SOCIEDAD
Aria, la vida en la Soria Vaciada
Fuentes de Magaña celebra el nacimiento de una niña después de 40 años
Cuando Inma Calderón decidió hace ocho años instalarse en el pueblo de su madre, Fuentes de Magaña, con su marido, Melchor García, y dejar Calahorra (La Rioja) no sabía que estaba ayudando a la repoblación de la Soria Vaciada. Un camino que siguieron sus hijos y que ha permitido que hoy el matrimonio García Calderón esté de celebración, y grande, por el nacimiento de su nieta, Aria García Herrero.
La pequeña se convierte en el primer bebé en Fuentes de Magaña después de 40 años sin nacimientos. Décadas en las que este pequeño pueblo soriano, a caballo entre San Pedro Manrique y Ágreda, solo ha visto la emigración de sus jóvenes vecinos en busca de trabajo a poblaciones más grandes.
Emigrantes que no olvidaban sus raíces y que durante los veranos llenaban las casas familiares y las calles del pueblo. Entre ellos se encontraba Inma que no dejaba de acudir al pueblo de su madre y en el que conservaba la vivienda familiar. Las visitas veraniegas dejaron de serlo hasta que hace ocho años ella y su marido decidieron dejar la localidad riojana de Calahorra, ante la falta de trabajo, para hacerse cargo del bar del pueblo. «Nos arreglamos la casa y nos quedamos a vivir aquí», aclara Inma, quien confiesa que está encantada en Fuentes, donde su esposo ejerce de alcalde.
A este retorno se sumaron sus dos hijos y así se instaló toda la familia. Luego el azar, y también el amor, han hecho posible la llegada de un nuevo miembro a la casa. La pequeña Aria que «es preciosa», dice su abuela, nació el 24 de marzo en el hospital de Soria. La alegría no se ha vivido solo en esta familia sino también entre los 32 vecinos que residen de manera habitual en el pueblo y que en este último año, por culpa de la pandemia, han echado mucho de menos la presencia veraneantes más pequeños en la plaza.
La madre de la pequeña Aria, Natalia Herrero, por azar, pasó unas vacaciones en Fuentes de Magaña con una amiga. En el pueblo conoció a Alejandro, hijo de Inma y Melchor, y luego el amor hizo todo lo demás. Natalia decidió instalarse en el pueblo, con su otro hijo, y dejar Alicante, ciudad en la que residía. Así dio un giro total a su vida eligiendo la Soria Vaciada y la zona cero de la despoblación para trabajar como cuidadora de personas mayores y para formar una familia.
Asegura que está «encantada» con la tranquilidad y la calidad de vida que ofrece el medio rural, «la gente en realidad no sabe apreciarlo» y para ella, incluso en invierno se está mejor que en verano. «Yo vivo muy bien y muy tranquila en el mundo rural», confiesa esta joven que no echa de menos la dotación de ningún servicio en Fuentes, a la vez que habla a las mil maravillas de la educación. «Hay muchas facilidades para el transporte, el comedor escolar y otras ayudas para los niños, mi hijo ha estudiado en el colegio de San Pedro Manrique y ahora lo hace en el Instituto de Soria y todo está fenomenal», comenta. Natalia solo ve ventajas de residir en un pueblo como Fuentes de Magaña, sobre todo pensando en la calidad de vida para sus hijos que están en contacto estrecho con la naturaleza y el medio ambiente, lejos del bullicio de las grandes ciudades, aunque quizás señala el inconveniente de que son los únicos niños que residen en el pueblo de manera habitual y sería bueno que se relacionasen con otros de su edad. La falta de empleo y de oportunidades en los pueblos es otro de los inconvenientes, «de no ser así seguro que viviría más gente», matiza.
Ella reconoce que ha tenido suerte, trabaja en lo que le gusta, cuidando a personas mayores y lamentablemente este colectivo es numeroso en los pueblos, mientras que el padre de Aria se dedica a la construcción. Con el nacimiento de la pequeña a Fuentes de Magaña, a Natalia le alegra la idea de haber puesto un pequeño granito de arena en pro de la repoblación de esta tierra, pero le entristece la imagen de la España Vaciada y de los miles de pueblos que, como Fuentes de Magaña, tienen una pirámide de población envejecida, mientras que otros muchos llevan el camino de quedarse vacíos en las próximas décadas si no se ponen remedios.
En Fuentes de Magaña sus vecinos están deseando retornar a la normalidad y dejar atrás la pandemia, a pesar de que el Covid ha pasado de largo entre los habitantes del pueblo. Si todo sigue como hasta ahora, Fuentes de Magaña podrá colgar el cartel de «libre de Covid» porque no ha habido que lamentar contagios entre los residentes habituales. Natalia explica que su experiencia más cercana con la enfermedad ha sido precisamente cuando ha estado ingresada en el hospital para dar a luz, «en el pueblo apenas hemos sido conscientes».