Paisanaje
"El Ecce Homo manchó la imagen de la profesión de restaurador"
Fernando Tudela Rodríguez compagina su doctorado con su taller de restauración en San Esteban de Gormaz, su pueblo familiar
El nieto de Ángel ‘el droguero’, como le gusta que le conozcan, ha apostado a sus 24 años por el arte y por el pueblo familiar, San Esteban de Gormaz, para emprender en el sector de la restauración de patrimonio y la conservación de los bienes culturales, no solo de entidades públicas y privadas, sino también de los particulares.
Fernando Tudela Rodríguez, que es como se llama este joven graduado en conservación y restauración de bienes culturales por la Universidad de Granada se ha sentido siempre muy unido al pueblo de sus abuelos y su madre y aunque vivía en Murcia, ha sido siempre uno de los fijos en aprovechar vacaciones y verano para disfrutar de su pueblo.
En cuanto al patrimonio su vinculación viene también de siempre porque «admiración por el arte y la historia he tenido desde pequeño y eso sumado con San Esteban suma el doble», reconoce, por lo que no tuvo dudas a la hora de elegir una carrera tras realizar el Bachillerato artístico «y vi que la restauración era lo que más me gustaba», sumando así conocimientos de química, biología o cartografía.
Con la carrera ya acabada y tras realizar un máster ahora compagina el trabajo con el doctorado y, después realizar prácticas tanto en la Universidad granadina como en la Diócesis Osma- Soria con Paquita Diestro, se ha lanzado al trabajo de campo, montando su propio taller de restauración en la villa ribereña.
Reconoce que España es un país «con un patrimonio muy rico, que muchas veces nos lleva a que haya deterioro y abandono», al que se suman hechos históricos como las grandes desamortizaciones o el vandalismo que hace que estén en un estado» en que sea necesario restaurar».
Aunque hay mucha gente que valora este trabajo de devolver la vida al patrimonio, «no siempre damos el valor que tiene» y explica que cuando se habla de restauración se piensa en grandes obras, como pinturas murales, edificios o retablos, pero también hay libros y otros tipos de documentos, como los que se encuentran en archivos históricos y particulares. De hecho una de sus especialidades es la restauración en papel y reconoce que este soporte «aporta unas características físicas y orgánicas al documento que no ofrece lo digital», como las fibras del materia, si es pergamino el animal al que pertenece o incluso si ha habido correcciones, «eso solo lo ofrece el original junto a las técnicas analíticas», explica.
Su formación, aunque parte del campo de las Humanidades, es completa en otros ámbitos como química (por disolventes y materiales en descomposición), biología (para conocer algunos posibles ataques de hongos), mineralogía, cristalogía (para la restauración de piedra), así como iconografía, entre otros campos.
«En la provincia y en el municipio tenemos muchísimo patrimonio», explica Tudela, quien además valora el gran trabajo que se ha hecho desde la Diócesis y otras administraciones públicas por restaurar, destacando que incluso desde la Iglesia se cuente con un taller de restauración propio, «aunque siempre es verdad que hace falta más», lamenta, por lo que se necesitaría más recursos «porque son muchos pueblos, que todos tienen su iglesia con su retablo, cuando no son varios, y su imágenes», por lo que deberían sumarse también iniciativas privadas.
Lamenta que en algunos casos el tema de la restauración haya saltado a las noticias por daños en el patrimonio como el del famoso Ecce Homo, de Borja, que asegura «lo que ha hecho es manchar la imagen de la profesión y hacerlo cómico», por lo que hubiera sido mejor «que la señora hubiera tenido menos voluntad y hubiera esperado a que trabajen los profesionales». Aunque en otros casos, como en taller de restauración soriano, «Paquita hace una labor increíble y lo lleva bastante bien con voluntarios», aunque añade que debería haber más personas contratadas, consciente de las dificultades. Comparados con otros gremios, como los arquitectos, «se nos paga por debajo» y quizás debería revalorizarse el oficio, considera.
Fernando elige, de entre los trabajos que ha tenido que realizar a lo largo de su trayectoria profesional, el trabajo fin de máster, que le permitió restaurar un teatro de juguete que perteneció a Manuel de Falla y que después se expuso en una exposición en Cádiz, así como «restaurar las imágenes de la cofradía de mi pueblo, de mi cofradía», asiente orgulloso.
Ahora tiene por delante un año y medio de seguir vinculado a Granada para acabar sus estudios, su doctorado en restauración en papel y creación de documento fascimil como conservación preventiva del original, pero asentándose ya en San Esteban para hacer crecer su taller y comenzar a trabajar en San Esteban, «cada vez está más cerca», reconoce.
Sabe que en los archivos, pero también en las casas «tiene que haber muchos documentos en la comarca y la provincia» y por eso se ofrece a todos los que quieran «dar un valor y devolver a su estado original o por lo menos evitar el deterioro», que se pongan en sus manos, porque queda por hacer un trabajo continuo y que «es asequible», en lo que al precio se refiere.
Pero además presume de que “trabajar aquí es una gratificación enorme” y considera un lujo «estar aquí no solo de vacaciones, sino que contribuyes a la economía local», porque «todo lo que puedo lo compro aquí», asegura, aunque aún con ayuda de su madre, que le presta un local para trabajar e iniciar sus primeros pasos en este campo en la provincia de Soria.
Ahora ya basta con teclear en Google Maps Fernando Tudela Restauración o llamar al 722327968 para tener un contacto directo con este protector y médico del patrimonio que apuesta por el medio rural y, con su juventud, lucha por establecerse en San Esteban de Gormaz.