Heraldo-Diario de Soria

Sucesos

Búsqueda en Soria de una mujer de EEUU desaparecida en Madrid

La investigación localiza en las proximidades de Medinaceli al marido, detenido en Estados Unidos por los hechos. La pareja se encontraba en trámites de divorcio

Dispositivo policial ayer en Medinaceli (Soria).

Dispositivo policial ayer en Medinaceli (Soria).Montesegurofoto

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La Policía Nacional y el FBI buscaron ayer en las inmediaciones de Medinaceli (Soria) el cuerpo de la mujer estadounidense Ana María Kmezevich Henao que desapareció en Madrid el dos de febrero. Su marido ha sido detenido en EEUU hace unas semanas por la supuesta relación con los hechos, según confirmaron a Europa Press fuentes jurídicas.

Siete agentes del FBI llegaron a España el pasado miércoles, al parecer, tras la autorización del juzgado de Madrid, responsable de la investigación en España, para colaborar en la búsqueda de la desaparecida.

La investigación permanece abierta en distintos puntos de España y ayer se localizó en Soria, cerca de la A2, a la altura del kilómetro 150, una zona donde se conoce que el detenido realizó paradas en su coche en el transcurso de un viaje, en el que se sospecha que pudo deshacerse del cuerpo de la desaparecida. 

Un amplio dispositivo policial se desplegó ayer en las inmediaciones de Medinaceli para peinar el cauce del río Jalón, en las proximidades de los pequeños pueblos de Esteras de Medinaceli y Benamira, pedanías de Medinaceli, con el objetivo de encontrar también pistas o algún indicio relacionado con el suceso.

Los efectivos de la Policía Nacional y del FBI estuvieron apoyados por guías caninos y miembros del Grupo Especial de Operaciones (GEO) trabajaron a lo largo del día de ayer en la provincia de Soria, desde donde solicitaron información a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), órgano gestor de la cuenca del Jalón, río que nace a escasos metros donde ayer se buscaba a la ciudadana norteamericana, según informaron fuentes municipales. Los agentes del GEO se sumergieron en el río que en algunos de esos tramos no cuenta con especial profundidad.

El marido de la desaparecida David Kmezevich, de origen serbi, fue detenido el pasado 4 de mayo en el aeropuerto internacional de Miami (EEUU) por su presunta relación con el caso, gracias a la colaboración policial llevada a cabo durante estos meses por la Policía Nacional de España, la Agregaduría del Interior de Belgrado, el FBI de Florida y la Policía de Colombia.

La investigación para esclarecer la desaparición de Ana siempre se centró en este hombre del que se estaba separando y que ahora se encuentra detenido en EEUU. Los investigadores sospechan que su marido viajó en coche desde Belgrado a Madrid. 

Las cámaras de seguridad del edificio en el que residía Ana, a pesar de que estaban cegadas por un espray, registraron la entrada de un hombre que entró en el domicilio de la mujer y lo hizo ocultando su rostro con un casco. Posteriormente se le vio salir con una maleta de grandes dimensiones.

El operativo policial busca el cadáver de la mujer ,que se instaló en España el pasado mes de diciembre huyendo de «un duro y complicado» proceso de divorcio, en el que tuvo que pedir ayuda médica, según manifestaciones recogida entre personas próximas a la desaparecida recogidas por agencias.

SOS Desaparecidos

La búsqueda de Ana Knezevich se publicó en el portal web de la Asociación SOS Desaparecidos de España. En el mismo se alertaba que había desaparecido en Madrid el 2 de febrero y se adjuntaba una fotografía. La descripción facilitada era la de una mujer de 40 años, altura, 1,47 metros, peso 45 kilos, pelo castaño, largo y ondulado y el color de ojos castaño. 

Tiene doble nacionalidad, además de la norteamericana también es colombiana. Además se mencionaba que se trata de «una persona vulnerable con acento extranjero».

La Policía Nacional inició la búsqueda de la mujer desde la denuncia de su desaparición por parte de personas allegadas a la mujer, según confirmaron a este periódico fuentes de la Policía Nacional.

Los trabajos no se ha centrado solo en la provincia de Soria, también se han realizado en otros puntos de España, con el objetivo de encontrar pruebas y vestigios que permitan la localización de Ana Knezevich. «La investigación sigue abierta con múltiples vías», según recoge la Policía Nacional en su cuenta de la red social X.

Ana María llegó a Madrid en diciembre del año pasado, donde vivía una amiga de la infancia, y se instaló en un piso cuyo alquiler caducaba en marzo. Por ello, el día antes de la desaparición ambas estuvieron mirando una nueva vivienda. La última comunicación fehaciente de la desaparecida fue el 2 de febrero a las 11.30 horas comunicando a su amiga que no le había gustado el piso.

Según informaciones de agencia, su amiga le escribió ese mismo día, sin obtener respuesta, y también lo hizo el siguiente. Preocupada, le llamó por teléfono sin éxito. Era muy extraño que no le contestara porque el 5 de febrero tenían planeado viajar juntas a Barcelona para asistir a un evento y Ana María «estaba muy ilusionada con ello». De hecho, acudió en vano a la estación de Atocha ese por si acaso hubiera perdido el móvil, según informó Europa Press.

WhatsApp raros

Así las cosas, a las 13.00 horas del 3 de febrero tanto esta amiga como otra que vive en Europa y que iba a visitar en breve a Ana María a su casa de Madrid recibieron un mensaje idéntico en WhatsApp --la primera en español y la segunda en inglés-- provenientes del móvil de la desaparecida en los que les dice que «había conocido una persona maravillosa y que se había ido con ella a una casa de campo situada a dos horas de Madrid, pero que allí hay mala señal, por lo que ya contactarán con ellas cuando regresara».

Desde entonces sus amigos, familiares y allegados no han recibido ningún otro mensaje de ella. Además, tanto las destinatarias como la familia de Ana María no creen que lo escribiera ella, ya que no es su forma de hablar ni de escribir.

Alarmadas, la amiga española acudió al domicilio de la desaparecida, situada en la calle Francisco Silvela, en el madrileño distrito de Salamanca. 

Al no responder nadie a la puerta, llamó a los servicios de emergencias. Tras contarles lo ocurrido, los bomberos entraron al piso por una ventana y comprobaron que no había signos de violencia ni desorden, sino lo normal en estas estancias.

Eso sí, una vecina afirmó que había visto luz en la vivienda la madrugada del sábado 3 de febrero. Y que en ese fin de semana taparon con un espray negro la cámara del teléfono de la entrada y la de seguridad junto al ascensor. 

Ante todo ello, interpusieron una denuncia por su desaparición en la comisaría de la Policía Nacional. Pidieron a la Policía que geolocalizasen el móvil de Ana María, que ahora dejó de dar señal, para comprobar dónde fue la última vez que se conectó el terminal. Y accedieron a su vivienda, como así hicieron, encontraron restos de ADN.

Cámaras de seguridad 

También solicitaron que comprobaran las cámaras de seguridad del edificio en el que vivía y los alrededores. Este trabajo dio sus frutos, y averiguaron que un hombre extranjero compró espray y cinta adhesiva en una tienda cercana a la casa de la desaparecida.

Y en su mismo edificio, pese a intentar cegarlas, las cámaras de seguridad captaron a las 21:27 horas de ese día los ojos de un hombre con gran altura con un casco puesto entrando ese día en el edificio y saliendo casi una hora después con una maleta de grandes dimensiones, donde podría ir el cuerpo de la Ana María.

Los agentes del FBI viajaron a Serbia para acreditar que, pese a que Knezevich aseguró que nunca había viajado a Madrid, alquiló a finales de enero un Peugeot 308, que fue devuelto el 15 de marzo una luna tintada y matrícula cambiada. Había recorrido más de 7.500 kilómetros.

Dentro de la investigación también se incluye el testimonio de una empleada de la empresa del detenido, quien le habrá instado a que se hiciera pasar por Ana María para abrir una cuenta en el banco, facilitándole sus datos. La mujer se negó y se puso en contacto con las autoridades.

Móvil del presunto crimen

Tras todo ello, las pesquisas determinan que el móvil del presunto crimen, aunque podría tener algún componente pasional, está directamente relacionado con la repartición de bienes derivado del secuestro. Su matrimonio y negocios atesorarían una gran fortuna --unos 15 millones de euros-- y el marido quería una parte mayor, mientras que Ana María insistía en una división equitativa.

En este periodo, la familia y los amigos de Ana Kmezevich han movido tierra, mar y aire para buscar a la mujer que lleva cuatro meses desaparecida.

Además de la búsqueda a través de SOS Desaparecidos, la desaparición se ha divulgado a través de los medios de comunicación españoles y estadounidenses, así como de canales internacionales.

Además, ante la falta de noticias de Ana, a las dos semanas de su desaparición lanzaron un crowdfunding para contribuir a su búsqueda. La campaña tenía como objeto recaudar la financiación necesaria para contratar a un investigador privado para ampliar la búsqueda y esclarecer la desaparición.

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