Medio Ambiente
Castilla y León y Aragón se citan de nuevo por los vertidos en el río Val
El consejero de Medio Ambiente aragonés, Manuel Blasco, reconoce a preguntas del PSOE en un pleno que «este problema no es aislado y estamos recabando información»
Soria se coló este viernes en el pleno celebrado en las Cortes de Aragón con motivo de los vertidos que vienen apareciendo en los ríos Queiles y Val. La pregunta al consejero de Medio Ambiente, Manuel Blasco, fue lanzada por la parlamentaria socialista Leticia Soria que quiso saber «las medidas puestas en marcha por el Gobierno de Aragón para evitar la contaminación de las aguas del río Val por los vertidos de las depuradoras de Ólvega y Ágreda».
En este sentido, el consejero aragonés reconoció que «los problemas que está ocasionando esta zona de Castilla y León, concretamente de Soria, y que recurrentemente afectan a ciudadanos de Aragón nos debe de preocupar cada vez más porque no han sido hechos aislados sino que ocurren con cierta frecuencia». Por ello, aseguró, «estamos recabando información, pendientes de estudiar esa documentación que hemos solicitado a Castilla y León y en cuanto tenga la reunión con los responsables informaré en el próximo pleno».
Blasco aseguró que «este problema se produce en una comunidad autónoma que no es la nuestra y las consecuencias también afectan a municipios de nuestra comunidad como ocurrió con los problemas de agua en Tarazona y los municipios de alrededor». Por ello, continuó en su respuesta, «el Gobierno de Aragón está pendiente de las conversaciones que hemos iniciado con la Junta de Castilla y León que tienen un contrato para la construcción, mantenimiento y explotación de la planta depuradora de aguas de Ólvega y Ágreda y yo tendré en los próximos días alguna reunión con los responsables de Castilla y León para ver si podemos atajar de una vez estos problemas entre dos comunidades autónomas.
Por su parte, la parlamentaria socialista apuntó que «quería poner sobre la mesa este problema que se ha detectado en el agua de similitudes parecidas al protozoo que padecimos en Tarazona que era la contaminación del agua, aunque en esta ocasión es verdad que tiene notables diferencias». Y es que subrayó, «en el caso del río Queiles hablamos del abastecimiento de agua para consumo humano pero en el caso del río Val el uso principal es para el riego de los terrenos agrícolas. Es verdad que son usos diferentes pero indirectamente acaban repercutiendo en la ciudadanía que hace que se haya generado esa alarma y esa inseguridad en el territorio».
Tal y como continuó Soria, «parece que el origen del problema se debe al mal funcionamiento de la depuradora de Ólvega y Ágreda, estaciones que ya acumulan sanciones y denuncias por motivos similares lo que hace pensar que procede llevar a cabo esa revisión y ese replanteamiento de las estaciones, de los procesos, de su capacidad... Se hizo una depuradora en 2008 pero sus dimensiones han cambiado en cuanto a la capacidad de los municipios, de los polígonos industriales y los convenios firmados para ampliar esa protección se quedan cortos. Además, se habla del proceso de actualización de esa depuradora que parece ser que está en fase de licitación. Hace unos días veíamos unas imágenes del pozo de las truchas, una de las cascadas turísticas que tenemos en esa zona, que ha pasado de tener unas aguas cristalinas a estar llenas de espuma y pestilentes. Las imágenes son bastante deplorables. Le pido que investiguen todas estas demandas porque hasta la fecha no tenemos ningún resultado final aprovechando para lanzar esa preocupación e inquietud que tenemos en la zona».