Heraldo-Diario de Soria

ENTREVISTA / DAVID GONZALO MILLÁN

«De lo único que se puede fiar uno es de la Justicia divina; la humana es falible y a veces da vaivenes»

Esquiva tentaciones el vicario como todo hijo de vecino y no rehúye batalla alguna: la falta de creatividad social y en la Iglesia; sobre la reina Letizia cuando no se persigna; la Justicia divina y la de casa... No regresa a su pueblo, Iruecha, para seguir creyendo, pero allí encuentra cada año un auténtico milagro -dice- el de la Soldadesca, la única guerra entre moros y cristianos de Castilla y León, Fiesta de Interés Turístico. Quien hace años representó al ángel y a un cristiano, retrata hoy la escenificación en un libro.

David Gonzalo con un cuadro de Iruecha y el libro que ha escrito.-MARIO TEJEDOR

David Gonzalo con un cuadro de Iruecha y el libro que ha escrito.-MARIO TEJEDOR

Publicado por
P. PÉREZ SOLER
Soria

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Pregunta.-¿Qué gravita sobre la Soldadesca?

Respuesta.-(Silencio). Pienso que lo que gravita es un sentimiento religioso muy fuerte, porque la Soldadesca es un acto que se ha hecho siempre en honor de la virgen de la Cabeza.  Es una expresión de la devoción, del cariño a la Virgen María, y en concreto en la advocación de la Virgen de la Cabeza. (¿Eso lo dice también el iruechano que no es sacerdote?). Eso lo dice también el iruechano que se ha vestido de cristiano o de moro y cualquiera de los oriundos y vecinos del pueblo. Es un sentimiento profundamente arraigado en el sentir del pueblo.

P.-¿Y sobre Iruecha?

R.-En este siglo XXI el panorama que se ofrece al pueblo no es excesivamente halagüeño. Ha crecido mucho durante el verano, el mes de agosto se llena, pero luego durante el año ha ido disminuyendo como otros muchos. No corre riesgo de desaparecer, pero ha disminuido en habitantes considerablemente.

P.-Oiga, que digo yo que para ser vicario judicial se necesita ser un hombre justo. ¿Cuánto lo es usted?

R.-Procuro serlo siempre, procuro ser siempre justo en todas mis actuaciones y en todos mis actos, en la manera de pensar y en la manera de actuar. Espero conseguirlo. Al menos la conciencia en ese sentido la tengo tranquila.

P.-Veo que viene con alzacuellos abierto. ¿Es por el mandato de Pedro Sánchez para el ahorro energético o por voluntad propia?

R.-(Ríe). Atribúyelo más al calor. He venido ahora  deprisa y en esta habitación hace calor y estoy sudando. No sé si por la entrevista también, aunque espero que no.

P.-Cuénteme, padre, ¿cómo va esto de la Justicia divina y la humana? Miro yo a un lado y a otro y le quedan a una pocas ganas.

R.-De lo único que se puede fiar uno es de la Justicia divina, en lo que puede creer. Dios es justo siempre. La Justicia humana es falible y está demostrado en la realidad social y política que estamos viviendo, en España y en el mundo. Una Justicia que a veces da vaivenes, de acuerdo a lo que nos interesa.

P.-¿Y eso no le hace creer menos en el hombre?

R.-Yo en el hombre creo. En el hombre hay muchas más cosas positivas que negativas, lo que pasa es que somos falibles y pecadores. Y evidentemente los fallos son muy considerables, pero siempre hay que creer en el hombre.

P.-

¿Por qué esta memoria de la Soldadesca, que es lo mismo que decir de Iruecha?

R.-

Viene sencillamente por el hecho de que hemos estado 33 años haciendo la Soldadesca, hemos parado dos años por la pandemia y me parecía que era un momento oportuno para animar a las nuevas generaciones a continuar con algo que es emblemático para Iruecha, y que ha sido fruto del esfuerzo, del entusiasmo de la imaginación, del trabajo, de la solidaridad... Me dolía creer que la gente después de dos años posiblemente se desinflase, se desanimase. Recordar todo eso para relanzar un poco el futuro.

P.- “Echar una mirada al pasado es necesario y puede ser útil”, dice. ¿Sí?

R.-Sí, sí, sí. Puede ayudarnos a evitar cometer los errores del pasado y a la vez viendo el camino realizado puede ser un acicate para ir hacia adelante, con ilusión y esperanza.

P.-Quizá sea mejor no perder de vista el hoy.

R.-En los presentes siempre hay motivos para el desánimo, siempre. Y hay momentos para volverse uno escéptico de las posibilidades de un futuro mejor. Pero hay que mirar fuerte en el presente para poder mirar con esperanza el futuro.

P.-Habla de un plus de esfuerzo en el recomenzar. ¿Cuál es el suyo?

R.-Cuando uno va cumpliendo años, las cosas cada vez cuestan más y hay que tener un plus de esfuerzo. Cuando uno es joven, se tiene más vitalidad, más entusiasmo, más fuerza y con los años uno entra más en la rutina diaria. Para romperla hay que tener un plus de esfuerzo.

P.-¿Casual o la vida misma este 33 aniversario de la recuperación de la Soldadesca?

R.-Casual, totalmente casual. Comenzamos en el 89 la primera representación. En 2019 fue la 31 edición y justo en el 21 hubiera hecho los 33 años. En este iniciaríamos un camino nuevo. Este año sería la 34.

P.-Se me parece usted como amante de lo numerologoía, pero no habla de la edad de Cristo.

R.-Es demasiado utópico. Era un poco para justificar por qué el 33.

P.-¿Qué nuevo comienzo hace falta en la provincia si hace falta alguno?

R.-En lo social nos falta ilusión para mirar al futuro. Y a veces también un poco de creatividad en todos los aspectos. Somos demasiado acomodaticios, nos acomodamos demasiado a la realidad y nos cuesta a veces arrancar y mirar, ser más emprendedores.

P.-Habla de creatividad. ¿También a la Iglesia?

R.-Sin duda, en todo. También en la iglesia.  En las pastorales nosotros también necesitamos creatividad en lo que nos toca. Si tenemos que llevar adelante la tarea del anuncio del Evangelio y demás, en cada tiempo y en cada lugar, hay que llevarla con los medios que uno tiene y también sabiendo afrontar los desafíos que el tiempo y las circunstancias nos presentan. Y para eso hace falta creatividad.

P.-Cuando arriba cada verano en Iruecha, ¿qué echa de menos?

R.-Tener cobertura de teléfono, que no tengo. Por una parte me viene muy bien, porque llego allí y parece que me salgo del mundo; pero por otro lado echas de menos unas mejores comunicaciones. Prácticamente no hay ningún servicio. Ten en cuenta que en noviembre prácticamente queda vacío y hasta abril o mayo no va llegando más gente.

P.-¿Por qué sí o no caemos en la incorrección política si hablamos de batalla entre moros (remarcamos la palabra) y cristianos?

R.-Pienso que no es ninguna incorrección. En el fondo es una realidad histórica que ha estado allí. Lo que nosotros representamos es una especie de obra de teatro que rememora un acontecimiento del pasado. De hecho, este tipo de representaciones ha estado presente en muchos pueblos, incluso en Hispanoamérica. Estuve en Perú en una misión dos meses y me sorprendió muchísimo que en el pueblo, en el segundo día de la fiesta, hacían también una representación de moros y cristianos. Incluso los textos son muy similares a los que nosotros representamos en Iruecha. Los trajes quizá son algo diferentes pero los textos no. Históricamente comenzó en el siglo XVI, la habían llevado los mercedarios y se hacía en honor de la virgen de la Merced. 

P.-La única de Castilla y León por cierto y además Fiesta de Interés Turístico la de Iruecha.

R.-Así es y no se debiera perder. El milagro de Iruecha es que se haya mantenido 33 años. Ten en cuenta que los jóvenes que están representándola ahora, cuando comenzamos no habían nacido o eran muy pequeños. El milagro ha sido que han pasado unas cuantas generaciones que se han ido integrando, enganchado y la fiesta ha podido continuar. El riesgo que tenemos es si estas generaciones son capaces de reengancharse, porque ahora quienes están haciendo la Soldadesca ni son de Iruecha, ni sus padres son de Iruecha. Son personas que viven en Valencia, Madrid, Zaragoza, Barcelona, Bilbao... y confluyen aquí.

P.-Ahora va y me dice que hizo de moro en sus tiempos jóvenes.

R.-No. Cuando hice Soldadesca, en el año 62 ó 63, hice de ángel antes de ir al Seminario. Era un chavalín. Luego ya no se volvió a hacer hasta los años 70, mis padres vivían en Madrid y yo estaba ya en la Universidad y entonces hice de cristiano. Después en el año 89 volvía a hacer de cristiano. De moro no. (Ríe).

P.-Los papeles de moro ¿se cubren antes o después que los de cristiano?

R.-Se cubren antes. Los chavales ahora quieren antes hacer de moros que de cristianos.

P.-

Lo último que le ha pedido a la Virgen de la Cabeza.

R.

-Que me mantuviera siempre en la alegría y la esperanza. Siempre. Tuve covid, no tengo ninguna secuela pero estuve ingresado y pedí eso. 

P.-Juro y prometo que no titularé con ello. ¿Qué le pareció que la reina Letizia no se santiguara en la Catedral de Santiago y se cubra cuando va a Marruecos?

R.-No sabría qué decir. Pero que no está bien, sencillamente. Si uno sabe estar en un sitio, contemporizar en un sitio poniéndose el velo, al menos que se cubran las medidas aquí..., que lo haga también... Estar a las duras y a las maduras.

P.-Creo que todos tenemos parecidas tentaciones. ¿Cuáles esquiva el vicario judicial y en cuáles cae?

R.-Procuro vencer todas las tentaciones que nos lleven hacia el mal. A mal pensar, a mal actuar.

P.-(A mí me vencen las que tienen que ver con el chocolate). Mujeres en la Soldadesca tampoco hace tanto. A este paso las necesitarán ustedes para predicar. Lo digo por la falta de vocaciones.

R.-Sin duda que también. En la diócesis ya tenemos mujeres que hacen celebraciones en espera de presbítero donde no puede ir el sacerdote. Y asiste alguna religiosa o alguna laica o catequista que está yendo, ya hace tiempo, no a celebrar misa porque no pueden, pero sí a hacer una celebración de la Palabra o a distrubuir la comunión. E Iruecha, curiosamente, es el primer pueblo de la provincia en que hubo una mujer que tenía la autorización para dar la comunión. Esto ocurría ya en el año 70. Fue cuando se quedó ya sin sacerdote y esta señora pidió al obispo la autorización y lo ha venido haciendo hasta que se jubiló. Fue la primera y ahora ya hay varias señoras en los pueblos, con autorización por parte del obispo. 

P.-¿Qué hay en Iruecha que no haya en otro pueblo de Soria?

R.-Una de las cosas características que a mí me llama la atención es la unidad y colaboración que existe entre todos los vecinos, un ambiente llamativo que es realmente espectacular. Lo administran vecinos del pueblo desde hace más de 40 años, las fiestas las pagamos a escote. No recibimos subvenciones a excepción de la que se da por la Soldadesca, pero cada vecino, cada casa que se abre en verano paga la cuota de fiestas. Luego la gente colabora en cada actividad que se hace y son muchas.  Si fuera por la gran colaboración de la gente, nada se podría hacer.

P.-Tómele el pulso a esta diócesis tan 'mayor'. No hablo de su existencia, sino de la edad media de sus miembros.

R.-Es una diócesis pequeña pero pienso que con muchas posibilidades. Al ser poca gente y mayor, las posibilidades que tiene son las que son, no hay más. Pero funciona bien y la gente es muy trabajadora, la gente que está implicada. No es una diócesis de grandes problemas, sencilla y en algunos aspectos modélica.

P.-Metafóricamente. ¿Ha hecho alguna vez de abogado del diablo?

R.-He hecho de abogado del diaglo en alguna época en que me tocó ser defensor del vínculo. Ahora soy vicario judicial, pero estuve de defensor del vínculo. En los tribunales está el juez que juzga, el defensor del vínculo es el que defiende el matrimonio cuando se presenta una causa de nulidad, quien tiene que poner todas las pegas, alegatos... No es lo que llaman abogado del diablo, pero es esto que te comento.

P.-¿Y qué pasa con quien abandona el Sacerdocio?, ¿se le perdona o no?

R.-El abandono del Sacerdocio es una cuestión muy personal. Si uno llega a abandonarlo, lo que suele hacer es solicitar la dispensa de la promesa del celibato; si la solicita, un pequeño proceso, se manda a Roma y si viene aprobado se le dispensa de la promesa del celibato y pierde el estado clerical. Entonces puede contraer matrimonio, pero no perderá nunca el Sacerdocio. Una cosa es el celibato y otra el sacramento del orden, que imprime carácter como el Bautismo o la Confirmación. 

P.-Dígame, ¿por qué es vicario judicial y no me diga que porque le eligió el obispo?

R.-Evidentemente porque hay que tener conocimiento de Derecho canónico. Yo estudié Derecho canónico, son estudios que se hacen en la facultad, igual que se hace una licenciatura en Teología o en Filosofía.

P.-¿Cuándo lo nombran obispo?

R.-(Ríe). Eso está fuera de lugar ya. Por mi edad ya, imposible, nunca. Tengo 70 años. Lo normal es que se nombre a un obispo desde los 50 en adelante, cuando uno está aún con mucha capacidad de trabajo.

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