Heraldo-Diario de Soria

QUINTA ESQUINA / JUAN JOSÉ CATALINA

«Después de ‘resucitar’ no creo en casi nada; sólo en el hombre»

Volvió de la laguna Estingia con las verdades absolutas justas. Un infarto le dejó el corazón pausado (como órgano) y cuatro dedos menos. Más que el reconocido sindicalista, hoy habla un hombre con ganas de vida.  

Juan José Catalina.-L.A.T.

Juan José Catalina.-L.A.T.

Publicado por
P. PÉREZ SOLER
Soria

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Pregunta.– Dígame lo último que ha descubierto de sí mismo.

Respuesta.– Una cosa que me decían y pensaba que podía ser una dilación. Ahora creo que es verdad: soy un luchador… y voy a seguir siéndolo, claro.

P.– Estuvo al otro lado más de un mes. ¿Qué pensaba cuando estaba muerto?  

R.– No pensaba, soñaba. Todo el rato que estuve muerto tenía sueños, cosas surrealistas y otras. Soñaba que cruzaba la laguna Estigia nadando, detrás de la barca de Caronte, y que en ese proceso a todo el mundo que veía le pedía algo para poder morirme. Me daban de todo, navajas, mazos… y acabé viviendo. Y encantado de estar vivo.

P.– ¿Cuándo descartó seguir así, amigo?

R.– El día que vi a mi mujer. Ella dice que son ensoñaciones mías pero no, estoy absolutamente seguro. Me espabilé diez días antes de salir de la UVI y cuando abrí los ojos vi la sonrisa de mi mujer. Ese hecho me ayudó a decidir vivir, que yo tenía que vivir y no podía seguir más tiempo así.

P.– ¿De esta convulsión se sale ileso, oiga?

R.– Supongo que no, que quedas bastante herido. Hay una cosa últimamente... me molesta mucho el dolor de los demás. No me gusta que la gente sufra. No creo que la vida sea sacrificio. La vida es vida, gozo.   

P.– Siempre luchando contra la derecha, ¿qué señal es estar sin dedos en la diestra?

R.– Toda la vida he estado luchando contra la derecha. Es lo peor que le ha podido pasar al mundo. Ahora al estar sin dedos en mi mano derecha pues supone lo mismo. Ya tenía polio en la pierna derecha y no oigo del oído derecho. El lado derecho para mi desgracia está bastante deteriorado, como en general la derecha. (Ríe).

P.– ¿Cómo es pintar sin ellos?

R.– Al principio lo que me costaba era sentarme a dibujar de una manera que no había hecho nunca. Y el problema estaba en la pregunta. ¿Voy a poder dibujar sin ellos?, ¿y qué pasa si no puedo? Pero no pasó nada porque dibujo igual. No tengo mayor dificultad. Me he acostumbrado a hacerlo con lo poco que tengo de dedos.

P.– Hábleme de la exposición que inaugura el día 22 en Valladolid (Fundación Segundo y Santiago Montes).

R.– Me llamó un compañero y me lo propuso. Tenía parte de obra, empecé a dibujar después de ese periodo de duelo de los dedos y ahora la exposición está en marcha.  Es un momento en que quiero que la gente vea mis dibujos, más que antes. Nunca he buscado un sentido economicista ni de profesionalizarme. Se lo dije a Isaac Macho y te lo digo a ti, soy un artesano del lapicero.   

P.– ¿En qué cree ahora después de resucitar?

R.– En casi nada. Creo en el hombre, esencialmente. Del hombre parte todo y  si algo hay del infierno verdad, está aquí en la tierra.

P.– A Luis García Montero le interesa creer en la resurrección. Eso dijo. ¿A usted?

R.– ¿¡Cómo no voy a creer en la resurrección?! Yo he resucitado y además de manera  bastante larga, porque  tardé 43 días y el que inventó esto hace muchos siglos tardó sólo tres. No, no creo en la resurrección. 

P.– Más de media entrevista y no hemos hablado de lo sindical.

R.– Yo antes era muy sindicalista, estaba enamorado de mi trabajo. Sigo siendo afiliado a las Comisiones Obreras, pero ahora estoy un poco desmotivado. Creo, es mi opinión, que todas estas apuestas por el diálogo social, el magnificar las reuniones de las altas esferas del capital con el sindicato va a romper la movilización. Y cuando se rompe la movilización se rompe la defensa del derecho. El trabajador no siente como suya la lucha y espera que alguien le solucione los problemas.  Si se cierra una fábrica, la gente se va a casa a echarle la culpa al Gobierno.

P.– ¿A cuál de sus mundos ha vuelto más pleno?

R.– Al personal, a mí mismo. Aunque no dejo de ser político porque sigo pensando que soy comunista y estoy orgulloso de serlo. 

P.– ¿Comunista de los de siempre o de ahora? Ya sabe, de los de Ministerio de Consumo.

R.– Soy comunista, comunista. No me gustaría lo que le dijeron el otro día a Pablo Iglesias, comunista moderno. Además soy comunista marxista, creo que la producción tienen que estar en manos de quien la produce. 

P.– Pescaba y pesca, tira y tiraba con arco, pintaba y pinta. ¿Cómo es el sexo en la tercera edad? Esta pregunta es suya.

R.– (Ríe). Es algo que le dije a mi mujer. No sé por qué he vuelto, igual para conocer el sexo en la tercera edad. Es otra forma, tan buena como pueda ser en la primera.  

P.– Déjenos una receta para ser feliz.

R.– Ser uno mismo y sobre todo quererse y querer a los demás. Una de las cosas más importantes que me ha pasado es que no me importa nada no tener. Solo quiero que me quieran. Solo quiero eso. Solo quiero que me quieran, no me importa nada más.

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