ENTREVISTA / MÓNICA MACHÍN
«Somos parte de la cadena y, sin el técnico de emergencias, esta cadena se rompe»
Se la ve poco en su día a día laboral y menos aún (o nada) se la reconoce. Pero ahí está si hay que hacer una RCP, mantener una vía, subir al paciente a la ambulancia o bajarlo de un tercero. Eslabón de una cadena, imprescindible como el resto, no es sanitaria aunque pueda salvar una vida. Es técnico en emergencias sanitarias, se llama Mónica y como ella hay más de 100. Su base está en Almazán.
Pregunta.– ¿Con qué parte de su trabajo le gusta dialogar?
Respuesta.– Dependiendo de la situación. Algunas veces vienes muy satisfecha a la base después de terminar un aviso y otras veces, hundida...
P.– Lo psicológico tiene su peso, pero ustedes tienen que poner el cuerpo: subir y bajar sillas, camillas, personas...
R.– Lo físico juega un papel muy importante. Al final nuestro trabajo no se limita en llegar a un domicilio, recoger al paciente y que él se monte en la ambulancia solo. Es un desgaste físico continuo. Hay que mover camilla, silla de ruedas... Hay ocasiones en que en accidentes de tráfico se quedan en descampados, en tierra... y a esas personas hay que evacuarlas. ¿Cómo? A pulso. No queda otra.
P.– Sin técnicos en emergencias sanitarias, hay emergencias, pero no traslados...
R.– El técnico en emergencias sanitarias es una figura indispensable en el ámbito sanitario y en tiempos de coronavirus, más. Formamos parte de una cadena que sin nosotros, esa cadena se rompe.
P.– Dígame una señal inequívoca de esta importancia.
R.– Es que nuestro trabajo en emergencias sanitarias no se limita solo a conducir una ambulancia, a manejar una camilla o una silla de ruedas... Nosotros en muchas ocasiones somos la primera persona a la que se dirigen los afectados. Nuestra función, a parte de trasladar a los pacientes, es acompañales, asistirlos durante el traslado y proporcionar un viaje lo más agradable posible hasta el centro de referencia, el hospital o el que sea.
P.– Eso tiene que ser duro...
R.– Bueno, los técnicos en emergencias sanitarias tenemos carácter humano en cada intervención. nuestro conocimiento técnico, la práctica y la formación se quedaría cojo sin esa vocación de servicio. Tenemos una psicología especial, cercanía para afrontar cualquier emergencia y verla desde los ojos del propio afectados.
P.– Y pese a todo, ¿por qué se les ve tan poco?
R.– Creo que somos personal poco visible. Sí es verdad que cuando se nos ve con la ambulancia, 'ahí va el conductor, el camillero o la camillera'... No. Ahí va el técnico en emergencias sanitaria, personal preparado, personal que da una continuidad a su formación porque estamos continuamente formándonos. ¿Por qué no se nos ve? Pienso que sí se nos ve, pero la gente no tiene ese concepto de lo importantes o imprescindibles que somos. Vernos, sí, pero la gente no le da la importancia que tiene a nuestra profesión. Somos una cadena y sin nosotros la cadena se parte.
Pero no estamos integrados como sanitarios. Hacemos las veces de, trabajamos como, pero no estamos catalogados como sanitarios, ni tenemos el reconocimiento de nuestra categoría profesional: técnico en emergencias sanitarias. Al igual que en otras comunidades han dado una cuantía económica a estos gremios por el esfuerzo durante la pandemia, para mí la mejor gratificación sería que reconocieran nuestra categoría profesional.
P.– Eso pese a que en los momentos más duros, con centros de salud cerrados y consultas telemáticas, usted estaba en la calle...
R.– Nosotros en los meses más fuertes de la pandemia teníamos guardias de 24 horas, nos entraban avisos y teníamos que hacerlos todos, independientemente de que fueran domiciliarios, en vía pública, en residencias de la tercera edad... Gestionábamos todos los avisos y los desplazábamos desde los centros de salud de referencia hasta el hospital. Con y sin coronavirus. Los traslados de personas que empeoraban los hacíamos nosotros, más luego los avisos que ha habido siempre, porque eso ha seguido ahí.
P.– ¿Se molesta si el afectado le llama como enfermera?
R.-Bueno, ellos están catalogados como sanitarios y nosotros no. El técnico hace las veces o las funciones de..., pero no estamos dentro de esa categoría. Una enfermera puede administrar medicación y yo no.
P.– La enfermera puede hacer PCRs y usted... lo contrario: RCPs, que también salvan vidas.
R.– No tengo ninguna duda de que si hay una persona de que sabe hacer bien una RCP es un técnico en emergencias sanitarias. Precisamente porque estamos preparados y formados para ello.
P.– Trabajadora, madre, concejal en el Ayuntamiento de Almazán, ¿qué le desgasta?
R.– Ahora mismo la situación sanitaria que estamos viviendo. Creo que llevamos muchísimo tiempo detrás de mascarillas, de guantes y me gustaría que llegáramos a una normalidad cuanto antes mejor.
P.– Siento decirle que a corto plazo....
R.– No, a corto plazo no. Creo que será a largo plazo y que costará volver a la normalidad. Habrá hábitos que teníamos que no volverán. Y cuanto antes lo sepamos, mejor.
P.– Un momento para olvidar de su carrera profesional...
R.– Ninguno. Cualquier momento o experiencia te aporta, te enseña; indepedientemente de cada caso, unos duros, otros mejores, no borraría nada. De todos he aprendido.
P.– ¿Qué manual necesitamos en estos momentos?
R.– El de la responsabilidad. Que cada persona sea responsable de sus actos y cumpla requisitos y protocolos sanitarios. Lo más importante es la responsabilidad invidividual.
P.– ¿Lo más urgente en su vida?
R.-Vivir, disfrutar... Volver a viajar y a ver a mis amigos, a trabajar sin esa presión, sin ese desgaste, tranquila. Volver a salir sin miedo.
P.– Escenario domiciliario. ¿Qué es lo primero que le dice al afectado, en una situación casi desbordada?
R.– Cuando llego a un aviso y me encuentro con esa situación, lo primero que hago es hablar con el paciente, presentarme. 'Hola, soy Mónica. No se preocupe, le vamos a trasladar...' Le informamos de todos los pasos que vamos a dar con él. Si hay que sentarlo, bajarlo, si le tengo que colocar oxígeno. Intento tener empatía con el paciente, cercanía, para que no tenga miedo ni inseguridad, esté tranquilo y su viaje sea lo más ameno posible, dentro de la patología que pueda presentar.
P.– ¿Cómo se lleva con el resto de profesiones sanitarias?
R.– Muy bien. Tenemos una relación muy buena, tanto con el personal del centro de salud donde trabajo, aquí en Almazán, como en Santa Bárbara. Hay buena conexión.
P.– ¿Por qúe se hizo técnico en emergencias sanitarias?
R.– Por vocación. Me encanta mi trabajo, me encanta tratar con los pacientes, el rato que pasamos con ellos durante el trayecto... Creo que todos los técnicos en emergencias sanitarias que trabajamos en Nuevas Ambulas Soria trabajamos por vocación.
P.– El momento más duro en el último año.
R.– Lo más duro ha sido mirar a los ojos a la gente que traslado y cómo mira la familia a ese paciente que nosotros nos llevamos. La cara que se les queda sin saber si van a volver o no a verlo. Para mí eso es demoledor. No es lo mismo que te lo cuente que verlo. Cómo estás montando al paciente en la ambulancia y la familia sabe o puede intuir que quizá ese paciente no vuelva. Esa sensación es demoledora, para mí y para cualquiera.