Rural
Matamala de Almazán se queda sin tienda y sin estanco por cierre a finales de mes
«Una vez más se vuelve a demostrar que en los pueblos no hay muchas posibilidades, pero la gente no colabora para que haya servicios», lamenta la titular del comercio
Poco más de dos años ha durado abierta la tienda de ultramarinos de Matamala de Almazán. Los vecinos no compran lo esperado y las cuentas no salen. Desde hace semanas ya no quedan existencias porque la decisión está tomada, el próximo 30 de septiembre cerrará definitivamente la persiana dejando al pueblo sin ningún comercio, pues con la tienda se va también el estanco, «y la peluquería también cerró hace poco», señala una Susana Pescador con una opinión muy distinta a la que le llevó en marzo de 2021 a hacerse cargo del traspaso.
«Una vez más se vuelve a demostrar que en los pueblos no hay muchas posibilidades, pero tampoco la gente colabora para que haya servicios», lamenta Pescador, quien se queja del poco apoyo recibido y de las dificultades de gestionar un comercio en el medio rural. «Instalé una TPV –terminal punto de venta, para el cobro con tarjeta– y no tenía internet, y eso a pesar de estar en la calle principal, a escasos metros del Ayuntamiento, y no podía utilizarla», explica la responsable de la única tienda que queda en el pueblo y que en menos de un mes acabará desapareciendo.
Y con la tienda también se irá el estanco por que es ella la que dispone de la licencia en propiedad. «Yo la compré por 25 años, pero cuando cierre, se perderá», por lo que no sólo no se podrán comprar los productos de primera necesidad sino que tampoco se servirá tabaco al bar del pueblo ni a los dos de la localidad de Quintana Redonda que su nutren del estanco de Matamala. Las licencias de estanco las otorga el Estado a través de una subasta pública. Desde el año 2014 no se convoca una nueva licitación, ya que desde el Comisionado para el Mercado de Tabacos se concedieron 300 nuevas licencias.
Se pueden traspasar, pero la exigencia es haberla explotado durante cinco años, algo que no se cumple en Matamala. «Se pierde, es definitivo», destaca Pescador, que explica que precisamente la obligación de mantener el estanco hasta final de septiembre es lo que ha alargado la agonía del ultramarinos.
«La gente sólo viene a comprar el pan y las compras grandes se va a hacerlas a Soria o a Almazán», apunta esta autónoma que ha visto cómo la apertura de un gran supermercado en la cercana Almazán le ha supuesto un duro varapalo, porque ni los propios vecinos cuidan una tienda que les podrá sacar de apuros en un momento dado, sobre todo teniendo en cuenta el envejecimiento de la población y las pocas posibilidades de movilidad.
Pescador también es crítica con los responsables municipales. «Nadie ha venido a preguntarme qué necesito», lamenta, y pone en tela de juicio las medidas adoptadas por la Diputación de Soria que ayudan a la implantación de comercios en el medio rural. «La Diputación apoya al que quiere instalarse, ¿pero qué pasa con los que estamos? No hace nada», recrimina.
La Diputación provincial de Soria ha materializado una nueva línea de ayudas incluidas en el Plan Soria 2023 destinadas a apoyar el relevo generacional de negocios ubicados en el medio rural y cuyo mantenimiento peligra cuando el titular se jubila. La institución provincial aprobó el pasado mes de julio una partida de 150.000 euros para este fin.
Cuando hace más de dos años, en marzo de 2021, Susana Pescador se hizo cago de la tienda multiservicios, lo hizo con la mayor de las ilusiones organizando incluso mercadillos en el exterior y hasta presentaciones de libros, pero el devenir a ido en picado y la decisión ya no es reversible. «No es viable, con 1.300 euros de gastos fijos», cifra esta autónoma que reclama más apoyo de las administraciones para negocios como el suyo, que dadas las condiciones en las que se desarrolla «no es rentable, pero es un servicio que hay que prestar». Porque cuando Pescador se vaya definitivamente, ya sólo quedará en Matamala un bar, la farmacia y la residencia de ancianos.