Heraldo-Diario de Soria

ENTREVISTA / JAVIER CHACOBO SORIA

«La persona de limpieza siempre ha sido la última de la oficina y de la casa»

En sus dos décadas de faena nunca imaginó que sería un guerrero del siglo XXI contra un virus, fregona en mano y con el orgullo de ser la tercera generación de una empresa de limpieza. Javier Reivindica el sector, su humanidad («la fregona no se mueve sola», dice) y valía: la mejor construcción no reluce hasta que no está limpia.

Javier Chacobo.- VALENTÍN GUISANDE

Javier Chacobo.- VALENTÍN GUISANDE

Publicado por
P. PÉREZ SOLER
Soria

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 Pregunta.– ¿Es el sector de la limpieza el único que no necesita reinventarse o también?

Respuesta.– No, no, también. Desde luego que sí. todas las cosas cambian y no es la misma forma de limpiar que hace 30 años cuando se fundó la empresa. (¿Pero el coronavirus no le habrá cambiado la manera de limpiar?). No, lo que pasa es que ahora se necesitan otro tipo de productos, que se supone que para eso están los expertos que, creemos, están ayudando a matar el bicho o, al menos, que no se propague más.

P.– De ser casi secundarios a esenciales.

R.– Creo que siempre hemos sido esenciales y a la vez no sé si muy valorados. Esperemos que ahora con esto que está pasando se nos valore más. Al final, tú puedes hacer una obra fantástica de arquitectura, donde se empleen materiales buenísimos, pero hasta que no está limpia, no se ve lo que ha querido hacer el arquitecto, el constructor...

P.– Nunca han dejado de ser esenciales, pero el recrudecimiento de los contagios los sitúa de nuevo en la necesidad.

R.– Bueno, quizá lo que se está haciendo es que la frecuencia de la limpieza sea mayor. Tanto en una comunidad de propietarios como en una fábrica, si tienes una frecuencia de tres veces a la semana o dos... ahora se está incrementando para hacer una limpieza más completa.

P.– Cuénteme, ¿por qué es usted limpiador y cuánto le ha subido el orgullo este año?

R.– A ver, yo soy limpiador, no te voy a decir de siempre, pero... La empresa la montó mi abuelo y luego siguió mi madre y ahora estoy yo. Lo has ido mamando un poco. ¿Orgullo? No, las cosas que se hacen se hacen desde la profesionalidad. Ahora nos toca combatir eso pero siempre,  cualquier reto de limpieza, al final, un poquito de orgullo. Antes no se limpiaba un cristal a 15 metros, ahora sí.

P.– ¿Cómo le planta cara al virus en la actitud diaria y al margen de Epis?

R.– Tratando de asimilar cuanto antes que esto hay que sobrellevarlo y lo tenemos que pasar, con normalidad y tranquilos, siguiendo los protocolos de higiene, las mascarillas, que no sabemos si es bueno, malo o va a traer consecuencias. Todos vamos a tener conciencia de unos hábitos de higiene más cotidianos, más repetitivos a lo largo del día.

P.– Dígame un truco o consejo de la limpieza que se nos pase por alto al ciudadano.

R.– Ahora quizá se está olvidando un poquito el tema de la higiene de manos. Se va más a los bares..., igual tocas cualquier cosa y no te vuelves a lavar. El continuo lavado de manos es fundamental. (¿Cuántas veces se las lava al día?) Nosotros las tenemos a remojo muchas horas.

P.– ¿Cómo es la cautela de un limpiador ante la pandemia?  

R.– Nosotros estamos todo el día de batalla. La cautela es continua. Vas a una comunidad e intentas coger las puertas en un punto que seguro no las ha cogido nadie... Cosas así, tocar donde seguro no ha tocado nadie. (Teniendo presente al virus constantemente). Eso es, te vas fijando en puntos de luz, manillas, barandillas... Sabes que la gente, sin querer, inconscientemente, va siempre al mismo punto a tocar. Y lo que procuras es tocar tú en otro punto distinto. 

P.– Empresas, instituciones, oficinas, domicilios, centros médicos, ¿qué lugares se han añadido a la lista?

R.– El sector abarca todo, no se ha incluido nada. Lo que sí se ha incrementado es la frecuencia en la limpieza.

P.– ¿Se ha aumentado también la unión del sector?

R.– Aquí en Soria siempre hay bastante respeto entre todas las empresas de limpieza. Casi todas nos conocemos y en los últimos años hemos procurado juntarnos al menos una vez al año para comentar cosas. Creo que no hay malicia entre las empresas de limpieza. La guerra viene por otros lados.

P.– Dígame uno.

R.– A lo mejor de los administradores de fincas. La guerra del precio, lo nuestro es una guerra inútil.. Somos el convenio más bajo que hay. Parece que todo el mundo sabe limpiar, con lo cual es algo que no se valora económicamente. Ni el producto que se compra, que cada vez es más caro, ni la maquinaria. Todo el mundo sabe limpiar y te quitan un presupuesto a lo mejor por diez euros, en vez de valorar el producto que estás usando o la seriedad en las frecuencias.

P.– ¿Cuál es su útil de guerra más necesario?

R.– Para mí es el mojador y la goma de los cristales.

P.– Cuénteme, ¿cómo es eso de ejecutar al virus con una bayeta y demás?

R.– Más que una bayeta al final es el producto lo que ejecuta al virus, que hay que dejar actuar. Luego puedes recoger, pero lo que mata es el tiempo de actuación del virucida.

P.– Cada día me encuentro con más personas obsesionadas con la limpieza. ¿Puede tener eso algo de malo?

R.– Todas las obsesiones son malas. Es lo que te decía antes. Al principio de la pandemia igual actuabas un poco con miedo pero no nos podíamos quedar en casa porque había que salir a limpiar. Cuanto más le plantes cara sin tenerle miedo, mejor.

P.– Usted dirige Limpiezas Rabal, ya por la tercera generación. ¿También se pone bata o sólo manda?

R.– Yo todos los días. El primero que va y el último que se va. Y con el mono. 

P.– ¿Qué nota saca en protocolo?

R.– Creo que buena nota. A partir del ocho.

P.– ¿Cuántas personas le han recordado en este tiempo lo necesario que es usted y el personal del sector de la limpieza?

R.– La verdad que varios de los clientes que tenemos, pero como te digo nunca ha sido un sector muy agradecido por los demás. Hay mucha gente que sí lo valora, pero otra no. El arquetipo de la persona de la limpieza siempre ha sido la última de la oficina y en una casa... Como lo quieras poner.

P.– ¿Las zonas más peligrosas?

R.– Eso nos lo han metido bien los medios de comunicación. Todo lo que son superficies de contacto y espacios cerrados, que hay que procurar no estar mucho en ellos, aunque sepas que la persona con la que estás se encuentra bien. Hay que ventilar mucho. Luego todo lo que son barandillas, manillas, en los coches, volantes, palancas, frenos...

P.– ¿Cómo se ha documentado sobre el virus para saber con qué atacarle mejor?

R.– A través de la gente que proporciona los virucidas, el material para eliminarlo.  Hablo de distribuidores de productos químicos de limpieza.

P.– Amén de la bola con antenas, ¿qué representación se hace del bicho?

R.– Lo veo más peligroso que todo eso. Lo veo invisible, no creo que tenga forma porque está más que demostrado que no sabemos todavía cómo se contagia, si por el aire, si por contacto... Es algo invisible que no hay que poner bola con antenas ni nada. 

P.– ¿Cuál es su mayor desafío?

R.– Que toda mi familia, y amigos, no pasen el virus. y a nivel laboral, que nos dejen trabajar y también que nos den un poquito de somos un sector que depende mucho del personal y cuesta mucho sacar adelante. Nos crujen a impuestos y a todo. No se si dan cuenta de que es un trabajo humano el que realizan las empresas de limpieza. Y no puedes tener robots por las comunidades y por los sitios. La fregona no se mueve sola.

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