De Salamanca a Langa para cambiar la bata por los libros y ser bibliotecaria en San Esteban
La salmantina Saray Monroy Pérez ya está instalada en la Ribera del Duero y ha hecho de Langa de Duero su hogar y el de su familia
Esta semana se celebra el Día internacional de las Bibliotecas, unos espacios que siempre tienen las puertas abiertas y que permiten que grandes y pequeños puedan disfrutar de unos fondos que, en el caso de la provincia de Soria, son admirables, tanto por la cantidad de libros que se encuentran como por las novedades.
Al frente de la biblioteca municipal de San Esteban de Gormaz está, desde noviembre de 2019, Saray Monroy Pérez, una salmantina que ya está instalada en la Ribera del Duero y que ha hecho de Langa de Duero su hogar y un anclaje perfecto para Juan, su marido y Camino y Juan, sus hijos que ya son sorianos, puesto que nacieron aquí.
Pero la historia de esta bibliotecaria no es un romance permanente con los libros, sino que llegó al mundo de la biblioteconomía casi por casualidad, porque después de hacer la selectividad y de haber estudiado en el instituto por Ciencias decidió cambiar la bata de Enfermería por los estantes llenos de historias, después de unas jornadas de puertas abiertas en la Universidad de Salamanca y descubrir que lo suyo no eran los heridos, ni los cadáveres, ni las operaciones ni la sangre. Entonces, una amiga la animó a realizar estos estudios y así completó su formación con Biblioteconomía y Documentación y entonces descubrió un conocimiento que ahora «me encanta».
Su primer contacto con la biblioteca sanestebeña fue en el año 2009, cuando se instaló en Langa de Duero, donde ya trabajaba su marido, porque encontró una oferta de trabajo de la Diputación Provincial de Soria para un proyecto de digitalización de bibliotecas y archivos por el que contrataron a unas 15 personas, entre ellas, Saray fue seleccionada «me vine por eso y ya nos quedamos».
El trabajo de su marido permite cambiar de destino con facilidad, pero «nos afincamos en Langa un poco por mí», porque es consciente de que el ir habiendo encadenado contratos y tener estabilidad laboral les permitió establecer su hogar en la localidad ribereña. Y entre esa cadena de trabajos desde hace tres años está al frente de la biblioteca de San Esteban de Gormaz asesorando a los lectores ribereños y confiando en retomar la normalidad del uso de la sala de lectura y estudio que había antes de la pandemia.
Todas las tardes, salvo en verano que se adaptan a las necesidades de los vecinos que prefieren acudir por las mañanas hasta estas instalaciones, para aprovechar las tardes de siesta, piscina o río, a Saray se la puede encontrar en la biblioteca en horario de 17 a 20.30 horas de lunes a viernes.
De los libros dice que ha sido «un descubrimiento muy positivo» y reconoce que cualquiera puede encontrar un libro a su medida, quizá un libro no le guste al lector, pero seguro que el siguiente o cambiar de ejemplar o autor, hacen que se disfrute plenamente.
Por su ordenador, para registrar libros, pasan todo tipo de lectores, desde los adolescentes que están en una edad tan complicada que a veces no encuentran placer en la lectura, a los adultos como los 18 que participan en el club de lectura de la localidad, donde hay gran diversidad de opiniones y mucha participación.
Y también los más pequeños, que hacen de la biblioteca una estancia de juego y disfrute, chavales que llegan atraídos por los libros, por jugar con ellos, sentarse en sillas o en el suelo y disfrutarlos. Quizás por ello si tiene que elegir un libro para ella misma apuesta por El Principito «un libro que tenemos todos muy presente desde niños» y que califica como «una gran obra» que ha leído en distintas etapas. Para Monroy los libros de literatura infantil «tienen mensajes más concretos» y por eso es su apuesta ganadora para sacar «más jugo».
Bibliotecas como las de San Esteban, vecinas como la de El Burgo o el bibliobús que recorre los pueblos de la provincia son, igual que el resto de las de Soria un paraíso para los amantes de la lectura, tanto por su coordinación para intercambio de libros o participar en actividades conjuntas, como por el gran fondo al que se puede optar, en el que no faltan novedades. «Somos unos privilegiados», explica Saraya, quien añade que en ocasiones vienen veraneantes que explican que se sorprenden de la calidad de las bibliotecas sorianas.
Por eso invita a cualquiera «a que se acerquen a ver lo que hay», asegurando que siempre, en un libro, «hay algo que nos puede atraer» y por eso hay que darle una oportunidad.