Heraldo-Diario de Soria

ENTREVISTA / JOSÉ MARÍA MANCHADO

«Me preocupan más mis vacas que los políticos; ellas me producen más inquietudes»

En la semana de números y presupuestos, ponemos el foco en lo autóctono: la vaca serrana negra, la hierba que, vencido septiembre, empieza a ‘arrugar el morro’. Hablamos de despoblación, Internet, del campo, de la dureza de una raza que sigue en peligro de extinción, como algunos pueblos. Al frente de la Asociación de Criadores, Chema vive en uno con tres vecinos, entre ellos él a quien, como al resto de ganaderos, le tienen que cuadrar, sí o sí, las cuentas.

José María Manchado con un ejemplar de serrana negra.-MARIO TEJEDOR

José María Manchado con un ejemplar de serrana negra.-MARIO TEJEDOR

Publicado por
P. PÉREZ SOLER
Soria

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Pregunta.– ¿Más fructífero hablar de vacas, de despoblación o de presupuestos? A su elección.

Respuesta.-Me gusta hablar más de vacas, aunque también están ligadas al presupuesto y la despoblación. Al final tienes que estar aquí trabajando. Nosotros dependemos de los animales y ellos de nosotros. Tienes que atenderlos y estar pendiente. Necesitan de nuestros cuidados. Es una cadena. Yo te hablo de vacas; si las tengo es porque me gustan mucho. Amar esto es estar todos los días pendiente y que cada día te ilusione una cosa. Luego, claro, está ligado a que te compense económicamente. Te tienen que salir los números.

P.– ¿Qué le produce más ansiedad hablar del estado de sus vacas o los políticos?

R.– Ansiedad no es, pero preocupación sí. No en la misma medida. Mis animales me preocupan y en particular la raza que tengo, que es la serrana negra, porque tenemos pocos ejemplares. Y los políticos... Entrará uno y saldrá otro y te prometen y apuestan mucho, pero luego cuando están en los mandatos, a veces es un poco inviable sacar ciertas cosas adelante, aunque sí te las prometan. (No me está respondiendo). Me preocupan más mis vacas que los políticos, ellas me producen más inquietudes.

P.– ¿Por qué vive en un pueblo de tres habitantes?

R.– Nací en el 71, tengo 50 años y siempre me he criado aquí. Cuando era más joven no me gustaba estar en el pueblo los fines de semana, porque los amigos salían y demás. Pero ahora me gusta vivir aquí. Es libertad. Todo no es negativo en los pueblos, a veces me siento un privilegiado. Me he hecho a vivir en esta tranquilidad, sin tener mucha gente alrededor ni estar pendiente de otras cosas. Aquí de lo único que estás pendiente es de tus animales. Estas solo.

P.– Vamos, que de despoblación sabe un rato aunque no participe en ningún foro.

R.– No, no, no he estado. No me siento adecuado para poder dar una charla sobre ello. Hay gente más cualificada.

P.– ¿Tiene idea de cómo ganar vecinos en los pueblos?

R.– No. Ofrecer a alguien algo es complicado. No tengo razones para garantizarle a alguien que en el pueblo va a estar muy bien. Para venir en plan tranquilo, fenomenal. Es difícil traer gente a los pueblos. Luego hay pueblos y pueblos... 

P.– ¿Cómo llega la vaca a final de mes?

R.– A final de mes no puedes echar cuentas. Los animales que vendes, cobras cuando cobras. Hoy por hoy vas viviendo de ellos dignamente. A pesar de que las horas que metes y todo el sacrificio que haces no es recompensado, te deja para vivir dignamente.

P.– ¿Quién resiste más, las vacas o el dueño?

R.– La vaca serrana negra es muy resistente porque es un animal muy muy duro y el ganadero también tiene que ser duro y hacerse duro. Aunque como te he dicho antes, me siento privilegiado porque hay días que disfrutas mucho cuando sales en una buena mañana. Hay otros días que son duros, fríos, de nieve, de complicaciones, en los que los animales te necesitan todavía más. Aún así los animales resisten más, mil veces más y son más resistentes que el dueño. Indudablemente.

P.– ¿Cuánta política hay en una vaca?, ¿y cuánto papeleo?

R.– Desgraciadamente hay bastante más política de la que tendría que haber. Dependemos también de ayudas y al final las ayudas son política. La política va ligada a los animales y no tendría que ir. Y digo desgraciadamente porque tendría que ser que el animal fuese rentable por sí mismo, como era hace 80 años. Por eso esta raza tan particular tenía auge, porque era rentable para quien la tenía por las circunstancias para las que se utilizaba. Hoy por hoy no es así e interfiere mucho la política para que sea más rentable. Mucho. Más de lo que tendría que hacer falta.

Y mucha burocracia. Al final has tener conocimientos de informática, aunque todo va avanzando mucho.

P.– Me habla de informática, pero hemos perdido la conexión telefónica dos veces en diez minutos.

R.– Eso es otro hándicap que tenemos. Los políticos anuncian mucho que van a llevar Internet a todos los pueblos y a veces no es así. En estos pueblos tan pequeños (habla desde La Muela) faltaría algún repetidor más para que la conexión fuera mejor. Tenemos acceso a módulos ganaderos, pero si no te va Internet no puedes tirar de ella.

P.– ¿Contra qué se rebelaría?

R.– Me rebelaría un poco en cuanto a que te falta libertad, en cuanto a que estás muy controlado. En el sentido de que las administraciones te obligan a muchos trámites y papeleos, te exigen mucha burocracia para cobrar estas solicitudes. Ahora estamos teniendo problemas con el tema de pastos: desde los despachos tienen que verificar si una superficie de pastos vale o no vale para el animal y que puedas cobrar las ayudas. Demasiada burocracia cuando nos deberíamos centrar más en los animales en sí. 

P.– Bueno, ya lo hacen. Mire si se centran en los despachos que ahora un perro guarda rebaño creo que tendrá que jubilarse a los siete años. ¿A cuántos deberá usted abandonar el ganado?

R.– (Ríe) A nosotros creo que nos van a pedir otros cinco años para la jubilación.

P.– De todos modos, se queja de la excesiva burocracia pero ayudas no faltan.

R.– Sí, sí. Y son importantes. Pero algo no está funcionando bien a nivel global. Si un trabajo no es rentable por sí mismo, puedes tener una pequeña ayuda para ese impulso, pero no continuada. Y nosotros las tenemos continuadas y realmente es porque nos hacen falta. Si no estuvieran las ayudas, el sector primario y agrícola estaría muy complicado. Es complicado gestionar todo esto porque cada zona tiene sus dificultades. Lo hacen desde los despachos y no desde el terreno para verlo que hace falta.

P.– ¿Su devoción por este animal autóctono, la serrana negra, es crematística o sentimental?

R.– Tiene más de sentimental más que de económico. Cuando ves los animales y quieres que se recupere no miras el tema económico. Un 80% es sentimentalismo. Después sí, tienes que ver que lo que estás haciendo no te cueste que no tengas para comer. 

P.– Si no fuera ganadero, ¿a qué se dedicaría?

R.-No sé. Algo que fuera relacionado con el campo porque me gusta el campo.

P.– ¿Qué le desasosiega más, el hoy o el mañana?

R.– El mañana.

P.– Se le desprende cierto escepticismo. ¿Qué elementos necesita para ser feliz?

R.– No buscar la felicidad como algo que esté lejano. Contentarte con lo que haces y te guste, que las cosas a tu alrededor vayan lo mejor posible.

P.– Usted me dijo ayer que un pueblo lo que necesita son vacas.

R.– No sé si vacas en concreto, pero sí ganadería. Es indiscutible que la ganadería fija a la población en los pueblos. Eso es impepinable.

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