Jesús Pardo cumple 100 activos años en Borobia
Carpintero, apicultor, cazador y aún hortelano, reúne a cuatro generaciones para celebrar su centenario en el día de Navidad
Jesús Pardo Ruiz ha cumplido esta semana 100 años y ha sido homenajeado entre el calor de su familia y los vecinos de Borobia, quienes le han acompañado en esta celebración inolvidable, el pasado lunes, día de Navidad. Toda una vida dedicada a la carpintería y a su familia, una vida llena de acontecimientos, y cien años repletos de experiencia.
Jesús Pardo Ruiz nació en el Puente de Borobia el día 25 de diciembre de 1923. Hijo de Vicente Pardo y de Agustina Ruiz, ha trabajado siempre de carpintero, aprendiendo la labor en la capital aragonesa, Zaragoza, en su época de adolescente y, después de realizar el servicio militar, trabajó en Tauste y Pedrola con su tío, también del mismo gremio de la madera, hasta que el amor le hizo volver al pueblo convirtiéndose en el carpintero de la localidad.
A pesar de su longevidad, hasta hace muy poco tiempo, Jesús se ha mantenido activo realizando trabajos de carpintería. Los padres de Jesús tuvieron siete hijos e hijas, Delicia, César, Noe, Aniceto, Raquel, Carolina y el centenario Jesús.
Los que todavía viven, lo hacen en Barcelona. A pesar de ello, visitan con frecuencia Borobia y la relación entre todos es muy buena, sobre todo con los hermanos.
Esto es una seña de identidad de la familia que, aunque sus lazos de sangre no sean directos, ya que muchos de ellos son primos segundos, se consideran como primos hermanos, siendo una gran familia, hecho que se demuestra con la asistencia de más de 80 personas en la celebración del centenario, aunando 4 generaciones diferentes.
Jesús contrajo matrimonio con Francisca Modrego el 24 de octubre de 1954. Mujer trabajadora que dedicaba sus labores al cuidado del campo, murió el 29 de octubre de hace 6 años después de una terrible enfermedad. Jesús y Francisca mantuvieron su relación durante más de 70 años.
La lista de aficiones del centenario es muy extensa y variada. Siempre ha tenido abejas y ha sacado miel de sus panales, ha sido cazador, ha conducido hasta hace poco, tiene un huerto y sigue regándolo y sacando hortalizas de vez en cuando.
Aunque se jubiló a los 65 años, ha seguido trabajando en carpintería y ayudando a sus vecinos y vecinas con sus habilidades, arreglando marcos de puertas, colocando bisagras, lijando muebles o colocando estanterías.
Jesús tiene dos hijos, llamados César, casado con Julia y residentes en Salamanca, y Delicia, casada con Javier, habitantes de Tarazona.
Jesús sigue viviendo en Borobia, donde sus hijos van a visitarle con frecuencia, así como sus 4 nietos, Berta, Javier, Beatriz y Mario. Con ellos, los acompañan sus biznietos, Marcos, de 6 años y Sofía, de 4 años.
Cabe destacar también la buena relación que sigue existiendo con la familia de su mujer, que tuvo 4 hermanos, aunque solo viven 2, sus hermanas, pero lo hacen en Borobia. Por supuesto, estuvieron presentes en la celebración del centenario.
Jesús siempre ha sido una persona muy agradable, generosa y habladora. Se preocupa por la familia y por sus vecinos, por ello, es una persona querida en el pueblo y todo el mundo lo conoce y sólo dicen buenas palabras de él. Ha sido muy trabajador y una persona muy activa; si no estaba en el huerto, estaba sacando miel o cazando.
Con casi 100 años sigue bien de salud, con muy buena memoria que le permite acordarse de muchas anécdotas y vivencias de su época de juventud, manteniendo conversaciones con cualquiera de manera cabal y fluida, como cuando acude al bar a tomar su café o cuando sale a pasear, reconociendo a toda la gente que se cruza.
Según se trasladó a través de la Diputación de Soria, la personalidad tan activa que ha tenido siempre Jesús y sus ganas de seguir haciendo cosas, de seguir adelante, incluso superando una enfermedad tan desgraciada como es un cáncer, quizá sea el secreto de su longevidad y de su maravillosa vida. Muchas felicidades a Jesús, ¡y que cumpla muchos más!