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PATRIMONIO

El castillo de Osma muestra su historia a Patrimonio

El informe de resultados de la fase II de la restauración se presenta ante la Junta recorriendo un pasado milenario que salió a la luz con las obras

Castillo de Osma. HDS

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HDS
Soria

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'Todos tenemos un pasado' y el castillo de Osma no es una excepción. Su historia está más clara tras la restauración y se ha dado a conocer. La Comisión Territorial de Patrimonio Cultural de Soria, reunida este jueves bajo la presidencia de la delegada territorial, Yolanda de Gregorio, ha conocido el informe de resultados de la fase II de la intervención arqueológica vinculada al proyecto de consolidación y restauración del Castillo de Osma, realizada entre los años 2009 y 2018-2019 a propuesta del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, a través del Instituto de Patrimonio Cultural de España.

El informe señala que la excavación ha permitido conocer la evolución histórica de la fortaleza desde el siglo X hasta la etapa moderna. Esta intervención, de casi 3.000 metros cuadrados de extensión, ha abordado la documentación de la barrea sur y de los recintos inferiores del norte y noreste y ha permitido alcanzar por primera vez algunos niveles de la Edad del Bronce.

Además, también se ha exhumado parte de una necrópolis situada al sureste del espacio principal que se extiende tanto al exterior como al interior de lo que hoy ocupa la barrera y la liza. El interior de esta liza ha sido excavado en los enterramientos cuya integridad peligraba y los de mayor interés, quedando el resto como reserva arqueológica. En total, 28 enterramientos han sido documentados, correspondientes a un cementerio fechado entre los siglos XII y XIV, de los que se ha realizado un estudio antropológico.

También se ha procedido en esta fase a la exhumación de un conjunto de estructuras habitacionales, así como letrinas y canalizaciones, asociadas a un posible acuartelamiento de tropas, probablemente relacionadas con las guerras del siglo XV.

El informe destaca que del primer castillo, edificado sobre el año 912 por el Conde Gonzalo Téllez, apenas han quedado restos materiales, a excepción de algunos sillares en una de las torres y del cajeado realizado para el asiento de la muralla en un par de puntos, así como la huella dejada por una de sus torres en la roca.

El proyecto de Ramiro II en torno al año 930 desestimó el trazado anterior a excepción de las torres sureste y del medio que pasaron a formar parte de la nueva fortaleza. La calidad constructiva de esta reforma, con una buena cantería, ha favorecido que se haya conservado en casi todo el recinto principal. Esta obra presenta una serie de elementos singulares como la entrada principal, las originales saeteras o la torre pentagonal. De su nivel de uso, apenas han quedado fragmentos de suelo muy deteriorados, siendo la referencia de las saeteras y salidas de agua documentadas las que aportan información sobre las rasantes originales, así como los muros cortina laterales construidos para contener los rellenos.

De la toma del castillo por Almanzor en el año 990 y el periodo de ocupación islámica hasta 1011 apenas han quedado restos, tan sólo la parte inferior del forro de la torre sureste y una posible inscripción. En el interior se han documentado estructuras del periodo pleno medieval, restos de muros y tapiales, estructuras de aterrazamiento, etcétera.

La mayor transformación se produjo en la Baja Edad Media como resultado de la construcción de un conjunto residencial que anulaba las edificaciones anteriores y elevaba la cota de uso. Durante los siglos XVII y XVIII se mantienen y reparan las construcciones existentes. La información sobre este periodo procede de las fuentes documentales y pictóricas que describen y muestran la situación del castillo en esas fechas y que permiten identificar las dos torres desaparecidas.

El siglo XVIII marca el comienzo de la destrucción y expolio del castillo. En 1706, durante la Guerra de Sucesión, hay un intento de voladura de la muralla que deja grandes agujeros para colocar explosivos. Entre 1739 y 1767, las torres del medio y sureste servirán de cantera para levantar la destruida torre de la catedral de El Burgo, hecho que quedara reflejado en la gran acumulación de materiales en proceso de desmontaje localizados junto a la torre suroeste.