Un cura ofrece su casa y el huerto para repoblar Soria
Jacinto Egido los pone a disposición de la Fundación Madrina que busca hogares en la España Vaciada e invita al vicario y a la Diputación a arengar a curas y alcaldes a hacer lo mismo
No le llevó mucho tiempo pensarlo. Le bastó leer la información aparecida en este periódico sobre la iniciativa de la Fundación Madrina, buscando alojamiento para familias en la España Vaciada, y se puso manos a la obra. Jacinto Egido Pascual, párroco Barahona, ofrece su casa y el huerto para ayudar a repoblar Soria. «Aquí en la provincia hay pueblos en los que no vive nadie. Me da una pena terrible, pero podemos hacer algo», dice el sacerdote en tono enérgico, que no delata los casi 90 años que tiene.
Jacinto Egido ya ha puesto estos bienes a disposición de la citada fundación, la cual «se encuentra estudiando el realojamiento en pueblos de Soria», cuenta. Pueblos Madrina busca ayudar a familias con hijos y sin hogar, encontrándoles uno en provincias como ésta, donde comenzar una nueva vida en el medio rural y contribuyendo de paso a su repoblación.
«Me enteré por vuestro periódico y no hay que descolgarse de esta oportunidad», dice el ‘cura de Barahona», que lleva unos meses alejado de sus pueblos. «Tuve un infarto en mayo y ya no me dejan vivir solo», cuenta Jacinto, a las puertas de la Casa Diocesana, en la capital, donde ahora reside. La vivienda que ofrece es la casa paterna, que está en Coscurita. «Tiene tres plantas y pico y un buen huerto», explica. No lo confiesa pero echa de menos sus pueblos, donde sus dotes de albañil y su disposición son bien conocidas. Los últimos 41 años ha sido pastor, en el sentido bíblico de la palabra, de Barahona, Alpanseque, Marazovel, Pinilla…. Y en su día estuvo también de párroco en Quintana Redonda.
Hasta la fecha, la Fundación Madrina ha ayudado a salir de ciudades y comenzar una nueva vida en zonas rurales a más de 300 familias y mujeres, y a más de un millar de niños menores de tres años. «Mientras, otras 500 familias aguardan su turno en una lista de espera para su realojo que no para de crecer. Se han repoblado familias en pueblos de Ávila, Guadalajara, Segovia y Extremadura», según fuentes de esta entidad.
Jacinto Egido cree que la fundación ha sido "bastante receptiva" a su propuesta y se encuentra a la espera de recibir más indicaciones. De lo que no tiene ninguna duda es de que en la provincia «hay que hacer algo ya para acabar la despoblación».
Su ofrecimiento a la fundación no llega solo: Jacinto, «el cura albañil», como es bien conocido especialmente en la mitad sur de la provincia, quiere que el ejemplo cunda. Y por ello ha escrito, de momento, al vicario de la Diócesis de Osma Soria, Javier Ramírez de Nicolás, y al presidente de la Diputación, Benito Serrano. «A ver si el vicario puede escribir a todos los curas y el presidente les dice algo a los alcaldes para entre todos intentar frenar este problema de la despoblación», apunta.
Su propósito es invitar a todos los pueblos que ya han desaparecido «y a todos los que llevan el mismo camino, que dispongan de viviendas para poder acoger a estas familias, y poder darles alojamiento y trabajo. ¿Acaso no hay en los pueblos casas, huertos, tierras, corrales para ovejas, vacas, gallinas...?», pregunta, atreviéndose incluso con la ironía en su recomendación a las autoridades. «Que los políticos no discurran mucho para repoblar de nuevo Soria, y que animen a ser generosos a nuestros pueblos y volverán a tener vida». Fe, ciega, no le falta a Jacinto Egido, amigo de predicar con el ejemplo y no quedarse de brazos cruzados, como hizo durante años retejando las iglesias de su zona («la de Barahona con cinco gitanos, y tan bien»). De todo ello da fe en algunos de los libros que ha escrito, Historias de un cura edificante, Anécdotas e historietas del cura de Barahona o Siete vidas tiene el gato, entre ellos.