Las fotos de Salduero de nuevo inundado mientras Pinares se desborda

Las fuertes lluvias siguen dejando jornadas complicadas en la comarca de Pinares de Soria. El río Duero y sus primeros afluentes no tienen reguladas sus aguas hasta la presa de la Cuerda del Pozo y en esta jornada de sábado se ha dejado notar esa fuerza sin control. 

Salduero ha sido una vez más una de las localidades más afectadas con la inundación de la plaza, segunda en pocos días. El frontón, el parque infantil o incluso algunos jardines tenían su buen palmo de agua donde no eran dos o tres.

También se han constatado desbordamientos e inundaciones, por suerte por el momento sin consecuencias graves, en Covaleda y Duruelo de la Sierra. En esta última localidad Agustín Sandoval constataba cómo el río Triguera, primer afluente 'serio' del Duero, bajaba fuera de su cauce.

Otro punto ha constatado las crecidas de los ríos en cifras reales y no tanto en imágenes. El aforador de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) en el río Revinuesa a su paso por Vinuesa pasaba por la mañana de los 50 metros cúbicos por segundo. Para simplificarlo, agua suficiente para llenar una piscina olímpica en un minuto y siete segundos.

El Duero por su parte bajaba por Molinos a las 13.15 horas con 43,65 metros cúbicos por segundo de caudal y a media tarde por Soria se mantenía en una cifra similar. El 'cuello de botella' estaba soltando a través de la presa de la Cuerda del Pozo 4,4 metros cúbicos por segundo, lo que da una idea de las aportaciones que se sumaban antes y después para mantener esos datos.

Aún lloverá más, o al menos eso es lo que apunta la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) para la zona de Pinares, sin ser generalizado en toda Soria. Este domingo desde la medianoche hasta pasada la sobremesa la probabilidad de más agua del cielo es prácticamente del 100% y sólo al caer el sol bajará. El lunes por la mañana sube de nuevo aunque ya sin un porcentaje tan elevado y parece que entonces 'escampará' al menos durante unos días. Llegará el frío y las heladas, pero también una tregua para unos pueblos de Soria que miran a sus ríos y ya no precisamente de reojo.