismo censo determinó que había alrededor de 50 parejas, diez veces menos que en Soria. Además, también prevemos censar la zona de Arribes de Duero en Salamanca, ya que históricamente había referencia de la existencia de alondra ricotí”, especifica.
Juan Traba considera que la población de alondra ricotí en Soria es numerosa, pero según se va alejando de ese núcleo se acelera el proceso de extinción por varios factores como la restricción del hábitat, el cambio climático o la endogamia.
El investigador precisa que, aunque se ha logrado la conservación del ave en el sur de la provincia, se ha extinguido de otros puntos de Soria donde tradicionalmente existía, ya que su hábitats también escasean. “Viven en páramos y estepas con poco árbol y es muy importante la ganadería de ovejas en extensivo, ya que estas hacen una función de jardinería y recortan la vegetación. Además, sus excrementos aportan dinamismo al sistema porque ayudan a la proliferación de larvas y escarabajos y la alondra ricotí se alimenta, a su vez, de ellos”, expone.
La desaparición de los páramos ibéricos típicos de Castilla y el pastoreo han provocado la reducción por tanto de esta especie.
Filomena y cambio climático
Los científicos creen que el temporal Filomena ha afectado a la población de ricotís que habitan en Soria. Se sabe que es la única de las pequeñas aves presentes en los páramos que no migra en invierno y cuando llegan los días más duros de nieve y no encuentra alimentos en el suelo hace cortos movimientos a zonas de menor altitud hasta que pasa el temporal. Sin embargo, el temporal Filomena ha provocado que esas zonas de cultivos o lugares alternativos donde sobrevivía la especie también estuvieron nevados, por lo que se espera que la población no haya encontrado alimento y se haya podido ver afectada. Este extremo será una de las cuestiones que el equipo investigador del proyecto compruebe en la próxima primavera.
“El movimiento típico del ave es característico. Cuando llegan las nevadas a los páramos migran a zonas de cultivo porque no puede escarbar en el suelo para encontrar alimento, pero luego a las dos o tres semanas vuelve a su hábitat. No sabemos qué ha hecho cuando se ha movido y ha encontrado nieve en los cultivos. Tememos que la mortalidad se haya disparado, ya que no ha tenido la oportunidad de ocupar sitios alternativos”, lamenta.
Juan Traba prevé, gracias a nuevos proyectos de investigación, conocer mejor el comportamiento de la especie en invierno y para ello colocarán a varias aves unos rastreadores muy pequeños con una mini placa solar para detectar sus movimientos a través de radio frecuencias.
La despoblación, derivada del abandono de los usos tradicionales, es otro de los factores más negativos para la especie, este unido a los efectos adversos del cambio climático, hacen que cada vez aumente más la probabilidad de extinción.
“El rango de temperaturas máximas y mínimas se hace mayor, es decir si tenemos inviernos cada vez más fríos y veranos cada vez más calurosos, unido a la disminución de la precipitación anual perjudica a la especie, es decir, los efectos característicos del cambio climático no benefician en nada su supervivencia”.
La alondra ricotí despierta un interés constante. Este pequeño pájaro marrón con su llamativo pico curvado que le ayuda a la extracción de insectos tiene un canto característico. Se denomina ricotí porque es una onomatopeya de una parte del canto. Es muy fácil identificarla en el campo porque su sonido suena tal que ‘tituti’. Pasa mucho tiempo correteando en el suelo y pone el nido también en suelo, lo que le hace ser más vulnerable, ya que las crías están sujetas a la depredación de otros animales (gatos, zorros, perros asilvestrados, serpientes, lagartos).
La alondra ricotí ha despertado tanto interés que se ha convertido en un emblema en el sur de Burgos donde se ha creado la Fundación Alondra Ricotí y se comercializa un vino ecológico con el nombre del ave y su imagen. El pequeño pájaro es ya un emblema de la conservación mundial.