El albergue de El Burgo acoge a 25 refugiados de Ucrania
Cruz Roja gestionará estas instalaciones del Ayuntamiento para ayudarles en su nueva vida / Son 11 familias, con varios menores entre ellos tres bebés
El albergue de El Burgo de Osma recibió en la tarde de ayer a 25 ucranianos que llegaron a estas instalaciones municipales que el Ayuntamiento ha cedido a la asamblea comarca Cruz Roja de la localidad, para que puedan empezar una nueva vida y huir del drama de una guerra que desde hace meses sufre el país.
Estas familias llegaron en autobús desde Barcelona, después de haber viajado desde Polonia, para refugiarse en la villa episcopal, donde tenían todo preparado para que su nuevo hogar tenga todas las comodidades que necesiten y donde, a partir de hoy mismo, comenzarán las entrevistas para conocer sus necesidades, intereses y prestarles, en coordinación con los Servicios Sociales, la ayuda más adecuada.
Tal y como explicó el presidente de Cruz Roja en El Burgo, David Crespo Peñas, han llegado 11 familias, con varios menores, entre ellos tres bebés y desde la ONG cuantan también con cuatro personas que han sido contratadas: dos ucranianas que trabajarán a media jornada para ayudar con el idioma, así como una monitora y una asistente social. Junto a ellas estará también todo el equipo de voluntarios de la asamblea comarcal, un grupo de 35 personas que ya han estado trabajando previamente en la puesta a punto del espacio y que se muestran «con mucha ilusión, porque queremos que todo salga bien», destacó.
Predisposición
Crespo agradeció la predisposición del Consistorio en la cesión de las instalaciones y explicó que se ha intentado dar calidez a las instalaciones, colocando cuadros o llevando juguetes para hacerlo más hogar, algo que ya ayer disfrutaron los más pequeños, «acabo de ver a los niños jugando con una sonrisa, muy contentos», explicó emocionado el presidente de Cruz Roja en El Burgo de Osma.
«Se te ponen los pelos de punta, porque es muy dura la realidad», afirmó Crespo en referencia a ver a niños de la edad de sus propias hijas que tienen que huir de su país: «No hay palabras, esto no tiene sentido», lamentó.
Una de las ucranianas que trabajará como traductora es Valentyna Haran, que lleva 19 años residiendo en Valdemaluque, y que ahora ayudará a sus compatriotas a los que «estábamos esperando con mucha preocupación y nervios por lo que pasa en mi país», aunque se mostró contenta de que los niños «están bastante bien», a pesar de la preocupación de las madres. En los minutos iniciales se ha preparado todo el tema de las comidas y han sido muchos vecinos los que han colaborado trayendo cunas, ropa o juguetes, algunas todavía sin abrir hasta ver las necesidades. «Sufro por cada ucraniano y por mi familia que toda está allí en ciudad ocupada», explicó Haran, natural de Jerson, que calificó de «cariñosa» a los vecinos de El Burgo «que dan alegría y son muy simpáticos», aseguró.
Hasta el albergue también acudió a dar la bienvenida el teniente de alcalde del Ayuntamiento burgense, Elías Alonso, quien recordó que desde el Consistorio se seguirá «apoyando a Cruz Roja y las 25 personas que han venido», reconociendo que tras el recibimiento se darán las pautas de convivencia y posteriormente analizar las situaciones que precisan, porque «ahora empieza otro mundo» para que tengan «una vida digna».
Desde el Consistorio reconocieron que todavía no cuentan con toda la información para saber si llegarán más refugiados, (el albergue tiene capacidad para 48) a la vez que explicó cómo se paralizó una licitación para poder ceder estas instalaciones para los ucranianos y «creo que hemos hecho una buena obra», como le hicieron saber desde ONG a Alonso, dándole las gracias por esta cesión.
El Ayuntamiento está a disposición de la Subdelegación de Gobierno, «que es quien organiza y tiene la potestad», a la vez que consideró «lógico» que sean las ONGs las que realicen el acogimiento de estos refugiados, para conocer quién viene y que necesidades tienen, recordando que desde el Gobierno nacional se está organizando el tema de alojamiento tanto en espacios como el albergue o viviendas de la Diócesis.